viernes, 15 de noviembre de 2013

TODO ME RECUERDA A TI



Que soy una persona acumuladora y coleccionista, todo el que me conoce lo sabe. Mi casa se acerca peligrosamente a la de un enfermo de Síndrome de Diógenes y a veces me pregunto si no sufriré yo misma esa patología. Cierto es que con la edad (y la necesidad) me resulta un poco menos difícil deshacerme de según qué cosas que cuando era adolescente, pero todavía me cuesta.

Y me he dado cuenta de que no es por su valor económico.

Es por su valor sentimental.

Estamos hechos de recuerdos, leí en algún sitio, y lo creo firmemente. Somos nuestras experiencias, nuestra memoria, y por ello enfermedades como el Alzheimer, que te las roban, me dan tantísimo terror. Por eso los finales de historias en los que el protagonista pierde la memoria me parecen mucho más dramáticos que la muerte (¿La cuarta Temporada de Doctor Who, por ejemplo? ¿Ese videojuego del que hablaba en mi entrada anterior?). Por eso siempre lloro cuando veo “50 primeras citas” y me doy cuenta de que el protagonista reconstruye a su amada TODOS los días cuando le ayuda a recordar… Cuando perdemos nuestros recuerdos, dejamos de ser quienes somos, perdemos lo que nos hace ser así.

Escribir me ayuda a no perder esos recuerdos, pero aún así me doy cuenta de que poco a poco se van diluyendo, se pierden, y me duele. De hecho, me estaba planteando hacer el Desafío rolero que muchos amigos están haciendo en sus blogs, y hay algunas preguntas que realmente no sé cómo contestar: hace más de 20 años que juego a rol… y los detalles, los personajes memorables… se van yendo… ¿Cómo decían en Blade Runner? Cómo lágrimas en lalluvia…



Entonces es cuando comprendo porqué muchos objetos tienen tanto valor para mí.

Sin ir más lejos, y mirando a mi alrededor, aquí en el despacho dónde estoy robando tiempo de mi trabajo
para escribir esta entrada… La botella de agua que reciclo y traigo conmigo todos los días en mi infructuoso intento de perder algo del peso ganado todos estos años vino desde Hong Kong hace tres años. Cada vez que la miro, recuerdo la última mañana de aquel viaje, recorriendo las callejuelas de esa ciudad, los puestos de comida, las numerosas tiendas, la gente… el calor que hacía que tuvieramos que comprar agua en todas partes. Sí, es una botella práctica, con tape en forma de vaso, y por eso la guardé. El recuerdo es un valor añadido.

Otra mirada a mi alrededor, y veo la neverita USB que me regalaron mis antiguos compañeros del Royo Villanova. Ya no funciona bien, y por eso no la utilizo, pero me vienen a la cabeza las personas maravillosas con las que compartí tantos momentos, y me trae una sonrisa, haciéndome más agradable la mañana. Sonia, Ana, Arancha, Carlos y los demás vuelven por un momento a estar conmigo, y eso no tiene precio, como dirían en aquel anuncio.

Miro otra vez, y veo la bolsa de tela en la que suelo traer la botella de agua y otros trastos. La compré en Vietnam, en el viaje que hicimos para conocer a una de las personas que ahora mismo más quiero en este mundo, aparte de mi familia. Fue una compra casi impuesta, en un pueblecito turístico al que llamamos cariñosamente “El pueblo de las mujeres zombie psicópatas”, ya que desde el momento en que bajabas del autobús te acompañaban como una masa, con sus trajes coloristas tradicionales, y no te dejaban hasta que no les comprabas alguna pieza de artesanía. Fue una experiencia agridulce, porque me hizo preguntarme si esas mujeres, que estaban como en un zoo (eran una etnia protegida), no tendrían otra aspiración en la vida que vivir en un pueblo atascado en la edad media solo para servir de atracción turística, y sobre todo me preguntaba si los niños que veía ahí tendrían alguna oportunidad de hacer algo diferente. Mi amiga Trinh me dijo un día que la actriz que interpreta al personaje de London Tipton en la Serie Hotel Dulce Hotel pertenece a esa etnia, pero el caso es completamente distinto.

Compré ese bolso, sin mucho interés, pero ahora ya veis cuantas cosas me pasan por la cabeza cada vez que lo veo. Incluyendo una sonrisa recordando los días que estuve en persona con una de mis mejores amigas. Quizás nunca más vuelva a verla, pero gracias a ese trozo de tela, atesoro su recuerdo.

Podría seguir: el pequeño estuche donde guardo los pendrives, regalo de nuestros amigos Mabel y Damián. El trofeo del concurso de fotografía del Royo Villanova. El broche de muñequita de fieltro que llevo en la bata, regalo de mi cuñada. Los cuatro anillos que siempre llevo puestos, cada uno un momento de mi relación con José Manuel…

Y esto es solo lo que tengo aquí, conmigo, en el pequeño despacho dónde trabajo…

Os podeis imaginar como es el resto de mi casa.

jueves, 7 de noviembre de 2013

BIEN ESTÁ LO QUE BIEN ACABA...

...dicen que dijo Shakespeare…

En cualquier caso, es cierto que a mi siempre me han gustado los finales felices, y que un final amargo (sobre todo si no aporta nada) me puede estropear una buena historia. Por eso le he cogido manía a películas como “Un puente hacia Terabithia”. Pero también reconozco que un buen final es un buen final, y a veces para conseguir eso, no puede ser tan feliz.

La cosa es que conseguir un buen final no siempre es fácil, y eso lo veo mucho últimamente en los videojuegos. Bueno, y en las historias, y hasta en las entradas de este blog, que nunca sé como acabarlas, pero esta entrada es sobre videojuegos.

Ya habéis visto que en este blog se habla a menudo de ellos, y es que para mi los videojuegos son una forma más de contar historias, con el aliciente de que las vives casi en primera persona. El caso es que, igual que algunos juegos como el muy recomendable Bioshock Infinite tienen finales estupendos y sorprendentes, me ha pasado varias veces que un videojuego que estaba disfrutando enormemente me deje como al del chiste del pingüino con un final brusco, mal pensado, o que simplemente no termina de cuadrar con la historia.Ya me pasó con el Tomb Raider Underworld, que se suponía que explicaba muchas de las interesantes cuestiones que se plantean en Legend, o con otros juegos que tras una buena historia terminan en plan “Chis-pun” y dices “¿Y ahora qué?”.

Curiosamente, uno de los finales de videojuego que más polémica han llevado, el de la saga de Mass Effect, no me ha afectado tanto como otros. Quizás es que desde el momento en que oí que el tercer juego iba a ser el último yo ya me había hecho a la idea de que el protagonista tenía que morir (tampoco es que fuera un drama. Ya muere al principio del segundo juego, y lo “resucitan”, en una maniobra un tanto extraña e innecesaria para el argumento), o quizás es que mi familia y yo somos más listos que la media, ya que las principales quejas eran que las decisiones no contaban (qué poco debe haber jugado esa gente a la desafortunada segunda parte de la saga Dragon Age, porque ahí sí que se pasan todas tus decisiones por donde yo te diga), y que el final era difícil de entender, cosa que nosotros entendimos desde el principio. De hecho, Leo no tuvo el menor interés en jugar la versión “ampliada” del final que Bioware desarrolló a raíz de la gran cantidad de quejas porque para él (y para nosotros, todo sea dicho) no aportaba nada que no hubiésemos entendido la primera vez que lo jugamos. Aunque personalmente, y por lo que veo en los foros que frecuento (principalmente Deviantart y ese agujero de fanáticos que es Tumblr), creo que la principal queja venía de las fangirls (si, desgraciadamente en su mayoría mujeres, aunque quizás sea porque mujeres son las principales personas que sigo en esos foros) que se quejaban de que si su Shepard moría, no podría ser feliz forever and ever con su amorcito.

A ver. Estás leyendo a la persona que se “construyó”, a base de walkthroughs, el que para ella era el mejor final posible para su personaje en su juego favorito, Dragon Age Origins. La que se hizo su propio PJ después de que Josema sacrificara a la que habíamos jugado entre los tres, porque esa escena le partió el corazón y quería un final más feliz para la suya. Pero ese es MI final, el que yo elegí, y jamás me atrevería a decirle a nadie que el mío es mejor que el suyo.

Pero con Mass Effect no pasaba eso. De las tres opciones finales en el juego, solo en una el protagonista tenía una posibilidad de que, en una escena final, apareciera una imagen de su pecho respirando.


Las fangirls se aferraron a eso: Su Shepard sobreviviría. Sobreviviría aunque eso significase elegir la opción que condenaba a dos razas a la destrucción total y a todas las demás a un retraso tecnológico del que les costaría siglos salir, si no milenios.

Y claro, como se sentían culpables, empezó a correr por ahí una “teoría de la adoctrinación” según la cual si elegías cualquier otro de los finales, que suponían la muerte física del cuerpo del protagonista, era porque los malos de la historia te habían lavado el cerebro.

Y eso es lo que me parece indignante. Que quieran imponer su versión de la historia.

A mi me encantan los finales felices. Me encantaría que el protagonista de esta historia se quedase por siempre jamás con su amorcito. Pero a veces, el protagonista tiene que sacrificarse por el bien de los demás. Y eso es correcto. Tan correcto como ser egoísta por una vez. Quizás más.

Y nunca entendí porqué tanta angustia, porqué tanta polémica, por qué tanto odio y tanta presión. Bioware había hecho cosas mucho peores que el final de Mass Effect 3 *coughDragonAge2cough*. Ningún final era perfecto, por supuesto. Pero esa era la gracia. No podía haber un final mejor que otro, porque entonces, todos cogerían el mismo. Todos tenían que tener pros y contras.

Al final la empresa cedió a la presión. Creó un final extendido, intentando explicar las cosas. En su honor diré que no se vendieron a las quejas del todo. Demostraron que los otros dos finales no eran malos (explicando lo que algunos ya habíamos entendido desde el principio), pero no los cambiaron, ni dieron la razón a los que hablaban de lavados de cerebro. Y con el tiempo, la polémica, como tantas, se ha ido diluyendo.

Pero me voy del tema. Toda esta larga charla sobre finales, en realidad, era para hablar de otro juego.

Al poco tiempo de esta polémica, cayó en mis manos “Las Cadenas de Satinav”, de la saga alemana “Schwarzen Auge” (conocida como TheDark Eye en el ámbito anglosajón).

Voy a alargarme más, porque quiero hablar de esta saga. Los roleros de pro quizás conozcan el juego original. Yo desde luego lo conozco a través de mi marido, a quien dudo que alguien supere en la cantidad de juegos de rol de todos los paises, culturas y hasta idiomas que colecciona. Se trata de un entorno de fantasía que en Alemania ha superado en ventas al clásico D&D desde siempre y que sigue sacando suplementos a un ritmo imparable. Me ha sacado de muchos apuros a la hora de regalarle cosas a mi marido en cumpleaños y aniversarios y eso que él no sabe alemán (y en inglés solo existe el libro básico y poco más). Así que imaginaros si es un mundo rico e interesante.

A pesar de los libros, cuando yo empecé a encariñarme de ese mundo fue cuando Josema se hizo con un juego de rol de ordenador llamado Drakensang y del que creo que ya he hablado alguna vez. Era la primera vez que yo veía un juego así de verdad (yo solo solía seguir los de aventura tipo Tomb Raider) y poder crear tu propio personaje (aunque fuera con limitaciones) y vivir la historia tú mismo era toda una experiencia. Con ese juego cogí la costumbre de compartir con él las decisiones de su personaje (una elfa pelirroja), y para mi cada vez que dedicaba un rato por las tardes del fin de semana a jugar en casa de mis padres, que era donde teníamos un PC para jugarlo (no había versión de Mac) era un acontecimiento. De hecho, cuando Dragon Age lo desbancó, al principio para mí fue un drama.

Me encariñé mucho de los personajes, sobre todo esa amazona Tulamida, Rhulana, que acabé customizando como muñeca de resina, la encantadora ladrona pelirroja Gladys o el enano adorable y cascarrabias Forgrimm. O quizás esos tres son los que más recuerdo porque llevándolos en el grupo nos deleitaron con el mejor combo de comentarios (cada vez que seleccionabas a uno de ellos para el combate soltaban una frase al azar) que he visto en mi vida:

-         Rhulanna: “Por Rondra!” (La diosa de las amazonas)
-         Forgrimm: “Por Ardo!” (el amigo muerto cuyo asesinato estamos investigando)
-         Gladys (con su voz cantarina y adorable): “Por supuesto!”

Así que cuando me recomendaron este nuevo juego, aunque el estilo de juego no era de rol y el diseño era completamente distinto, supe que tenía que jugarlo (o, en mi caso, ver a alguien jugarlo, que, como de costumbre, fue Leo).

Se trataba de un juego de “Point and click” (o sea, de señalar con el ratón y seleccionar), al estilo de maravillas como el clásico “Monkey Island”. Un tipo de aventura que me encanta, porque no suele haber combates y nunca tienes que actuar contra reloj, por lo que no me estresan nada. Si a eso le añadimos una banda sonora bellísima, y que el diseño y los dibujos, completamente hechos a mano, eran de una belleza y una inocencia de cuento de hadas impresionante, la verdad es que me enamoró desde el principio. Es cierto que tiene algunas animaciones cutres (como la escena del beso), y que es un estilo de juego que puede que no guste a muchos… pero al poco rato la historia ya me tenía enganchada y los personajes ya me habían enamorado a pesar de (o quizás precisamente por) sus muchos defectos.

Por lo que el final me dejó devastada.

A pesar de que me lo veía venir desde el principio, y de que en realidad, era la única forma de que la historia acabase “bien”, el final me destrozó. Me tuvo toda el fin de semana ansiosa e incluso me hizo soltar alguna lágrima cuando pensaba que nadie me veía, recordándolo.


Y es que me había encariñado tanto de la pareja protagonista y de su historia de amor que lo que les ocurre al final, me rompió el corazón en pedazos.

(Aun así, masoquista que es una, el regalo de Navidad de ese año que le pedi a Josema fue la edición coleccionista del juego. Para tener una copia física y todos los dibujos y los extras posibles del juego, aunque estuviera en alemán. Decisión reforzada cuando descubrí que una de las artistas de Deviantart con las que mejor me llevaba esos días había participado, aunque solo fuera un poco, en el desarrollo del mismo).

Así que cuando hace escasamente una semana me dijeron que había salido una segunda parte, "Memoria" en la que parte de la trama consistía precisamente en la aventura que los protagonistas vivían para arreglar ese amargo final… bueno, había que verla.

Malditos desarrolladores de Daedalic, en su amor por los finales agridulces, de nuevo el final no era perfecto. Encima en este caso, a pesar de ser un juego muy lineal, teníamos dos opciones: conseguir su meta, o renunciar a ella y no reparar nada… opción que a lo largo del juego (e intentando no hacer spoilers) tenía cierto sentido. Porque conseguir su meta no dejaba las cosas como estaban antes de que ocurriera su desgracia.

Tenían que empezar de nuevo.

Y bueno, eso restauró un poquito mi corazón. Con superglue, y viéndose las grietas, pero al menos… he podido elegir.

Y ahora entiendo… un poquito, solo un poquito, a las fangirls de Mass Effect y su forma de llevar el drama. Sigo sin entender esa presión para cambiar el final…

Pero entiendo la angustia y el dolor que algunas sentían. Porque sí,estos malditos videojuegos…estas malditas historias…

…te parten el alma.

ANGUSTIAS DE MADRE



El pasado martes Leo salió muy tarde del colegio.

De hecho, a los 10 minutos de la hora de salida, recibí una llamada de su padre, que había ido a buscarle, y estaba nervioso por motivos de trabajo, preguntándome si yo sabía algo de ese retraso. Obviamente yo no tenía ni idea, y me dejó preocupada. Aún así le dije “Pregunta en el colegio, ellos te dirán si ha pasado algo”

A la media hora y visto que no volvían ni padre ni hijo, les llamé por teléfono. Lo cogió Leo, con lo cual ya me quedé más tranquila. Estaban juntos.

A la vuelta, bastante más tarde que de costumbre, se aclaró el enigma: la taquilla de María, una de las mejores amigas de Leo (a veces nos preguntamos si algo más) se había estropeado, y él, como buen caballero de brillante armadura, se había quedado a ayudarla. Como consecuencia, María había perdido el autobús, así que Josema la llevó también a su casa. Y eso lo explicaba todo.

Pero esos momentos de incertidumbre debieron hacer mella en mí… porque esta noche he soñado que nunca salió del colegio.

Que habíamos ido a esperarle y ahí no estaba.

Y que había pasado un día y seguíamos sin saber nada de él.

Y ese segundo día me daba cuenta de la magnitud del problema y empezaba a asustarme y a angustiarme.

Hasta que de pronto he abierto los ojos, y me he dado cuenta de que Leo estaba durmiendo plácidamente en su cama… y he respirado de alivio… y me he vuelto a dormir.

Pero j*d*r, qué mal rato!!!!

martes, 29 de octubre de 2013

MI PEQUEÑA DESTRUCTORA




Este mes se ha cumplido el primer año desde la llegada de una nueva inquilina a casa. El día del Pilar de 2012, nuestros amigos Mabel y Damián, con la complicidad de Josema, por supuesto, y a raíz de mi frecuente comentario de “Siempre pensé que si tuviera un gato sería hembra, y negra; y ya ves, tengo un macho, y blanco”, me prepararon una pequeña emboscada y cuando fuimos a su casa, me encontré allí una preciosa panterita en miniatura a la que, dado que no esperaba para nada que hubiera otro gato negro allí, confundí con su precioso Kuro, a pesar de que solo se parecían en el color del pelaje.

Como es de esperar, una vez la tuve en mis brazos no podía consentir que se volviera a la casa de acogida de la que la habían sacado, así que la única condición, por supuesto, fue que se llevase bien con Jonsey y no causara problemas. Hubo un amago de alergia de Leo, pero al parecer fue un caso de “alergia al gato nuevo”, ya que en unos días desapareció. Y Jonsey, a pesar de su reacción a lo “grumpy cat” (que por otro lado, es como reacciona absolutamente a todo, y más desde que se hace viejo) pronto la adoptó como a una hermanita pequeña, a la que por cierto, ahora le tolera más de lo tolerable.

Si a eso le sumamos que incluso ahora, la pequeña tiene la costumbre de agarrar mi dedo con su patita como hacen los bebés (y todos sabemos lo que dicen: cuando un bebé te agarra el dedo, agarra tu corazón), está claro que el animalito se iba a quedar en casa.

Por supuesto, recibió el nombre apropiado a la dinastía gatuna: Ripley. (Supongo que a esta marcha, nuestro próximo gato, si es hembra se llamará Vazques o Newt, si es macho, Hicks XD). Y se quedó.

Ripley es tan diferente en carácter de Jonsey como lo es de aspecto. Si Jonsey es cascarrabias, Ripley es un cascabel. Si Jonsey es un pachorrón, Ripley es un manojo de nervios. Si Jonsey aguanta en brazos horas, aunque gruña como un descosido, Ripley no consiente que la cojas y solo aguanta décimas de segundo. Si Jonsey te dice “deja de acariciarme” con un mordisco, Ripley aún no ha sacado dientes ni uñas, ni jugando. Si Jonsey apenas come, a pesar de estar gordo como Garfield, Ripley es un palillo, pero devora como una lima. Si Jonsey duerme en la cama conmigo desde el primer día, ignorando las camitas especiales para gatos, Ripley se ha apropiado de la cama a la que Jonsey nunca hizo caso y duerme en ella, junto a nuestra cama, todas las noches….

Si Jonsey jamás ha mostrado interés por el mundo exterior (excepto algunas excursiones por la urbanización de mis padres, pero desde luego, nunca desde nuestro piso), con Ripley hemos tenido que poner rejas en las puertas y ventanas, después de dos paseos por las terrazas de los vecinos, uno de los cuales terminó con Josema teniendo que saltar a la terraza de al lado para recogerla, porque la señorita se había acomodado allí como una odalisca y sin intención de moverse. Y menos mal que encontramos una forma cómoda y fácil de poner rejas, porque el verano de calor espantoso que hemos pasado sin poder abrir las ventanas por culpa de la pequeñaja no tiene nombre.

Si Jonsey jamás ha destrozado nada (excepto cuando tuvo problemas de orina, y en ese caso tampoco se dedicaba precisamente a arañar muebles), Ripley en una semana ha llenado de agujeros el flamante sofá nuevo que acababan de traernos como regalo de cumpleaños de mis padres…

Alguno se preguntará como es que la aguantamos. Bien, quien tiene mascotas sabe que eso es una responsabilidad. Ripley, como Jonsey, es ya una de la familia. Si hace algo mal, intentaremos educarla para que no lo haga. Si no lo conseguimos, al menos intentaremos evitarlo. Si a pesar de eso, nos causa problemas… bien, en la balanza sigue pesando más su vida que un objeto inanimado, por mucho que nos duela.

Y además, que quereis que os diga.

Cada vez que agarra mi dedo con su patita, vuelve a agarrar mi corazón.

lunes, 28 de octubre de 2013

UN POCO DE ANIME



El otro día comentaba que, a pesar de lo tóxico que me parece, continuo siguiendo una cuenta en tumblr por la información que me proporciona. Y el pasado sábado comprobé de nuevo que mereció la pena. Gracias a Tumblr he sabido de videojuegos, películas o series de Televisión varias, que luego he visto con mejor o peor fortuna. No voy a decir que todos ellos hayan sido maravillosos, pero en general, como cuando vimos “El Sueño de Alexandria” o “La chica que saltaba a través del Tiempo”, nos han proporcionado un buen rato. De hecho, esta última propició una especie de ciclo de anime en nuestras reuniones de los sábados que hizo que nos viesemos en tres semanas consecutivas las tres películas que ha sacado hasta la fecha la misma compañía: la ya mencionada chica que saltaba a través del tiempo, Summer Wars y Wolf children.

Así que cuando otra entrada random de Tumblr me llamó la atención sobre la película “Tokyo Godfathers”, decidí que había que verla.




La premisa parecía interesante: tres vagabundos que encontraban un bebé la víspera de Navidad. Quizás no original (recordaba mucho a las viejas películas navideñas del palo de “Qué bello es vivir”), aunque si inusual tratándose de un anime japonés, sobre todo por el hincapié que hacen en la Navidad Cristiana. Pero lo que más me atrajo es que había sido realizada por el mismo estudio que Paprika, que me parece una obra maestra, así que me puse a buscarla, a ser posible doblada en español de España, ya que, qué quereis que os diga, soy de esas personas que prefieren ver la película a leer los subtitulos (y más aún si es una película en Japonés, idioma que no solo no entiendo, sino que además la entonación es tan diferente a la nuestra que me descoloca completamente cuando lo oigo: normalmente no me coincide para nada lo que se supone que están diciendo con el tono en que lo dicen). Al final, curiosamente, conseguí una copia de la edición Británica en Amazon en la que los únicos idiomas disponibles eran español y japonés… Por qué los ingleses prefieren verla doblada a nuestro idioma en vez de al suyo sigue siendo un enigma para mí, pero me vino de perlas, porque además con gastos de envío y todo me costó unos 7 euros… Vamos, más barato que una entrada de cine. Así da gusto.

Y dado que la recibimos la semana pasada, pues se convirtió en la siguiente película de nuestro ciclo de anime de los sábados.

Tras la decepción de la película del Sábado anterior, Viajea Agartha, que fue, a falta de una mejor definición, floja fojísima, la verdad es que, al menos yo, empecé a ver esta película con ciertas reservas. Reservas, sin embargo, que se fueron convirtiendo poco a poco en una sonrisa cada vez mas ancha.

Señores, Tokyo Godfathers es una película redonda.

La historia, que podría convertirse en un pastel almibarado o en un dramón insufrible, mantiene un perfecto equilibrio entre la comedia y el drama sin caer en ningún momento en la sensiblería (¿a que sueno como una crítico profesional?). Las casualidades imposibles, una tras otra, cobran sentido cuando tienes la sensación de que el bebé es en sí un amuleto de la buena suerte. Ese final apoteósico, glorioso, con esa escena que no cuento por no hacer spoiler pero que teneis que ver. Las historias se cierran todas, todas de la mejor manera posible, con moral pero sin moralina. Y los personajes son todos ellos absolutamente soberbios, con una muy especial mención a ese travesti alto, desgarbado y hombruno que lleva la voz cantante durante toda la historia.

El ritmo, además, es muy occidental. Hubo momentos en que no me hubiera sorprendido que fuese una película de acción real, y si no fuera porque la acción era en el Tokyo más castizo (costumbrista, además. Lo que aprendes con esa película sobre el Tokyo triste y profundo no tiene nombre), hubo un momento que me sentí como si viese una de esas buenísimas comedias francesas, con la bellisima visión de la vida de Amelie”, los personajes estrámboticos y aún así, creíbles, de “Los Visitantes” (realmente imagino a Jean Reno en uno de los papeles) o la impresionante forma de transmitir un mensaje moral de “Intocable”.

Una obra maestra, en serio. De lo mejor que he visto últimamente. Si teneis ocasión, no os la perdais. Incluso aunque no os guste el anime.

jueves, 24 de octubre de 2013

SITIOS TÓXICOS, GENTE TÓXICA



Internet es el mal. Yo ya lo sabía. Como con los móviles o la PlayStation, me resistí MUCHO a que entrase en casa… porque sabía que ocurriría lo que ocurrió. (Bueno, lo de los móviles es otra historia relacionada con mi odio a los teléfonos). Si siempre me ha gustado escribir cartas y conocer gente de otros sitios, Internet ha sido mi perdición. Si no eran foros era el blog. Si no era el blog eran foros. Dejé de lado un tiempo las muñecas (nunca del todo, aún cae alguna) debido al dinero del piso, pero me metí como comento en esta entrada en Deviantart. Al año siguiente la cosa había degenerado en un grupo de rol online que me tuvo enganchada todo el viaje a Portugal y que de pronto en un mes acabó como el Rosario de la Aurora.   lo hubiera hecho), me encuentro con una persona encantadora que se encariña de mi personaje… y que acaba aceptando una relación de ficción que en la realidad se convierte en una amistad incomparable en la vida real. De hecho, una de las principales razones por la que fuimos a Vietnam fue para conocerla en persona. Por que, claro, si puedo elegir una amiga del alma… ¿pa que elegirla cerca? ¡Al otro extremo del mundo, que mola más!
Josema estaba hasta los mismísimos de que le gorroneara el iPad para contestar mensaje tras mensaje, y cuando estaba a punto de dejarlo (qué tranquila habría sido mi vida si

La cuestión es que lo pasábamos tan sumamente bien, y estábamos tan enganchadas, que empezamos a animar a los amigos del Deviant para que se unieran al grupo. A raíz de mi comic ya tenía un grupito de amigos más o menos íntimos que incluso habíamos quedado un día en Santander para conocernos en persona, al menos los que podíamos desplazarnos allí, y hasta creamos un grupo-dentro-del-grupo para jugar con nuestros personajes y crear historias más complejas. Era un sueño dentro de un sueño, como decían en la Princesa Prometida, lo pasabamos genial y todo eran piruletas y arco iris.

Debido a aquello, y también debido a mi traslado de hospital (con lo que se acabó la desagradable tensión que hacía que necesitase crear historietas para evadirme), poco a poco fui abandonando el comic que me estaba haciendo tan popular en el Deviant. Por otro lado, por esa época estaba teniendo lugar un fenómeno que poco a poco iba “abduciendo” a la gente habitual de Deviantart. Se llama Tumblr, y para quien no lo conozca, es otro tipo de plataforma de “microblogging”, muy centrada en lo visual (la mayoría de las entradas son imágenes, aunque también puedes subir videos, música, textos, etcétera, que puedes rebloguear y, opcionalmente, comentar) que, a pesar de lo difícil que hace comunicarse con otras personas, estaba teniendo un éxito brutal entre los artistas, hasta el punto que muchos de ellos desaparecían del dA tras abrirse cuenta en tumblr.

Como hice al principio con otras cosas, yo empecé por rehuirlo. Si la gente se hacía cuenta ahí y desaparecía de otros foros, no era algo en lo que yo quería involucrarme. Pero una de las personas del grupo empezó a poner cosas relacionadas con nuestro grupo de rol, y al final caí.

Me hice una cuenta solo para eso, para hablar del grupo y “rebloguear” cosas relacionadas con nuestros personajes, como nuestros dibujos, fotos de los actores que los interpretarían si hicieran una película, imágenes que nos los recordaban, cosas que nos inspiraban para nuevas partidas, etcétera.


Era muy divertido… al principio. Agregué como amigos (funciona un poco como Deviantart: tu puedes seguir a quien quieras y la gente te puede seguir de vuelta o no, según prefieras, y todo lo que esa persona publique en sus blogs lo ves en tu página personal, con lo que puedes decidir si lo reblogueas, si le das a “me gusta” o si simplemente pasas de largo) a toda la gente con la que jugábamos (incluso de las que no eran del “grupo dentro del grupo”) y a un montón de amigos más de otros círculos. Con el tiempo, incluso gente que conocía a través de otras personas porque publicaban cosas que me parecían interesantes.

En cuanto a la gente que me seguía de vuelta, como estaba completamente centrada en el grupo de rol (intentaba ser equitativa y prestar atención a todos los personajes, pero bueno, era imposible no tener cierta preferencia por el mío y su novio, ¡no?), había alguna persona que me decía “Yo no te sigo porque me pierdo” y lo entendía. No estaba ahí para ser popular, al fin y al cabo. Solo era una herramienta para canalizar mi última obsesión.

Pero al cabo de un tiempo, y la verdad es que no mucho, en realidad, noté alguna cosa rara. Gente que, se suponía, eran amigos desde el principio, formaban parte del “grupo-dentro-del-grupo”, y, vamos, tenían que saber de que iba la cosa, parecían ignorar nuestros trabajos, sobre todo cuando subíamos (sobre todo Trinh, mi amiga de Vietnam, yo ya dibujaba bastante menos) algún dibujo, mientras que ellos hacían un garabato y eran todo “Oooohs” y “Aaahs” de todo el mundo. Trinh me hizo un comentario al respecto y yo fiel a mi “No achaques a la malicia lo que pueda explicar la estupidez” le quitaba importancia. “No lo habrán visto, mujer”. Al fin y al cabo, Tumblr es como el Facebook: lo antiguo en el tiempo va quedando abajo y muchas veces se te escapa.

Pero un día, como digo, subí un dibujo y la falta de atención por parte de nuestros “amigos” me llamó la atención a mí también y comenté algo así como que nos sentíamos ignoradas… y eso provocó de pronto una “Amigoterapia” (o así le llamaron) en la que se juntaron dos personas del grupo y otras dos que no tenían nada que ver con ello pero que por algún motivo se sintieron aludidas y que puesto que también eran amigas nuestras (o eso creíamos) decidieron ayudar, y montaron una multiconversación en Skype.

Espero que no se dediquen a la psicología, en serio.

Si antes de la conversación yo pensaba que no había habido ninguna mala intención en el hecho de que nos ignoraran, después de ella no me quedó ninguna duda de que lo hacían a mala leche. Vale, las dos que se metieron sin que tuvieran nada que ver, cuando me decían que mi tumblr les confundía y que se perdían, tenían toda la razón del mundo, y la verdad es que no iba nada contra ellas. Pero… ¿las otras dos?

Las otras dos eran parte de nuestro grupo de rol. Conocían a nuestros personajes desde el principio. JODER SE UNIERON AL GRUPO POR NOSOTRAS.

A ver, no es que fuera obligatorio que rebloguearan nuestros dibujos, o que dijeran qué bonitos eran, o yo que sé. Pero es que cuando era cualquier otra persona se deshacían en cumplidos, mientras nosotras como mucho recibíamos un “me gusta” de gente que ni siquiera tenía que ver con nosotras… Un doble rasero que mosqueaba, y mucho.

Y aún tenían el valor de decirme que “Estaban hartas de lo que yo ponía” y una de ellas hasta admitió tener bloqueadas (con una aplicación que se llama “tumblrsaviour” y que te bloquea las palabras clave que tu elijas) las etiquetas de mis personajes, y que claro, no veía nuestros dibujos porque no aparecían en su página.

Os podéis imaginar mi sorpresa. O sea, que nos ignoraban a propósito.

La noticia me cayó como un jarro de agua fría.

Cuando una de las otras dos personas que no tenía nada que ver con el tema dijo, al terminar la conversación, algo así como “Me alegro de que se haya arreglado todo” me di cuenta de que no se habían enterado de nada. En cualquier caso, y visto que molestábamos, dividí mi tumblr en dos, uno para las cosas “asépticas” que no molestasen a nadie (gatitos, humor y Doctor Who, principalmente) y otro para mis cosas de rol… y aunque pudiera parecer una decisión tomada por una rabieta, fue una liberación.

Porque en ese segundo blog, ahora sí que no me cortaba. Ya no tenía que preocuparme por ser pesada o molestar a los demás. Todo era sobre mis personajes, y, sí, aún seguía con la costumbre de poner cosas de los otros, pero ya no necesitaba ser equitativa ni tener cuidado. Era para mí, y para mi amiga, y poníamos lo que nos daba la gana, y al que no le gustase, que no nos agregase. ¡Hasta me podía permitir el lujo de poner cosas “subidas de tono”!

Es curioso que del grupo de rol que “tan unidos estábamos” solo siguiera este segundo blog una persona – bueno y un poco más tarde otra. El resto pasó olímpicamente. Pero tampoco dí mucha publicidad al segundo blog, así que vamos a pensar que… no se han enterado.

Eso me dejó alguna cosa clara, aunque el tiempo me ayudaría a concretar más.

Con respecto a Tumblr como sitio en sí: Para empezar, que Tumblr es tóxico. Muy tóxico. Divertido también, pero tóxico. ¿Por qué? Bueno:

-         La comunicación es mala. Si te comunicas con otra persona a base de rebloguear fotos o mensajes de texto, tu blog queda feo y redundante. Si lo haces por mensaje privado, la información es limitada y se pierde cuando respondes. Eso hace que haya muchos malentendidos, sobre todo con gente a la que no conoces.
-         La gente además es muy rarita y se ofende por nada. La persona que creó el mensaje original (lo correcto en tumblr obviamente es rebloguear el mensaje original, conservando los créditos y referencias del autor del mismo, y eso es lo que hago) recibe todos los comentarios que haces, incluso aunque sea una fotografía. Hay gente que simplemente los ignora, pero hay gente que me ha mandado mensajes diciendo que “Por favor no rolee en SU foto del actor/actriz X porque es SU musa”. Al final he decidido ignorarlos. ¿Qué c*ñ* le importa a esa persona si eso no se ve en SU blog? ¿Y quien le ha dado potestad sobre ese actor o actriz para decidir que SOLO ella puede rolear con él/ella? Podría entenderlo si fueran comentarios ofensivos, pero es que no lo son. Son cosas intrascendentes como “Ella contestaría tal cosa” o “Si fuera pelirroja sería una foto perfecta”, que solo van a ver las personas que sigan MI blog, no el suyo.
-         Por último, Tumblr es el paraíso de los “Social Justicars”. Y sinceramente, cansa. Cansa mucho. ¿Qué es un Social Justicar? Bueno, son defensores de causas que, en general, tienen sentido o son loables (como el matrimonio gay, o la lucha contra las violaciones o el racismo), pero que lo hacen desde el fanatismo y la intolerancia, de forma que todos los hombres son malos o si eres heterosexual no tienes derecho a opinar. Con decir que una persona dejó de seguirme cuando reblogueé una opinión que decía que una mujer también puede ser machista…. Esta imagen resume claramente lo que te puedes encontrar en tumblr:


En resumen, tumblr es el lugar donde la gente está ofendida porque la última película de Disney, Frozen, basada en un cuento escrito por Hans Christian Andersen, está protagonizada por personajes de raza blanca. Supongo que con eso se resume todo.

En cuanto a la gente… Bueno, solo decir que si alguien presume de “ser una borde, y que la gente se piense que vas de broma y no se ofenda”… es porque es una borde. Y que encima enseñe a la gente que le rodea a ser bordes también… pues bueno. Que les sepa mal lo que tu haces (por ejemplo hacer comentarios cómplices con tus amigos o poner cosas sobre tus personajes) pero ellas hagan exactamente lo mismo e incluso a mayor escala (inundarte con sus personajes y encima presumir de ello, o hablar en público de sus cosas y de lo maravillosas de la muerte que son sus amiguitas del alma y contar chorradas que no tienen nada que ver con los que les leen). Ya la rematadera era cuando algún seguidor suyo comentaba lloriqueando que había gente que criticaba sus comentarios y les soltaban “ES TU BLOG, ASI QUE PUEDES PONER LO QUE TE DE LA GANA”. Oh. En el mío no, pero en el de otros sí, ¿no?. A la primera persona que dejé de seguir en tumblr fue por eso.

Al final dejas de darte mal, pero claro, que alguien que pensabas que era tu amigo/a te bloquee primero en un blog, luego deje de seguirte, luego te acabe borrando incluso en skype, que al final la tengas que bloquear tú también porque como comentes en algo que esa persona haya creado le moleste, y que al final hasta personas que creías que eran también amigas tuyas pongan un mensaje diciendo “He dejado de seguir a mucha gente, ya era hora de que hiciera limpieza de blog”, compruebes, veas que aun te siguen, les mandes una nota dándoles las gracias, E INMEDIATAMENTE TE DEJEN DE SEGUIR… queda feo.

Muy feo.

No sé si Tumblr es tóxico y pervierte a la gente o estas personas ya eran así. En cualquier caso, no siento que hayan decidido ignorarme. Supongo que no soy lo suficientemente popular ni les lamo el culo lo suficiente, pero qué se le va a hacer, tengo cosas más interesantes en que dedicar mi tiempo.

Mantengo mi cuenta de tumblr, la de rol para mi y a mi gusto, pasándome por el forro las críticas de los demás, y la genérica sin molestarme ya ni en comentar porque veo que los comentarios ofenden, e incluso he creado otra para almacenar referencias sobre vestidos porque es un tema que me encanta, pero ya no me involucro. Tener una opinión en tumblr es peligroso. Le dedico un rato breve al día, y luego ya lo dejo. No merece tanto tiempo, y solo lo valoro como fuente de información (hay noticias que gracias a tumblr soy la primera en enterarme) y para desmelenarme con respecto a mi personaje de rol. Pero nada más.

Y en cuanto a estas personas… solo siento el tiempo que perdí con ellas, y, a veces, que tengo que poner buena cara, porque todavía son amigas de otra gente que, hasta ahora, sí que me respeta y (creo) me aprecia, y me niego a romper con ellas solo porque haya una manzana podrida.

Algún día apuñalarán por la espalda a alguna de las demás. Hasta entonces… con su pan se lo coman.

martes, 22 de octubre de 2013

HE VUELTO...





Y con estas dos palabras podría dar por finalizada la entrada, claro, pero entonces quedaría un poco soso, y además no va con mi estilo… Además, hay mucho que explicar. O nada, que en realidad no os importa, pero si seguís aquí, si realmente esperabais leer algo mío de nuevo, supongo que os la mereceis.
En realidad no sé si es pronto o no para cantar victoria, pero vuelvo a tener ganas de escribir y de compartir cosas, y como otros formatos como facebook se me quedan cortos y además inundan a la gente con lo que escribo, prefiero escribir aquí que viene a verlo solo quien le interesa, y donde puedo explayarme a gusto y sin remordimientos.

Por lo tanto creo que procede una pequeña puesta al día, ya que han sido… ¿casi cuatro años sin escribir? Bueno, en realidad un poco menos. Tengo varias entradas en formato borrador que nunca terminé de subir, así que no os sorprendáis si veis entradas de 2010 que nunca habíais leído. He pensado que ya que me tomé la molestia de escribirlas, procede que estén aquí, así que las voy a pasar de borrador a publicado, tras maquetarlas un poco y añadir los enlaces correspondientes. Además me pueden servir de referencia para las siguientes, en las que intentaré resumir (aunque resumir no es mi estilo, así que esperad tochazos de varios párrafos) lo que he hecho durante este tiempo y por qué he abandonado completamente el blog.

Pero como dijo Michael Ende, y viendo que la cosa va para largo, eso es otra historia, y será contada en otra ocasión…

P.D. También me doy cuenta de que me he dejado comentarios por contestar durante todo este tiempo. De verdad que lo siento. No es nada personal... y si volveis y comentais de nuevo, prometo contestaros a todos...

 
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