jueves, 27 de diciembre de 2007

CONSPIRACIONES

Y hablando de la reina de Roma…

Hoy vamos a culminar una conspiración. Que además incluye otra, aunque sólo Josema, las dueñas de Denver Doll y yo lo sabemos…

Miguel, el marido de Elena, disfrutan maquillando kekos. Intentaron ponerse un negocio al respecto, pero él es demasiado perfeccionista, y perdía demasiado tiempo por un maquillaje de miserables 15 euros, así que no le valía la pena. En cierto modo lo entiendo, y le envidio. Yo me pulo un maquillaje en un par de horas, mientras veo la tele y encorvada en el sofá. Así me sale, claro, pero no tengo paciencia ni de dar todos los pasos que requiere la técnica (echar barniz primero, barnizar después de cada capa, hacerlo con buena luz en una buena mesa de trabajo, vaya, incluso mojar con agua los pinceles… ¿quién quiere agua con lo bien que va la saliva?). Tampoco cobro por ello, me maquillo mis muñecos y ya está. Excepto el pobre Ambar. No me hacía con él, y se lo pasé a Miguel para que lo maquillase él. Me arriesgué, y pasó lo que yo me temía: aunque es un maquillaje soberbio, me resulta demasiado femenino… ¿Y ahora que hago? ¿Lo retoco? ¿Le digo algo? Es un compromiso, y precisamente porque hay confianza y no me lo ha cobrado, es más difícil todavía.

El caso es que a mi me maquilló a Ambar. A Gema, le ha maquillado ya dos muñecos, y otro que vendrá. A Mabel y Damián le ha maquillado uno y detrás irán dos o tres más. Y no nos ha cobrado a nadie por su tiempo, un tiempo valiosísimo que podría estar perdiendo en otras cosas, incluyendo maquillar por dinero. Así que Damián, Mabel y Gema decidieron pagárselo comprándole una muñeca, tamaño tiny, de Elfdoll que a él le traía loco, la pequeña Bong Sun Wa, o, como él la llama, la China Fea

Me llamó Gema una tarde, sobreexcitada, preguntándome como funcionaba lo del Layaway. Me pilló de compras por el centro (el día en que mi prima Ana me había invitado a elegir con ella su traje de novia, debería hablar un día sobre eso), pero eso no calmó mi curiosidad. Me lo contó (se moría de ganas): habían visto que en Denver Doll Emporium quedaba una, y querían cogérsela antes de que se vendiera. Me ofrecí a ayudarles, y escribí a Paula, la dueña de la tienda, para decirle de que iba el tema.

Lo que al principio iba a ser Layaway (o sea, pago a plazos), se convirtió en pago al contado y a toda prisa. Querían dársela este domingo cuando nos viéramos, antes de Navidad. Yo dije que quería participar pero se negaron, porque “yo ya me maquillo a mis muñecos”. ¿Y qué? Quiero agradecerles lo de Ámbar, y ¿quién sabe si no les pediré ayuda en el futuro? Al final aceptaron que pusiera 30 euros.

A mi no me parecía suficiente, así que conspiración dentro de conspiración, le escribí a Paula y le dije que quería añadir por mi cuenta dos vestidos para la muñeca. Pero luego (inocentes) Damián me escribió diciéndome que iban a añadir uno de los dos vestidos que yo había elegido al pedido, y yo le dije “Vale, si me dejas pagarlo a mí”. Tras algunos dimes y diretes (al principio me querían timar y que pagase yo SOLO el vestido en vez de los 30 euros), les pagué 43 euros que creo que era el total vestido incluido. Y por debajo mano, le dije a Paula que añadiera el otro vestido y unos zapatos, con lo cual mi aportación monetaria es la misma (más o menos) que la de los otros tres.

Luego vino una espera tensa e histérica, en la que Mabel y Damián removieron Roma con Santiago, llamando a todas las oficinas de aduanas y correos del país, a la busca y captura del paquete que no salía en ningún sistema informático. Dadas las fechas navideñas, en vez de llegar el viernes como esperaban, llegó ayer a aduanas de Zaragoza, desde donde Damián se fue directo a recoger el paquete (en aduanas cualquier día nos ponen un cartel de gente indeseable). Anoche perfilamos el plan de entrega.

Cuando me llamó Gema para perfilarlo, le pregunté si habían comprobado el paquete, y me dijo toda ilusionada “¡Sí! ¡Hasta han metido un trajecito y unos zapatitos de regalo!”. Aquí insértese una sonrisa diabólica. Me sorprende que hayan sido tan ingenuos… Esta gente no suele regalar nunca nada, pero claro, ellos no lo saben. Aún no sé si decirles que fue obra mía, o dejarles en la ignorancia.

El caso es que esta tarde nos vamos a Huesca a darle la sorpresa a Miguel. Tenemos que ir tarde, porque tanto ellos como Mabel salen a las 7 de sus respectivos trabajos. Tuve que inventarme alguna excusa porque mi madre quería llevarse hoy a Leo al cine, y por supuesto, lo daba por hecho... No me apetece oirla contarme mil veces que tenga cuidado porque nos vamos a Huesca, así que oficialmente solo quedamos con los amigos, aquí en Zaragoza.

Pero en realidad a las 5,30 salimos de casa, recogemos las llaves de casa de Elena en su trabajo, les esperamos allí, y hacemos de avanzadilla para que cuando venga Miguel a casa ya estemos todos nosotros dentro, aterrorizando a los gatos y esperándole para darle la sorpresa.

No sé si nos lo perdonará en la vida.

Pero me divierto como una loca.

UN CUENTO DE PAPEL

Hoy he tenido un sueño sobre un cuento. Me he despertado sobre las cinco y quería aferrarlo y no olvidarlo, porque era un sueño perfecto. El cuento empezaba y terminaba, y tenía sentido. Pero luego me he vuelto a dormir, y he perdido fragmentos. Lo odio. He dicho muchas veces que adoro mis sueños, hasta he llegado a decir que me gustaría titular mis memorias “Vivir para soñar”. Los mundos que visito en mis sueños son únicos, y tan reales que no puedo evitar creer que existen realmente. Y sé que no soy la única en sentir algo así. El blog de mi amiga Elena tenía ayer cosas interesantes sobre los sueños, y su sueño de ayer le hizo comprar una muñeca de 350 dólares, no digo más.

Volviendo a mi sueño.

Mi sueño iba sobre un cuento. El cuento iba sobre un robot. Ese robot podía curar a la gente, pero alguien se aprovechaba de su don, y se llevaba todo el mérito de las curaciones. Creo que al final todo se arreglaba, pero es frustrante no recordarlo… Sé que tenía post-its puestos como marcapáginas en dos o tres hojas del libro, y que esos post-its estaban impregnados del don curativo del robot. Ojalá recordase más. Siento como si en cierto modo fuera importante.

O quizás siento envidia de Elena, y quiero soñar cosas importantes yo también.

miércoles, 26 de diciembre de 2007

EL REGALO DE YEP

Vale. Cometí una locura.

Josema (Yep, como le he llamado siempre en mi diario) comparte conmigo el gusto por las muñecas, y sobre todo, por las BJDs o muñecas de resina. Se contiene, por muchos motivos (a los chicos no deberían gustarles las muñecas, las BJDs son caras, no tenemos donde guardarlas, y mil cosas más), pero cuando salimos con la Cuchipandi muchas veces es él quien más las disfruta.

Así que esta Navidad me arriesgué. Como sé que le tiene loco la Shall (de DOD), y me sentía culpable por no haberla comprado en Hiroshima, y habernos llevado una E-An a cambio (que era la que me gustaba a mí), decidí comprarle al menos la cabeza, y puesto que Higashi estaba disponible, le pedí también la cabeza de Tender Shall, que no se puede comprar suelta (casi me salió más cara que comprando la muñeca entera, pero en fin…).

Aparte, en Octubre tuve la oportunidad de pillar en eBay una Aoi Tuki, una muñeca sobre la cual había hablado en Ryung-Soah Sue Lovejoy, de Australia, y que tiene la característica de tener un cuerpo mas bien regordete. Cuando se lo enseñé a Josema le gustó mucho, aunque había cosas que no le gustaban, y quizás si no hubiera salido en eBay, no la hubiera comprado, pero la ocasión la pintan calva, y la verdad es que no ha habido ninguna otra oportunidad, así que supongo que hice bien…

*Cuando supe que iba a llegar, me pegué dos días pendiente, porque Josema últimamente ha estado bastante tranquilo en el trabajo y estaba siempre en casa, pero al final tuve suerte (o relativamente) y la trajeron un sábado por la mañana cuando él aún estaba durmiendo. Así que baje corriendo y paré al cartero en el vestíbulo, y luego metí la caja en el portaequipajes del coche… La pobre muñeca se pegó una semana acompañándome al trabajo ya que no encontraba el momento de subirla a casa (incluso aproveché para verla dentro del coche).

Por supuesto, la tensión me ha tenido loca. Una parte de mí me decía que había cometido una locura. Que le regalaba a mi marido algo que me gustaba a mí, como la bola de bolos de Homer Simpson… Así que no sabía como se iba a tomar el regalo…

Finalmente, ayer por la tarde, Navidad, volvimos a casa. Sin Leo, que se había quedado a terminar una nave de Lego (y yo que me había dado tantas prisas en dejar los paquetes preparados bajo el árbol antes de salir, para darle la sorpresa…). En realidad, fue una buena idea de Josema, ya que como hay que arreglar la rueda pinchada de mi coche, me ofreció llevarme él al trabajo y luego irse por la mañana a arreglar la rueda… Diossss, solo de pensar en que no iba a perder una tarde arreglando la rueda, ¡¡¡¡ya me hizo la mujer más feliz del mundo!!!!, así que acepté.

Cuando llegamos a casa, estaba todo preparado para una Navidad infantil. “¿Qué hacemos?”, pregunté yo. “¿Abrimos los regalos o esperamos a Leo mañana?”. Tras un par de dudas, él dijo que quería abrir el suyo. No se lo esperaba, y de hecho, cuando vio cuáles eran sus paquetes (él pensaba que eran los más pequeños), se quedó completamente desconcertado. Pero nada más coger el paquete más pequeño, el que contenía las dos cabezas, notó al tacto las dos cajas cilíndricas y no necesitó más para imaginar que eran dos cabezas de muñecas, y que la caja grande contenía, al menos, el cuerpo. Eso le puso muy nervioso, y a mí, todavía más.

Pero la cosa salió bastante bien. Para empezar, se interesó muchísimo por la muñeca, hasta el punto que abandonó durante varias horas su plan inicial de instalar el sistema operativo de Mac que había sido su regalo en casa de mis padres. Aceptó las cabezas de Shall con mucha ilusión, aunque yo temía una mala respuesta, y aunque al principio la otra muñeca no le gustó nada, cuando le puso una cabeza de Shall en vez de la horrible cabeza original que tenía, la cosa empezó a cambiar.

Le cambió los pies, porque no le gustaban, pero acabó dejándole los originales. Se pegó un buen rato buscándole ropa, zapatos y peluca, y finalmente me pidió que maquillase la Shall (que venía sin maquillar) y dijo que se la llevaría el jueves para que el resto de la Cuchipandi diera su opinión*.

Aún no ha decidido del todo quedarse con ese cuerpo. Le he dicho que no sería difícil revenderlo (eso creo), pero por un lado le gusta, aunque por otro no… así que está en su fase Géminis… que creo que al final va a significar que se queda en casa…

Y desde luego, en ningún momento me hizo sentir que me había equivocado, o que le había hecho un regalo pensando en mí y no en él (lo cual no es cierto, ya que yo nunca me la habría comprado para mí, prefiero los chicos). Ni siquiera cuando al principio no le gustó.

Ahora sólo le falta un nombre, y quizás algo de blushing en la cara para que la resina de la cabeza pegue un poco más con el cuerpo, que es más amarillento. A mi ella me dice que se llama Emilia, pero esperaré a la decisión de Yep. Lo que sí es cierto es que ese cuerpo regordete queda muy bien con la carita redondeada de la Shall. Mejor que el cuerpo flacucho de DOD.

¡¡¡¡Y cómo me alegro de que le haya gustado!!!!

EL ESPÍRITU DE LA NAVIDAD


Uno de los blogs que uso de ejemplo, que me han animado a recuperar mi diario y que en cierto modo, están influenciando mi nuevo estilo de escritura (que creo es más ameno que mi método previo de contar en plan listín telefónico todo lo que me ha sucedido día por día) es el de mi amiga DeVice, miembro fundador de la Cuchipandi y con un estilo literario y una dedicación a su blog claramente envidiable.

Para los que no conozcais esta perla, aquí va un enlace:

http://blogs.ya.com/thelostboys/

DeVice, o Elena para los que la conocemos en la vida real, escribe prácticamente todos los días y si un día no leo algo nuevo en su blog, me siento como si me faltase algo. Reconozco que hay razones egoístas. Desde que creamos casi sin querer la Cuchipandi, que es como llamamos a nuestro grupo de 9 amigos embobados por las BJDs, en su blog salimos a menudo nosotros y nuestras anécdotas, así que como siempre, la razón de que me guste tiene su puntito egoista y egocéntrico. Otro pedacito de fama que guardar conmigo.

El caso es que me admiro a menudo de pensar como personas tan diferentes a nosotros como Elena y su marido Miguel pueden ser amigos tan tan importantes para nosotros, y por lo que puedo ver, viceversa… Cualquiera que nos viera alucinaría y pensaría que no tenemos nada en común (ellos son una pareja moderna, sin demasiadas ataduras, con una forma de vestir y actuar totalmente distinta a la nuestra, y desde luego, solo por el aspecto, cualquiera pensaría que somos como el aceite y el agua). Sin embargo, compartimos muchos gustos y hobbies, desde las muñecas y el rol hasta gustos literarios, autores favoritos, etc. Supongo que esa es la clave de que nos gustemos y nos queramos tanto.

Y veo que me estoy alejando del tema.

Porque lo que iba a ser una introducción al tema que da título a esta entrada se ha convertido en una loa (merecida) a dos grandes amigos.

Pero de lo que yo quería hablar es que ha sido una entrada de su blog lo que me ha impulsado a escribir esta.

Y es que ella da su opinión de la Navidad. Y su opinión no me sorprende, después de lo que la conozco, pero me hace reflexionar, de nuevo, en lo diferentes que somos…

Parece, de un tiempo a esta parte, que está de moda decir “La Navidad no me gusta”, “la Navidad es una maniobra comercial”, “La Navidad no significa nada”, y todo eso. Las revistas se llenan de cartas al editor sobre el tema, de editoriales varias (aún recuerdo una del “Mujer Hoy” que me sorprendió porque se atrevía a decir lo contrario, que la Navidad aún significa algo, y que debería haberme guardado), todas ellas intentando restar valor a estos días. Nuestros amigos Elena y Miguel son de esa cuerda, cosa que no me sorprende ya que tampoco dan valor a otras tradiciones (pero admiten que nuestras postales de Navidad les hicieron mucha ilusión, así que… algo hay), y nosotros lo respetamos, porque la clave de la convivencia, y sobre todo, de la amistad, está en el respeto mutuo. Pero, ya que ella da su opinión y sus razones en su blog, me ha apetecido dar mis razones y mi opinion en el mío. Sin animo de discutir ni nada parecido, solo para contar lo que yo siento realmente.

Ahora sí que sí.

El espíritu Navideño…

Luces que se encienden los días más oscuros del año. Llenar la casa de adornos, quizás un poco horteras, que me dicen que se avecina algo especial. Recibir cartas y postales de gente con la que no tienes contacto el resto del año, pero que te recuerda y lo demuestra en Navidad. Pegarme unas semanas rompiéndome la cabeza pensando en qué podría regalar a mis seres queridos que realmente les guste y vaya con su personalidad. Perder el tiempo buscando esos objetos en concreto y la alegría que da encontrarlos… Hace poco dijeron en la radio que el que regala siente más placer que el que recibe el regalo y aunque sea difícil de creer, en mi caso es así. Es un pequeño reto que me impongo todos los años y que disfruto casi más que nada. Luego está la emoción cuando les ves abrir los regalos, y la alegría, o la decepción de ver si has acertado o no…

Entiendo que haya gente que no lo disfrute, que lo vea como una maniobra comercial (como San Valentín) y que se sienta obligada a según qué cosas. Supongo que esa gente se ve forzada a regalar cosas a gente a la que no aprecia de verdad, se ve forzada a sonreír simplemente porque es Navidad y a gastarse un dinero que preferiría gastarse en otras cosas. Así que es comprensible que esa gente odie la Navidad, porque la hipocresía es dura.

También hay quien dice (tuve una conversación con el portero al respecto el día 24) que si te falta un ser querido las Navidades se hacen insoportables. Es posible. Pero como dice mi madre al respecto, unos vienen y otros se van, y si bien la falta de un abuelo o padre se hace muy cuesta arriba, la presencia de un niño cura todos los males. Aunque es posible que si el que faltase fuese el niño, no se pudiera levantar cabeza. Llamadme cobarde, después de lo del año pasado, no quiero ni pensarlo.

Yo tengo suerte.

Quiero a mi familia, aunque tenga mis más y mis menos con ellos, y reunirnos la Nochebuena para compartir una cena que mi madre hace con todo su cariño, y esconderme luego para poner los regalos frente a la chimenea sin que mi hijo se entere, y ver que cuando mi padre abre su regalo se pega horas y horas mirándolo para ver como funciona porque realmente le ha gustado, es uno de los momentos más hermosos del año para mí.

Todos los años, o casi todos, los nervios previos al día D, incluso al momento M, amenazan con empañarlo. Recuerdo claramente (aunque por suerte a los pocos días se me olvida) que me digo a menudo, sobre todo cuando Josema empieza a gritar porque se pone nervioso, “No conseguirás joderme las Navidades”. Supongo que eso dice mucho. Cuando me echan en cara el retraso (hace 17 años que mi proverbial puntualidad se fue al garete*), también hay unos instantes en que me siento mal.

Pero se pasan.

Y no solo a mí. El pasado 24, tras llegar tarde y comerme bronca por no haber traído pan (juro solemnemente que mi madre no me dijo que lo trajera, aunque ella diga que sí), tras venir de morro porque Josema había salido nervioso y gritándonos tanto a Leo como a mí, el propio Josema me hizo acompañarle a comprar pan a una gasolinera, y por el camino me apoyó y me animó como si de pronto se hubiera convertido en otra persona.

Y vuelvo a creer y disfrutar en la Navidad. Cuando Leo reconoce que sabe, en cierto modo, que los regalos de Papá Noel los compramos y ponemos nosotros frente a la chimenea, pero no puede evitar estar pendiente de la ventana entre las 11,30 y las 12. Cuando se encienden las luces del pueblecito en miniatura que Josema me regaló el año pasado, y me levanto por la mañana y siguen ahí, atenuándome el madrugón. Cuando las calles oscuras no lo parecen tanto porque todos los árboles están llenos de bombillitas. Cuando en el buzón descubro una tarjeta de alguien a quien creía desaparecido (y, ¡oh Dios mío, justo la única persona a la que no escribí este año!), y veo que hay quien piensa en mí, aunque yo no me acuerde de él...

Son muchas cosas. Entiendo a quien no le gusta la Navidad. Pero yo la adoro. Y espero seguir adorándola mucho tiempo. Y viviendo muchas más.

viernes, 21 de diciembre de 2007

MITOS QUE ENVEJECEN

Esta noche he tenido otro de esos sueños bizarros. Por algún motivo, coincidía en una especie de casa rural con dos famosillos. A uno lo reconocía en el acto, y curiosamente no recuerdo quién era. El otro me costaba reconocerlo, era un hombre ya mayor, aunque alto y atractivo, con una espesa melena entrecana. Alguien me soplaba “¡Es David Bowie!”, y entonces me daba cuenta, que realmente los años habían pasado por él, pero se le reconocía, y además, como los buenos vinos, incluso estaba mejor ahora que de joven.

Como de costumbre, el sueño tenía poco argumento, pero era agradable. Sobre todo porque era como si David hubiera sido un amigo re-encontrado, alguien con quien realmente hubiera tenido algún tipo de relación en el pasado, y vernos de nuevo era una alegría para ambos y reíamos y disfrutábamos recordando viejos tiempos.

¡Cómo me gustan estos sueños en que algún famoso al que admiro, aunque solo sea un poco, resulta ser un buen amigo!. Me siento bien, ni siquiera importante ni nada parecido, simplemente, a gusto, porque son gente que me gusta, y me alegra conocerles. Sin más. Una buena cura para el ego, supongo…

EL PEOR MOMENTO PARA UN PINCHAZO

Esto sí que me ha parecido digno de contar en mi blog, si lo tuviera. ¿Qué hay peor que pinchar una rueda del coche? Pinchar cuando ya es de noche y está oscuro (cosa fácil en diciembre). Y ¿peor aún?. Que encima llueva (cosa que ocurrió ayer por la tarde). ¿Peor todavía?

Venir de hacer la compra en el hipermercado y llevar el portaequipajes lleno.

Y es que ayer fue uno de esos días en que mejor no comprar un billete de lotería, no sea que me toque pagar el premio de los demás. Puesto que la casa ya andaba más o menos bajo mínimos, decidí escaparme a hacer la compra de la casa, esa compra que hago de vez en cuando a la salida del trabajo yo solita, y lleno el portamaletas de bebidas y comidas varias y otras cosas imprescindibles para el día a día del hogar. Casi nunca baja de 200 euros, y siempre, siempre me falta sitio en el portamaletas para llevarlo todo, así que alguna bolsa/garrafa/embalaje de papel higiénico se queda en el asiento trasero. Sé que es algo que deberíamos hacer en familia, pero ya me he acostumbrado a optimizar el tiempo y hacerlo a la salida del trabajo, así me da menos pereza salir, me ahorro perder un día de fin de semana y el mal humor que le ponen las compras a Josema, y con un poco de suerte hasta caen menos caprichos.

Además llevaba el paquete con el que iba a agradecerle a Higashi su regalo navideño, 8 kgs. de ropa de Mango (por cierto la XL de Mango debe estar pensada para la Pitufina, porque me quedé un jersey para mí y parece que haya encogido), dulces navideños, juguetes de Imaginarium, un perfume de Puig para su mujer Yuko y una billetera de piel de Adolfo Domínguez para él, y ya que había hueco, una botella de rosado Uncastellum, que a mi no me va el vino pero está bien dar a conocer productos patrios a los japoneses… Como en la oficina de correos del Gran Casa no cogen paquetes grandes, me fui directa a la oficina de Pablo Ruiz Picasso, pensando que aparcaría bien y cerca y acabaría pronto…

Craso error! Para empezar, tuve que aparcar en el aparcamiento de las casas de detrás. Ya me fui con un mal presentimiento… Dejaba cosas de la compra a la vista, y desde niña me han inculcado auténtico terror a dejar algo a la vista en el coche (terror que se acentuó cuando vi robar una cartera de un coche a plena luz del día y a la vista de más de 20 personas esperando a los niños a la salida de un instituto). Vale que era poco probable que nadie quisiera robar los rollos de papel higiénico, pero chico, hay gente para todo. En fin, a ver si había suerte y volvía prontito.

Otro error. Sólo tenía una persona delante de mí, pero por tercera vez consecutiva en estas fiestas (3 veces he ido a correos y las tres veces ha pasado lo mismo), no sé qué extraño papel estaban rellenando y qué extraño trámite estaban haciendo, el mismo en los tres casos, que les ha llevado más de 20 minutos. Encima me tocó el típico funcionario cansado de no trabajar (mira que pocas veces tengo quejas de los funcionarios de correos, pero es que este era de los pachorrones), a quien todo le venía mal y era incapaz de optimizar el tiempo.

Y para redondear la cosa, el envío del paquete me costó 99 euros del ala. ¡¡¡Ouch!!! ¡¡¡Casi me venía mejor comprar un billete y llevarlo en mano!!!! Vale que 8 kilos de paquete a Japón son muchos kilos, pero es que casi valía más el franqueo que el contenido. ¡No me extraña que me preguntase si quería enviarlo por avión o por barco!, pero claro, como le dije, ya sé que no llega para Navidad, pero al menos esperaba que les llegase antes de la Navidad del año que viene…

En fin, repuesta del susto, me vuelvo al coche, veo que no me han robado nada, salgo toda decidida hacia casa, y de camino llamo a Josema con el manos libres para que se vaya preparando, en casa voy a necesitar ayuda para recoger todo (tengo muchas ganas de llegar, en realidad he ido a comprar un poco a regañadientes y estoy harta de no haber parado por casa en toda la semana, ya que martes y miércoles Josema se puso algo fongonizo con ir a Taj Mahal a comprar vicio comiquero…) Y conforme hablo con él, me doy cuenta de que el coche hace un ruido raro. “Huy”, dice él, “A ver si vas a haber pinchado”. “Maldita la gracia que me haría, con el portamaletas lleno”, le digo yo, “pero cuelgo y lo compruebo, que este ruido me mosquea…”

Paro en un lado y me bajo. No es que haya pinchado. Es que la llanta de la rueda toca prácticamente el suelo. ¡Maldito presentimiento! ¡A ver si me han rajado la rueda del coche!!!!

Así que le vuelvo a llamar “Vale, dime donde estás y voy a ayudarte”.

Y mientras le espero, de noche, bajo la lluvia, voy vaciando el portamaletas y metiendo todo, a capón, en los asientos delanteros, y sorprendentemente, me lo tomo con cierto buen humor. Al menos, pienso, me servirá para hacer limpieza del portamaletas, que conforme saco las cosas veo que está repleto de chaquetas y chubasqueros, la mayoría, por cierto, de Josema. Luego intento ir adelantando trabajo, pero soy absolutamente incapaz de quitar el tapacubos (a hacer puñetas mi orgullo femenino!!! Pero es que estoy demasiado cansada y harta de todo para darle mucho valor, la verdad) y no quiero cargármelo. Así que preparo todo y espero, espero… espero….

Que curioso. Era una zona de mucho tráfico. Pero nadie, absolutamente nadie, paró a ayudarme o aunque sólo fuera, a preguntar si iba todo bien y si necesitaba ayuda. Ni siquiera la policía, y pasaron varios coches patrulla, al menos cinco de ellos, y alguno incluso varias veces, pero ni ellos se dignaron a bajar la ventanilla… ¡Qué tiempos aquellos en que pinche en la calle Dr. Cerrada y chavales que no tenían ni la menor idea de cambiar una rueda se desvivían por echarnos una mano, aunque fuera peor el remedio que la enfermedad….! Aaaah, aquellos 18 años….

Ayer incluso vi pasar a Fernando Laborda, quien se acercó, me dijo hola y al ver el panorama se escaqueó con un “Te ayudaría pero ya llego tarde”… ya veo, ya… Menos mal que mi príncipe azul venía al rescate, que si no, poco te escapabas de, al menos, ayudarme con el tapacubos…

Pero al final llegó Josema, y me ayudó, y volvimos a casa de noche y bajo la lluvia (casi me estrello contra un camión en la autopista), haciendo 20 kms. para evitar los atascos, agradeciendo que Leo esa tarde se quedase con los abuelos y sin ganas de mucho más.

Aunque luego cumplimos con la parroquia, y nos acercamos como habíamos quedado a casa de Teresa a verla y llevarle unos regalos a sus peques, y el sacrificio se vio recompensado ya que me sorprendió dándome un angelito artesanal que hacía años que le había pedido a su madre que me hiciera…

lunes, 10 de diciembre de 2007

RESACA POST-PUENTE


Lunes otra vez. Este fin de semana hemos tenido la V Aldea Inforolera – o quizás ahora debería llamarla Rolera a secas, ya que Inforol como foro hace un tiempo que pasó a mejor vida (podría hacer aquí una disertación sobre la levedad de la existencia de los foros, ya que últimamente casi todos tienden a morir de forma más o menos dramática, pero no es este el momento para ello), y el balance, como siempre, solo tiene un aspecto negativo: la escasez de horas de sueño. Este año creo que hemos batido un record, ya que en ediciones pasadas de la misma, solía acostarme sobre la 1 de la madrugada con la excusa de que Leo tenía que acostarse pronto, pero este año Leo ha sido más duro de pelar y dos de las tres noches nos acostabamos a las 3. Dado que (como en todas las Aldeas) nos alojábamos en un albergue, y el desayuno era a una hora determinada (las 9,30 – vale, no es demasiado, pero lo suficiente), eso ha dado un promedio de menos de 6 horas por noche… Demasiado poco pa mi body, qué quereis que os diga.

Supongo que antes de seguir, debería explicar un poco qué es esto de las Aldeas Roleras. Pongamos el modo “Sophia Petrilo” On y empecemos… Sicilia año… No, no es exactamente así – Foro Inforol (descanse en paz), 2005: Josema, mi medio naranjo, es un asiduo de dicho foro y me anuncia que van a hacer una especie de reunión-quedada en un albergue de Arija (Provincia de Burgos) para el puente de la Inmaculada Concepción, o sea, Diciembre de 2005. En fin, recuerdo que ese día acogí la noticia con poco entusiasmo. 4 valiosísimos días de fiesta (justo entonces que empezaba a tener trabajo estable) encerrada en un albergue con un grupo de roleros desconocidos. No digo que no me gustase la idea. Aunque yo personalmente tenía (y tengo) el rol algo abandonado, sigue gustándome la afición, además había otras actividades previstas como fiesta de disfraces, karaoke, etc. Para terminar, obligué literalmente a Josema a prometerme que haríamos alguna excursión a ver algo por los alrededores, y conseguí que fuesemos a ver el nacimiento del río Ebro, cercano a la localidad.

Pero a pesar de mis reticencias iniciales, aquel encuentro fue el inicio de algo mágico. Como le contaba ayer a 13 (nick de uno de los chavales que vino con nosotros y al que llevamos en nuestro coche hasta Zaragoza), cuando aquello terminó había habido tal comunión con los participantes, tal simpatía, había sido, en resumen, un encuentro tan maravilloso, que nos fuimos con una sensación de vacío en el corazón indescriptible. Y que hizo que repitiéramos la experiencia para el siguiente puente del 1 de Mayo, el siguiente puente de la Inmaculada, y la pasada Semana Santa.

Así que esta vez era la quinta que nos re-encontrábamos. En general, la mayoría éramos los mismos – algunos nuevos que se habían apuntado (y convertido en incondicionales) por el camino, y otros que se han perdido (y he de decir que yo personalmente no he echado de menos a alguno en concreto) o que desgraciadamente y por una vez no han podido venir (que es muy distinto al caso anterior)…

La cita era en Ojos Negros, provincia de Teruel (normalmente intentamos que cada vez sea en un sitio distinto, aunque en Semana Santa se repitió Arija), y esta ha sido la vez en que más turismo se ha hecho, imagino que porque no sólo de rol vive el hombre. Además como empieza a ser costumbre la gente ha creado videos para la ocasión, y a todos nos apasiona ver como nos dan vida famosillos gracias a un nuevo subtitulado de pelis, series o trailers en inglés. En este caso, fue una original visión de la serie “Perdidos”, en la que por supuesto, me supo a poco nuestra aparición (supongo que debería hacerme notar un poco más, no se puede pedir todo).

El momento glorioso fue, sin embargo, el siempre esperado “frikinvisible”, nuestra versión del “Amigo Invisible”, que todos los años es un reto a la imaginación para hacer un gran regalo con pocos euros, mucha dedicación y un poco de buena voluntad para intentar conocer mejor al destinatario. El primer año (Puente de Mayo, Ejea de los Caballeros), la creativa Ana (Miss Bennet) nos demostró que algo tan tonto como un montaje fotográfico podría subir el listón a límites inconcebibles, ser el regalo más envidiado, y encima, con poco dinero. En la pasada Semana Santa, me gustaría pensar que el regalo estrella fue el que Josema le hizo a una de las personas a las que más aprecia de las reuniones, Rafa (alias Bone) – aquí me tiro el pegote de ser yo la artífice del regalo en cuestión, ya que le vestimos un conejito de peluche de Usagi Yojimbo (personaje de comic al que el destinatario del regalo adora) y, modestia aparte, me quedó bastante bien. Aunque la figurita de HeroClix personalizada que recibió otro de los chicos o la cajita de Gurpspirina que este mismo chico le regaló a Josema tampoco estuvieron nada mal, la verdad…*

El caso es que este año como digo, subió el listón hasta límites insospechados. Para empezar, se combinó el Frikinvisible con una idea que había tenido Ana (la gran ausente, junto con su pareja Jon/Bandido, ya que esta vez no habían podido venir), que consistía (creo que lo he comentado en alguna entrada anterior) en que cada uno de nosotros elegía algún tema musical como “nuestra Banda Sonora”. Así que se decidió que cada vez que alguien fuese a recibir su regalo, sonaría su música; ese alguien saldría a la “palestra”, explicaría el porque de su música, y abriría su regalo, tras lo cual saldría el “perpetrador” del regalo a darle dos besos y todo eso…

La cosa empezó mal, porque la pobre Erierd (Lucía), un encanto y dulzura de muchacha, recibió de regalo solo unas libretillas cutres y nadie salió a dar la cara. Dicen que luego la vieron llorar en el lavabo. No sé si es verdad o no, y no sé si es para tanto o no, como digo, yo he tenido a veces regalos de llorar también, pero he sabido ser más hipócrita. Pero es cierto que luego ella había echado el resto con el regalo de su frikinvisible personal (Dios, sólo la caja donde venía todo me hacía los ojos chirivitas, ¡yo quiero una!), y puedo imaginar su decepción…

Leo tuvo suerte. Patxi le regaló su primer juego oficial de dados de rol. Un regalo muy lleno de significado, y que espero use muchos años. Su canción sorprendió a bastante gente (American Pie), y es que mi hijo tiene unos gustos musicales poco convencionales para su edad.

Yo tampoco me quejo. Para haber tenido como frikinvisible a alguien a quien solo he visto una vez, y fuera de la Aldea (Tecnocrata, amigo de la gente de Alicante, que venía por primera vez a la Aldea esta V edición), me sorprendió con una almohada con estampado casero. Nunca respondió a mi pregunta “¿Por qué una almohada?”, pero me hizo mucha ilusión el estampado, y la tengo en casa sobre el sillón, aunque me tienta tenerla en el coche para los viajes. De hecho, Leo me la robó en el viaje de vuelta.

Pero como digo, hubo un momento álgido, y lo protagonizó mi chicarrón, Josema. Su tema musical, para sorpresa de todos (incluida mía) fue el “Beyond the Sea”. El motivo, dio varios, que yo ya había leído por escrito, entre ellos que aparecía al final de dos grandes películas (Ford Fairlane y Buscando a Nemo), y que él solía utilizarla como BSO al final de una buena partida de Mutantes en la Sombra. Ya cuando empezó a decirlo se emocionó. Pero cuando dijo que era el tema que quería que sonase en su funeral, él se derrumbó, y muchos de nosotros (y yo no fui la única) también acabamos llorando a moco tendido. Fue un momento francamente hermoso.

Si a eso le sumamos que su frikinvisible fue Prometeo, una de las cabezas visibles de la Aldea y una persona que vale su peso en angulas, y que su regalo fue una película montada por él, sobre la película Aladdin de Disney, poniendo nuestras caras sobre los personajes (IMPRESIONANTE), el momento álgido, maravilloso, imborrable, estaba servido….

En comparación con esto, el resto de la Aldea quedó algo eclipsado, y es una pena ya que incluso sin ello, hubiera sido una gran Aldea. El primer día nos escapamos a ver las minas, dignas de ver de verdad. El segundo, por la mañana fuimos a Molina de Aragón a ver el castillo, y por la tarde me empeciné yo en irnos por nuestra cuenta a ver el castillo de Peracense, que me gustó todavía más (aunque Rastall se lesionó haciéndose una foto y eso causó morro de Yep, que llevaba un buen rato disfrutando y triscando a pesar del viento…). La comida fue mala, entre otras cosas porque creemos que el cocinero nos la guardaba por no dejarle dormir, y nos preparó cosas con aceite rancio, pero hubo concurso de postres que compensó el mal sabor de boca. Descubrimos el Juego del Año: el “Sí, Señor Oscuro”. Y cuando nos fuimos a dormir la última noche, después de la fiesta y el frikinvisible, Leo y yo vimos un ratón esconderse detrás del sofá y, cuando moví el sofá, pudimos verlo tranquilamente al pobre, con una pata en la pared y la otra en el respaldo del sofá, manteniendo el equilibrio, hasta que nos cansamos… Leo me dijo que quería llevárselo a casa pero yo le dije que no, que tenía que vivir en libertad. En realidad, le entiendo. Yo también me lo hubiera llevado. Fue el broche final a unos días maravillosos….

miércoles, 5 de diciembre de 2007

REPOSTERIA JAPONESA

Uno de esos sueños maravillosos, a los que te aferras todo el día y que incluye varios sentidos…

Volviamos a estar en Japón. Dios, ese viaje me ha marcado. Creo que me dejé un trocito de corazón por ahí. O quizás últimamente estoy más receptiva porque la verdad es que todo me parece maravilloso.

El caso es que entrábamos a una cafetería. Por fuera era como muy americana, muy tipo café de carretera de los de las películas, aunque supongo que estaba en un área comercial, que los japoneses viven la vida como un parque temático (y hacen bien, qué puñetas). Pero por dentro era más al estilo europeo, casi diría que italiana. Eso sí, la dueña era una adorable ancianita japonesa, que nos veía sentados a los tres gaijins (mis padres no estaban) y se desvivía por nosotros.

Y empezaba a sacarnos postres.

Yo flipaba. Desde el viaje a Japón me he vuelto adicta a la repostería japonesa, y muy especialmente al Mochi. Espero mochi en los paquetes de Higashi, pero nunca me lo manda. He pedido Mochi a una tienda de venta por internet, pero dicen que no pueden importarlo. Mi cerebro quería Mochi esa noche. Y tampoco lo tuve.

La señora nos sacó varias cosas, una especie de pastelitos pequeños como caramelos en un cuenco, gelatinas y macedonias… Y algo que parecía una crema con una bola de helado de chocolate. Yo la probaba… ¡puaj, que cosa más sosa! Era puré de patata, mondo y lirondo… Y entonces la señora me indicaba que removiera con la cuchara y lo mezclara con el helado de chocolate. Bueno, de algo hay que morir, pensé, e hice lo que me indicaba.

Placer de dioses, señores.

No sé si en la vida real funcionará la idea. Puré de patata con helado de chocolate. Me quedé todo el día obsesionada con probarlo. Al fin y al cabo, el mazapán también lleva puré, ¿no?. Se lo conté a Josema, y creo que él también siente curiosidad.

Nunca se sabe. Definitivamente, tengo que probarlo….

jueves, 29 de noviembre de 2007

SOÑANDO CON LARA CROFT

Pues eso… El sueño de hoy ha sido otro de esos sueños intensos en los que una no se quiere despertar. Y ha sido gracioso por los giros argumentales. Empezaba como una partida de la PS2 a un juego cualquiera de Lara Croft. Supongo que era Leo el que jugaba y yo lo veía como una película porque a pesar de la acción era relajante. Y además, quien quiera que jugase se lo sabía de memoria porque no cometía ni un error.

El problema era que al final de la fase, Lara montaba una especie de bomba atómica precolombina metiendo unas bonitas esferas brillantes en un dispositivo que había en unas ruinas en lo alto de una montaña. La bomba explotaba, ella esquivaba la explosión poniéndose a cubierto, y como si nada… Y eso hasta en sueños me chirriaba, porque la explosión, os lo aseguro, era de órdago. Así que mi subconsciente decidía recapitular… y hacíamos un replay de la escena – esta vez, Lara llevaba un traje anti-radiación…

No sé, debía decir mi cerebro… La cosa sigue sin cuajar. Que hablamos de una bomba atómica, leñe, no de un cartucho de dinamita de los del coyote… Así que replay otra vez!!. Esta vez vamos a hacer las cosas bien, y como los Aztecas, los Incas o quienes fueran eran muy listos (por eso se me hace tan extraño que un grupo de brutos españoles los exterminásemos, pero en fin), al ladito de la bomba hay un refugio nuclear en el que le da tiempo a refugiarse a nuestra Lara antes de que la bomba estalle. Esta vez sí, mi cerebro da su beneplácito, y la partida (o el sueño) puede continuar.

Lara se apoltrona en el refugio. Qué ha conseguido con la explosión, no lo sé, la partida estaba empezada, pero al poco aparece uno de sus amiguetes, un bombón despeinado al estilo del que salía en la segunda parte de la peli (Espartaaaaa!) y le dice que ha venido a buscarla con la moto para bajarla al campamento base, que se ha abierto camino a un valle perdido con dinosaurios y tal (ahhhh, para eso sería la bomba pues, qué listos estos precolombinos).

Y a mitad de camino el sueño cambia de golpe y ya no son Lara y su noviete, sino Leo y yo los que vamos a un rudimentario campamento en dicho valle, y ya no vamos en moto sino en Jeep y bien pertrechados… No parece haber peligro inminente de T-Rex o velocirraptores psicópatas, pero yo veo como en el mismo camino de tierra por el que va el jeep una pareja de carnotauros o giganotosaurios, tamaño perro grande y sospechosamente “plasticosos” (vamos, sacados claramente de la imagen mental de los dinosaurios de juguete de Leo) se descuartizan mutuamente rodando por el barro; y cuando llegamos al claro entre arbustos donde nos espera mi madre, eso está cuajado de dinosaurios en miniatura, tamaño casi de insecto (como mucho 1,5 cms. de largo, sin exagerar), mansos y encantadores, que se pasean por mi mano si los cojo como una mariquita, y que también tienen un extraño tacto y aspecto como de juguete, pese a que no hay duda de que están vivos. Es como un paraíso. En mitad del claro, incluso hay un nido con dos cardenales, esos preciosos pájaros negros y rojos, bueno el macho, la hembra es de colores más claros, y ahí están los dos, en su nido, mientras pululamos a su alrededor, como si nada, y mi madre me los enseña orgullosa, ¿has visto qué bonitos?

Pero algo no me cuadra. Como en las pelis cuando dejan de cantar los pájaros, aquí también hay algo extraño. El cardenal macho está quieto. Vivo pero quieto, y su ojo izquierdo, el que veo desde donde estoy, está legañoso y pitañoso… Ese animal está enfermo, muy enfermo… Me da muy mala espina… (y el plano del ojo purulento y asqueroso se va agrandando en mi mente, que mis sueños son muy cinematográficos…)…

Cuando en ese punto, suena el despertador y me arranca literalmente de ese paraíso onírico. ¡Mierda, otra vez a trabajar! ¡Prefería quedarme a averiguar porque tenía el cardenal el ojo pitañoso!

lunes, 26 de noviembre de 2007

REFLEXIONES DE LUNES

Odio los lunes. Da igual que me acueste pronto o tarde, me levanto muerta de sueño. Hoy he dormido como un auténtico tronco, me acosté antes de las 12 (o sea, que he dormido más de 7 horas) y aunque a las 6 he oido la señal horaria de mi reloj y me ha despertado, con las mismas me he dado media vuelta y me he quedado seca. Como dice Josema, a los 5 minutos ha sonado el despertador de verdad. En realidad ha pasado una hora, pero yo ni me he enterado. Y es que encima estaba soñando que Featherfall (una tienda online canadiense que lleva Uneide/Apis, una chica sudamericana encantadora) hacía una oferta y vendía los Pipos Curo, un muñequito de 25 cms. que es un conejito adorable, a 150 dolares durante una hora!!! El muñeco en cuestión vale 310, así que la oferta era cojonuda, y yo me veía hablando en persona con ella (como si ella estuviera estudiando aquí en España) y preguntándole a que hora, hora española, era el evento “A las 6 de la mañana”, me decía, y cómo podía participar porque no me lo perdía. A pesar de los muchos gastos en kekos que llevo, y es que una oferta así, era un crimen perdérsela.

Por eso me ha sabido a cuernos despertarme.

El pobre Josema, por su parte, dice que ha dormido fatal esta noche. Casi todas las mañanas dice lo mismo, ya que cuando Leo duerme con nosotros (y lo hace siempre que está en casa) no le deja dormir. Pero hoy estábamos solos así que he llegado a la conclusión de que el pobre no tiene remedio, tiene el sueño ligero, problemas de asma, y duerme fatal. Ay, qué pobre…

Luego mi segundo momento favorito del día – de camino al trabajo. Hoy parece que habían soltado a todos los psicópatas, tortugos y despistados del día por mi camino. La de semáforos en rojo que me he comido por tener dormido al de delante o porque el autobús de turno ha parado sin avisar. Llego hartita de coche, de verdad.

Eso sí, hoy en la radio, en el programa de “No somos nadie”, han pedido en SMS frases que le levanten a uno el ánimo. La verdad es que nunca me paro a enviarles nada, primero porque desde el coche no puedo, pero además es que paso de pagar 60 ctms. por el mensajito; pero siempre pienso en qué mensaje les mandaría. Y hoy he pensado que a mí, frases, ninguna. Pero una sonrisa de mi niño, de mi Leo, me llena de energía para una semana… Y es que el chico es el centro de mi universo, lo más maravilloso que me ha pasado en la vida, aunque suene a topicazo, y a veces me parece que tanto amor es antinatural, que tiene que ser algo químico u hormonal porque no hay razón lógica que lo explique. Pero me da lo mismo. Ayer nos sorprendió cuando, al intentar explicarle en el coche las teorías del color (colores básicos, colores complementarios, la diferencia entre la luz y la tinta, etc), voy y le añado “Además de eso están los colores de la tele en color, que son diferentes” Y me dice todo serio “si, el rojo, el verde y el azul, lo vi en el canal Historia el otro día”.

Y que orgullosa me sentí, Dios mío! Como cuando juega y tararea “Eye of The Tiger”, “Escuela de Calor”, “American Pie” u otras canciones que no tienen nada que ver con lo que escuchan los niños de su edad. O como cuando sale llorando del colegio, como el viernes, y yo me siento a su lado, y hablamos, y con un poco de conversación y un abrazo se nos pasa todo.

Así se explica que el año pasado, cuando casi le perdemos por una meningitis, yo sintiera que me desgarraban el alma. Supongo que eso explica también porqué mi madre cada día está más histérica, pero vamos, se pasa muy mucho. Ahora está empeñada (bueno están empeñados los dos, en plan “folie a deux”) en que el niño tiene apneas del sueño. Cosa que con mi capacidad para dormir como un tronco, no puedo confirmar. Pero que no me acabo de creer, la verdad. Aunque al final, claro, te meten miedo, y voy a tener que poner un vídeo o algo para confirmarlo….

sábado, 24 de noviembre de 2007

COSAS QUE NO ENTIENDO

Que son muchas… Pero principalmente no entiendo que la gente sea tan estúpida y tan insolidaria. Hay una cosa en mi casa que me revienta especialmente. Mucho. Me pone de malhumor durante un buen rato. Y es que la gente utilice el ascensor que baja al garaje (el único medio de acceso al mismo, ya que no hay escaleras que conduzcan allí) para subir o bajar a la planta calle, habiendo otro ascensor disponible, que no baja al garaje, y que se pasa la vida muerto de risa sin que nadie lo utilice.

Pero la gente lo sigue haciendo. Y ya era molesto con los ascensores antiguos, en que si alguien lo cogía, marcaba como “ocupado” y ya no quedaba libre hasta que no terminaba el trayecto. Pero entonces tenías la bendición de la ignorancia, chico, y como solo podías imaginarte a dónde iba el ascensor, no te podías enfadar de verdad.

Ahora los ascensores funcionan al estilo Hotel u hospital. Esto es, paran en todos los pisos en los que marcas. Si eres tan cenutrio (como la gente en los hospitales) para marcar los dos ascensores a la vez, o marcar tanto a la tecla de subir como a la de bajar, paran las dos veces. Y por supuesto, aunque tú lo llames primero, si lo llama alguien más y le pilla de paso, te toca compartir el ascensor – cosa incómoda en ascensores pequeñitos de vivienda, la verdad, aunque reconozco que ahorra tiempo.

Y te permite conocer al enemigo.

El otro día el candidato al premio de subnormal del día fue un chaval joven, que cogió el ascensor en el 4º o 5º piso, y que tras recogerme a mí en el primero, se bajó en la planta baja. Qué triste, yo 4 pisos no los subo, pero los bajo andando sin dudar.

Pero es que el de hoy se ha ganado el premio no del día sino del año. Aparte de hacer una maniobra similar, cuando ha parado el ascensor en el primero para recogerme a mí, se ha empeñado en bajarse. La gente con un coeficiente intelectual de dos cifras suele enterarse solo al abrir la puerta y ver que está en un rellano de la escalera y no en el recibidor, pero incluso en caso de despiste, si la persona en la puerta te dice “Estamos en el primero”, lo normal es reaccionar. Éste seguía, empeñado en bajar y empujándome (debería haberle dejado, la verdad), así que le tuve que insistir varias veces “¡¡¡Que no es la planta baja, que es el primer piso, que ha parado para subir yo!!!”, hasta que la información se ha arrastrado trabajosamente al interior de su estrecho cerebro.

Pobre hombre. Imagino que lo tenía quemado de tanto fumar. A las 7,30 de la mañana y ya iba con el cigarrillo en el ascensor (si no le da para leer la planta, por supuesto tampoco para leer los carteles que prohiben fumar en los ascensores, aparte que los psicópatas maleducados de turno ya los han arrancado, como si quitarlos quitara también la ley que lo prohibe – pero bueno, algún día escribiré sobre los fumadores en general y su mala educación). A menos que al verme subir se haya puesto muy nervioso precisamente por el hecho de ser fumador y quisiera bajarse a toda costa, que todo puede ser. Bueno, a lo mejor así coge el otro ascensor a partir de ahora.

Que no sé lo que le costaba esperarse dos minutos y encender el cigarrillo en la calle, la verdad, que fumar en un espacio de menos de 1 metro cuadrado es de masoquistas.

MARTITA

Martita…. Martita es como de la familia. Como un pariente un tanto indeseable que siempre da que hablar, pero que tienes que soportar porque no puedes deshacerte de él… Solo que no es un familiar…

Martita es la inspectora de Aduanas de la Aduana postal de Zaragoza.

No hay nada peor que saber el nombre de la gente, porque entonces personalizas, y de pronto, se convierte en alguien familiar.

El apellido de Marta lo tengo en algún sitio, en algún correo más o menos amistoso que me ha mandado, pero dado el número de veces que nuestros envíos han chocado con ella, al final la hemos rebautizado simplemente como Martita. Cariñosamente, por increíble que parezca. Porque al menos yo, soy consciente de que aunque odie profundamente que me retenga los paquetes de correos, la verdad es que solo cumple con su trabajo. Como dice Alba, tenemos la mala suerte de tener un funcionario eficiente…

Yo la he visto un par de veces, y en este momento soy completamente incapaz de describirla. Pero como el subconsciente es como es, esta noche he soñado con ella. Ni siquiera puedo asegurar que la chica de mi sueño fuera igual que la Martita original, pero en mi sueño, era ella. Como estoy esperando el paquete de DoD (que espero que no sea muy grande) y seguramente hoy recibiré, o bien el paquete, o bien la temible carta amarilla, hoy en mi sueño por algún motivo me encontraba con ella en persona, y le preguntaba por mi paquete, ya que en dos semanas me ha retenido dos. Ella me decía que ya estaban hechos los papeles y enviada la carta, porque también lo había retenido, y que además no se podía volver atrás, y yo ya me derrumbaba y me echaba a llorar, y le preguntaba que qué tenía ella contra mí, si yo siempre había dado pocos problemas, que no era justo que hubiera ciudades en las que no retuvieran absolutamente nada, y que entendía que me retuviera algunas cosas pero que todo ya me parecía manía persecutoria, y que no era por pagar, sino por el retraso en tres días, y le contaba con pelos y señales como se desarrollaba el retraso… En fin, un drama que a mi misma me parecía patético incluso aunque lo montase yo, aunque no podía evitarlo, pero que al parecer surtía efecto, se le ablandaba la cara y con una sonrisa me decía que fuera con ella y que haría lo que pudiese. Por supuesto, en ese agradable momento del sueño me desperté (mierda), y aunque no era hora de levantarse, y me volví a dormir, pues el resto de los sueños (en uno de los cuales me veía casada con un compañero de trabajo que la verdad, ni por el físico ni por el carácter, pero curiosamente en el sueño me decía a mi misma que parecía increíble que estuviera tan a gusto con él – puaj -, y en la puerta de enfrente vivía Teresa con sus dos críos…) no tenían tanta chicha.

Y un pequeño comentario medio relacionado, más que nada porque habla de BJDs… Hoy mi compañera de trabajo Arantxa ha sacado la cartera, y me ha parecido ver en ella una foto familiar así que le he dicho que me la enseñara y ¡sí! Tenía impresa (la cartera) dos fotos de Superdollfies, ¡qué gracioso! Ella por supuesto ni sabía lo que eran pero a mí me ha hecho una ilusión de lo más tontuna que diría nuestra amiga Elena…

CHIQUILLADAS - O HASTA LOS MISMÍSIMOS DEL TRABAJO

Hablaba el otro día de gente inmadura que se monta películas y se enfada contigo sin motivo. La verdad es que es una actitud estúpida e infantil que creía solo se daba entre gente estúpida e infantil. Y, bueno, supongo que ser todo un señor facultativo con años de trabajo en un hospital no impide que seas estúpido e infantil… pero te sorprende…

No niego que llevo unos días bastante malos en el trabajo. Desde que me han “endilgado” la responsabilidad de gestionar todas las camas del hospital, me como broncas sin sentido dia sí y día también, no puedo cantearme del despacho hasta las 3 y pico de la tarde, acabo de los nervios por el teléfono, y eso sí, me voy siempre a casa con el Sudoku bien hecho y la conciencia tranquila.

Claro que luego llego al día siguiente, alguien ha destorotado todo y me como la bronca de los de siempre, los que no tienen nada mejor que hacer al punto de la mañana que bajar a tocarme las narices (a mí y a medio hospital, que todos les conocen), porque supongo que si no, en su supermegapedestal de medicosdelahostiayosoyDiosporquesalvovidasytueresunamierdecilla, no se sienten realizados. Que me conozco a los de su calaña, y son precisamente los que me hacen avergonzarme de mi profesión.

En fin. Esos los tengo fichados, y la solución es capear el temporal, ignorarlos, y últimamente relajarme destruyendo documentación sensible caducada en la destructora de papel – actividad por cierto que recomiendo a cualquiera cuando esté quemado en su trabajo: es tranquila, relajante, y, bueno, lo que pase por tu mente mientras destruyes el papel puede no tener precio J

Así que el chaparrón de hoy más o menos se me ha pasado.

Lo que intento entender es la chiquillada, porque eso sí que ha sido una chiquillada, de ayer. Veamos. Entre mis cometidos está tomar nota de los ingresos procedentes de urgencias tal y como me los transmite la administrativa que los atiende, a la cual se los transmiten por su parte los médicos de urgencias por medio de un impreso que desarrollamos en Admisión llamado Orden de Ingreso, en el que, siguiendo mi filosofía de preparar las cosas para que las entienda el más tonto (de ahí para arriba, mejor que sobre intelecto que no que falte, digo yo), la especialidad, y por tanto la planta de hospitalización de la que va a depender el paciente, viene como un cuadro de múltiple elección para que no tengan ni que pensar ni que escribir (esto último es muy importante tratándose de médicos XD). Así que los médicos de urgencias sólo tienen disponibles las especialidades que tienen asignadas camas, y si quieren que un paciente sea ingresado, por ejemplo, en Neurología, Endocrino o Digestivo, por ejemplo, que no tienen camas de hospitalización aunque haya especialistas en el hospital, tienen al menos que preguntar, con lo cual nos levantan la liebre.

Bueno, pues ayer para mi sorpresa, me dicen que uno de los pacientes pendientes de ingreso va a la UCI. ¿La UCI? Vale, la UCI tiene camas, pero no está contemplada en el impreso por razones obvias… Cuando un paciente va a la UCI, es de suponer que la cosa es tan grave que no te paras a darle el papel a un intermediario. Además, las camas de UCI normalmente no las gestionamos nosotros – no somos quiénes para valorar la gravedad del paciente sin haberlo visto. Y además, qué demonios, hasta ahora, NUNCA nos habían pedido una cama de UCI.

Dos factores más: Uno, el diagnóstico era bastante absurdo: es poco probable que mandes a la UCI a un paciente por una retención urinaria, y dos, el médico que firmaba la orden, según mi jefe, había estado poniéndome verde por motivos que aún desconozco (al parecer, algo relacionado con la gestión de camas, pero que me aspen si sé concretamente qué gestioné, si es que lo gestioné yo y no fue en urgencias, para que se ofendiera tanto, porque aún no ha bajado a decírmelo en persona – al menos los tocapelotas que nombro antes tienen la decencia de bajar a montarte el pollo a la cara). Así que llamo a la UCI; rezando que esté mi buen amigo y compañero de tiempos de becario Pascual, y hablo con él. Su reacción hasta me asusta, cuando yo sólo le he preguntado a ver si es que a ellos les han dicho algo. Por supuesto que no, y el método, me dice, es ese: que el médico que firma la orden llame a la UCI para que un intensivista baje y valore al paciente (o sea, que yo no debería verme involucrada para nada, y de hecho, nunca me he visto involucrada hasta ayer). Pero es que además ellos han visto a ese médico por el pasillo y no les ha contado nada. Ah, qué bien.

Podríais decir “Quizás se equivocó, y puso UCI en vez de URO”. Hombre, podría ser. Pero como digo el impreso tiene una casilla para marcar si el paciente es de Urología – y ninguna si es de UCI. Así que es poco probable que no lo sepa (porque además hablamos de un médico veterano, no de un novato que es la primera vez que rellena el ingreso) y que coja y escriba de propio URO en la casilla de “OTROS – especificar”. Si a esto le añadimos que cuando pregunté asombrada si de verdad era de UCI, me dijeron por teléfono “Pone UCI-MIVH”, que es la nomenclatura con la que dicho servicio aparece en nuestro sistema informático, mi teoría de no achaques a la malicia lo que pueda explicar la estupidez se cae por los suelos: este señor ha puesto UCI adrede. Con un diagnóstico chorras, y sin pasar por los cauces habituales. Al final volví a llamar a Urgencias, les dije que le dijeran al médico correspondiente que se pusiera en contacto con la UCI, y al poco me contestaron que, “si no podía subir a UCI, que subiera a Urología”. Por supuesto, siempre a través de la administrativa, sin que el médico diera la cara en ningún momento.

¿Y por qué ha montado este señor toda esta tontería? Está claro. De algún modo pensaba ponerme a prueba. Es posible que crea que así me ha fastidiado y se haya regocijado interiormente con la idea de que yo intente ingresar al buen hombre en la UCI a toda costa (cuando siempre pregunto antes de hacer nada, así que para nada lo intenté) o yo qué sé. En cualquier caso, su mentalidad de crío inmaduro de 4 años le ha hecho pensar que semejante gilipollez era una buena venganza para la afrenta desconocida que yo le he causado con mi supuestamente mala gestión de camas.

En vez de venir y contarme el caso a la cara.

¿Qué ha conseguido en realidad?

a) Que ayer perdiera un poco más de tiempo, es verdad, pero a la vez que aprendiera exactamente el funcionamiento de los pacientes que van a la UCI, con lo cual no me volverá a ocurrir nada parecido.

b) Que no tenga ni puñetera idea de cual es el error que supuestamente cometí, con lo cual ni puedo solucionarlo, ni aprender de él para que no suceda otra vez (actitud inteligente la suya, ¿ein?)

c) Y por último, que este señor pase a mi lista de gilipollas redomados y probados en el hospital, la lista de la gente en cuyas manos no me pienso poner ni de coña en caso de necesidad y a los que quizás no les niegue el saludo, pero si se trata de perder el culo por hacer un favor a un facultativo u otro, acaban de quitar bastante peso a su lado de la balanza. Si entendéis lo que quiero decir (como me pasa con el tocapelotas de las mañanas, que antes perderé el culo por los que no se quejan ni me dan guerra que por él, sintiéndolo en el alma y por mucha razón que tenga).

En fin… *suspiro* - Hay gente que no tiene remedio…

viernes, 23 de noviembre de 2007

HA MUERTO FERNANDO FERNÁN GÓMEZ

(Noticia relacionada)

No soy ni he sido nunca especial fan de este hombre, pero me ha gustado su trabajo y, pese a su grosería, tenía ese algo que tienen muchos famosos que hace que te caiga bien. Que digo yo, porque le daré tanta importancia a que me caiga bien o mal gente a la que ni conozco ni conoceré, de la que solo me forjo la imagen que dan en los medios de comunicación… pero mira, se la doy, y hay gente que me apasiona, gente a la que no soporto y gente, como este señor, que me caía bien.

¿Y por qué?

Bueno, en general por sus películas, sobre todo las antiguas (me acuerdo cuando mi madre me recomendó encarecidamente “El Fenómeno” y lo que me reí cuando marcaba un gol con el culo), o sus papeles como el del maestro en “la Lengua de las Mariposas” (película en la que solo le disfruté a él, porque era horrible y deprimente como mucho del cine español sobre ese tema) o en “El Abuelo”, en la que me recordaba al mío propio (tenían una voz profunda y sensual muy parecida).

Pero lo que me hizo valorar muchísimo a este hombre fue un comentario, algo que a lo mejor ahora no tiene ni relevancia, porque no he seguido su vida privada ni me interesa especialmente e igual luego se divorció. Pero en su día, tras muchos años conviviendo con la actriz Emma Cohen (¡Caponata!) sin casarse con ella ni na, de pronto tuvo un jamacuco. Probablemente como el que se lo ha llevado hoy a la tumba, pero en ese momento sobrevivió. Aunque se debió dar un buen susto. Y se dio cuenta de que un día, como todos, moriría. Y entonces llamó a Emma y se casó con ella en el mismo hospital. Para que si le volvía a pasar, ella tuviera sus derechos como viuda, y no como “la cualquiera que vivía con él”. Qué gran detalle.

Porque a mí me parece una tontería todo esto de las parejas de hecho y demás. Que no quieren firmar papeles. Por favor. Luego bien que quieren firmar herencias. ¿Qué más les da dejar constancia de que han decidido compartir sus vidas y formar una familia con otra persona en el juzgado, en la iglesia o donde sea?. Estamos con lo de siempre, la gente quiere derechos pero no obligaciones….

Pero vamos, que tampoco me quiero poner reivindicativa. Es que me gustó mucho ese detalle.

Y es que tarde o temprano todos tenemos que morir. Y me jode pensar en ello, para que lo voy a negar. Yo no quiero morir. Me gusta mucho la vida y todo lo que conlleva, y pienso morirme como mi abuelo Rafael, muy vieja, muy sana y de repente y sin ruido. Lo que pasa es que últimamente hago cuentas y, mierda, ya llevo cuarenta años de vida y la gente tiende a morirse entre los 80 y los 90, y eso significa que estoy casi en la mitad… Y si en esta mitad aún no he hecho la mitad de las cosas que quiero hacer en mi vida… lo tengo crudo.

Así que decidido, tengo que vivir otros 80 años más. No hay opción.

EL SUEÑO DEL DÍA

Siempre me ha gustado escribir mis sueños, pero la verdad es que cada vez tengo menos tiempo… y se esfuman y se me escapan, y me sabe a cuernos…

Hoy he tenido uno de esos sueños raros pero reales. De esos que te joroba que suene el despertador y los interrumpa, no porque te lo estés pasando bien ni nada por estilo, simplemente porque son tan vívidos que cuando suena el despertador te entran ganas de gritarle “¡Pero si ya estoy despierta!”. Pero no lo estás, claro. Lo que pasa es que la transición de dormido a despierto es más dura, como si de pronto te arrancaran físicamente del mundo de los sueños, y te c*g*s en los muertos de quien inventó el despertador…

El caso es que a estas alturas ya está confuso e inenarrable, pero haré lo que pueda… Recuerdo que estabamos con la Cuchipandi, algo del estilo a la escapada del Salón del Manga, y como allí, íbamos al retortero entre varias pensiones. Así que nosotros dormíamos en una, aunque teníamos las cosas en otra (que además estaba en plena montaña) y el Salón era un tercer sitio. No sé porque la gente se iba de dónde estábamos casi corriendo, y yo me entretenía, como obsesiva compulsiva que soy, en revisar que no se nos perdiera nada (estábamos en pleno campo) y al final me iba con mi maleta llena de pelucas y zarrios varios que no eran míos y que no estaba segura de devolver si no me los reclamaban.

Íbamos directos al salón y ahí también estábamos como en un albergue, y también ahí tuve que recoger todo lo que había por medio, y de pronto me daba cuenta de que no habíamos ido a revisar la pensión original (la de la montaña) y esperaba con todas mis fuerzas que Mabel hubiera recogido nuestras cosas….

DESCRIPCIONES

Hace tiempo que quería abrir un apartado para describirme. Bueno, no, miento. Hace tiempo que se me ocurrió que tengo una serie de manías, de pequeños placeres y aversiones, que me recuerdan las descripciones que hacen de los personajes en la deliciosa película Amelie, y he querido desde abrir un post para que la gente escribiera los suyos, hasta, al final, decidir que si tuviera un blog, pondría los míos.

El caso es que ahora para la Aldea Inforol nos piden también que elijamos nuestra “Banda Sonora”, y claro, con la música ha de venir el “¿por qué la has elegido?”… así que esto ya da para una entrada más larga. Si además le añadimos que un día se me ocurrió una frase que definía mis gustos contradictorios, ya tenemos el texto servido.

Empezando:

En una frase: Demasiado pija para ser friki, demasiado maruja para ser pija, demasiado friki para ser maruja. Los que me conocen, creo, estarán de acuerdo, porque creo que realmente no soy ninguna de las tres cosas (como mucho friki, por mis gustos, pero no aparento ser friki para nada), pero tengo ramalazos de las tres especies.

Al estilo Amelie:

Me gusta:
- Poner un trozo de tela suave entre mis dedos y rozar la parte interna de los dedos con él (lo que desde niña he llamado “Tocar tela”). Es hipnótico y superrelajante.
- Chupar el chicle en el paladar como si fuera un chupete y comérmelos de dos en dos
- Mirar los mapas con las salidas de incendios en los lugares públicos y recorrer todos los recovecos de los mismos con la mente
- La nocilla y el colacao en cucharadas directamente del tarro y la leche condensada de tubo directamente en la boca, hasta que me llena las mejillas, y dejar que se vayan disolviendo lentamente en la boca antes de tragarlos.
- Los conejitos de peluche con larguísimas orejas y las cosas en miniatura en general


- Los hombres con flequillo rubio tapándoles un poco la cara
- Los trajes de novia en particular y todo relacionado con las bodas en general (romántica que es una)

No me gusta:
- Los hombres que se depilan las cejas (me ponen terriblemente nerviosa y no puedo dejar de mirarles a las cejas)
- Ese momento horrible, indescriptible, en que suena el despertador, abres los ojos y todavía es de noche, y te tienes que levantar irremediablemente para ir al trabajo
- La sensación de frío al salir de la ducha (en la que me he duchado con agua casi tan caliente que quema)
- Las llamadas de teléfono, particularmente las que son para “hablar por hablar”, y las de la gente que intenta venderte algo y confunde que seas educada con que pueden convencerte. También se incluyen las felicitaciones por teléfono (pasar el cumpleaños aguantando llamadas de la gente que llama “por bien quedar” y respondiendo al teléfono, eso si no te despiertan por la mañana o te j*d*n la siesta, no es precisamente mi idea de un “cumpleaños feliz”). ¡Qué gran invento, el SMS!
- Los atascos para ir al trabajo (yo quiero poder ir andando!!!)
- Los despertadores de repetición (esos que suenan cada 7 minutos si no les das a un botón complicado de encontrar, incluso los domingos) y las básculas parlantes (esas que te dicen hasta con retintín “Ha engordado Vd. 100 gramos”, inventos del demonio, seguro)
- La gente que apreta en los ascensores a la vez el botón de subir y el de bajar, y cuando se suben en un ascensor que va en dirección contraria a la que quieren ir, preguntan con aire gilipollas “¿Ah, pero es que subía?”

Y por fin, la BSO…

Cuando me dijeron de elegir un tema que me describiera, pensé “Que decisión más difícil!” Veamos, me gusta mucho la música. Todo tipo de música. Habría que llenar un disco entero y además en formato MP3, que caben más canciones, para poder poner una BSO a mi vida. Esto en realidad es como lo de ¿Qué tres cosas te llevarías a una isla desierta?, que en mi caso sería simplemente un helicóptero para poder ir y venir a la civilización todas las veces que quisiera. Pero se trataba de sólo un tema, y es curioso porque por más vueltas que le doy, sólo un tema me viene a la cabeza: El Canon de Pachelbel.

Y claro, ahora tengo que explicar porqué. Bueno, pues la principal razón es porque no se me ocurre otro tema. Hay mil temas que me gustan, pero ante la pregunta de cuál es mi BSO, la respuesta que me viene a la cabeza siempre es la misma. Si intento pensar en otro tema, simplemente no parece correcto. Y esa debería ser razón suficiente.

Pero por si no lo es, ahí van unas cuantas razones que se me ocurren, pero siempre al pensar en ellas DESPUÉS de haber elegido la canción, no antes:
- Porque es un tema clásico y antiguo, como yo, pero también han hecho versiones modernas y marchosas, como yo puedo comportarme si es necesario.
- Porque a simple vista es aburrido y repetitivo, pero si lo conoces mejor descubres una gran complejidad, que nunca repite del todo el mismo patrón y que puede ser triste o alegre según el momento. Mmmh, también como yo.
- Y porque durante mucho tiempo pensé que en Cosmos era el tema que acompañaba a ese gran corto que resumía la evolución de las especies en unos pocos segundos, y esa escena ha marcado mi vida…. Ahora al buscarlo en Youtube he descubierto que, como en tantas cosas, estaba equivocada... pero en fin... aquí lo dejo, aunque la música sea otra.



Nota a posteriori: Alba nos enseñó un video en Youtube que demuestra que el Canon de Pachelbel está en todas partes, es como una música “primigenia”. Así que con su permiso, añado ese video a la colección de razones por lo que sería mi BSO particular:






Acaba de venirme a la cabeza la Sinfonía del nuevo mundo… pero tendría que incluirla entera así que prefiero dejar el Canon que tiene todas esas propiedades en un solo tema….

martes, 20 de noviembre de 2007

OTRO MOMENTO DE GLORIA

El lunes le mandé a Chris Holz (australiano, altísimo, encantador, coleccionista de BJDs por culpa de su novia Helene y miembro del grupo Ryung-Soah, ése sobre el cual me preguntó Alba /Arkenaya una vez “¿Es que todo el mundo está en ese grupo?”. Pues va a ser que sí. Todos están en ese grupo, ¿qué pasa?) las fotos que nos hicimos en el Salón del Manga con las tres cabezas de Migidoll Ryu (un día tengo que explicar todo este rollo de las BJDs, por si acaso me lee alguien que no sepa de qué va el tema) que nos compramos Gema, Alba y yo porque nos tenía enamoradas el muñeco de su novia Helene, Corner. El caso es que dijimos que cuando las recibiéramos nos haríamos una foto con las cabecitas y un cartel que pusiera “Esto es culpa de Corner!” (en inglés), y así lo hicimos.

15 días después conseguí que Damián me pasara las fotos (las hizo él con su cámara) y el lunes, como digo, se las mandé a Chris, que es en realidad con quién me escribo. Al día siguiente Helene ya las había puesto en su LiveJournal.

Adoro a estos chicos!!!! Son absolutamente encantadores!!!! Aunque nos llamen Funny Nutty Bunch (que no sé si es un insulto o que….)

jueves, 8 de noviembre de 2007

AYER HIZO DOS AÑOS...

… que empecé a trabajar en el Hospital Royo Villanova. La verdad es que si ayer no hubiera venido (de propio) a felicitarme una compañera cuyo aniversario de boda coincide con la misma fecha, ni me hubiera acordado, ¡¡¡y eso que el año pasado traje bombones para celebrarlo!!! Pero claro, no es lo mismo el primer año que la rutina del segundo, el tercero…

Nunca había tenido un trabajo que durase tanto. Bueno, sí, la beca del Hospital Clínico pero eso no sé si se puede considerar un trabajo (vivía como Dios esos días). Vale. Ahora también vivo como Dios, si excluimos las interrupciones por teléfono cada 5 minutos y el estrés y la sensación de que se les acaba el mundo cuando hay problemas de camas. Por algún motivo siempre consigo capear el temporal, y me voy a casa con todos los enfermos colocados tras hacer el “sudoku” que le llama mi marido… Pero claro, siempre está la espada de Damocles de qué pasará si un día no me sale el puzzle…

Pero en fin, creo que hay una cosa que valorar por encima de todo. A pesar de los madrugones (o quizás gracias a ellos), el insoportable atasco matinal (es lo que más odio de este trabajo), el maldito teléfono y las peleas con ciertos facultativos de cuyos nombres no quiero acordarme, hace dos años que no tengo problemas para conciliar el sueño.

Eso sin contar con que tengo un sueldo fijo todos los meses que me permite este dichoso y carísimo vicio de las muñecas….

Ah, y momentos maravillosos para mi ego como cuando me pidieron encarecidamente que volviera a presentarme al concurso de fotografía del hospital. Guau!

Ahora solo queda que la cosa se consolide y dure. Todavía cabe la triste posibilidad de que a raíz de la OPE me saquen de aquí. Cuando parece que se va a solucionar (al final sacan dos plazas, y parece que mi primer “rival” quiere irse al Servet), aparecen otros candidatos que, por supuesto, tienen más puntos que yo. La parte buena es que al parecer se me valora (al menos así se me ha hecho entender) y me quieren aquí. La mala es que hoy por hoy no tengo ninguna normativa a mi favor: todos los posibles candidatos tienen más puntuación que yo, así que si uno solo pide mi plaza, yo me voy a hacer puñetas. A Calatayud. Que por muy bueno que sea el hospital, maldita la gracia que me hace. A ver si mi buena estrella sigue actuando y vuelve a haber un giro de los acontecimientos a mi favor, como cuando no conseguí la plaza en Teruel y a cambio me dieron esta. El que sea. Por favor…. *_*

 
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