sábado, 26 de diciembre de 2009

AUTORREGALOS

Este año he descubierto el placer de los autorregalos navideños. No es que los regalos que he recibido de parte de otras personas estén mal, al revés. Mi marido se lo ha currado, consiguiéndome el peluche del monstruito “Brother”, del Anuncio del SEAT Altea, del que llevaba encaprichada desde que lo ví en el stand de SEAT de Port Aventura el pasado 31 de Octubre. Mis padres me han conseguido un precioso mantón de Manila para sustituir el pobre mantón sevillano de más de 30 años que todavía apuro en las últimas Ofrendas de Flores, precioso, único, original y con bordados extras hechos por mi madre, pero ya un tanto deshilachado por los años de uso. En general, no tengo quejas.

Pero tenía el capricho de desenvolver una BJD que me encontrase debajo del árbol de Navidad una Nochebuena, y, aunque oficialmente el regalo me lo hace Josema, me encargué una preciosa Ruru 21 de Elfdoll para que llegase a tiempo para dicho evento. Desgraciadamente aduanas decidió que sería demasiado hermoso para ser cierto y la retuvo, y como el 24 no hay reparto, y hoy sábado se han tomado puente, la muñeca no ha llegado ni para Navidad.

Por otra parte, cuando compré el regalo de mi suegra, un pijama de la caprichosa tienda Etam, añadí a la cuenta una camisola para mí, que andaba algo necesitada de reponer ropas. La consideré un autorregalo, aunque cuando la vendedora me ofreció envolverla como tal me dio vergüenza y le dije que no hacía falta. Cuando ví la encantadora caja en la que envolvieron el pijama de mi suegra me arrepentí de no haber pedido una cajita para mí, y para compensar, me envolví la figura del Pirata Roberts que me compré en la FNAC y esa sí que me la puse debajo del árbol. Porque sí, porque me quiero mucho.

El caso es que hoy nos hemos acercado a cambiar un regalo repetido a la FNAC y a que Leo se puliera su regalo en casa de sus abuelos paternos (50 euros) en los complementos que le faltaban para su juego de Lego Rock Band, que por falta de información le había llegado sin instrumentos musicales (y ha tenido la suerte de que por dichos 50 euros tenía el set completo). Y me he acordado de que en Sephora tenían unas bañeritas de plástico de adorno de las que me había encaprichado, así que tras dejar el cajón con los instrumentos en el coche nos hemos acercado a por dicha pieza. La dependienta nos ha dicho que las bañeritas las ponían a partir de 20 euros de compra en productos de la casa, así que hemos elegido geles de baño, hemos pagado, y mi sorpresa ha sido cuando he descubierto que la bañerita en cuestión era parte del envoltorio de regalo – vamos, que no había que pagar por ella como en otros sitios, así que nos hemos puesto en la fila, les he pedido la bañerita en cuestión... y para rematar la faena, nos han metido el conjunto en una preciosa bolsa de tela de purpurina azul. Todo como envoltorio de regalo. Yo, en el séptimo cielo, me encantan esas chorradas...

Y es que regalarse cosas es un placer. Creo que me voy a dejar de vergüenzas y lo voy a hacer más a menudo: “¿Lo quiere para regalo?” “Sí, por favor”.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

I BELIEVE IN ANGELS

Más de una vez he dicho que me considero una persona afortunada. No en el terreno de la suerte pura, de los juegos de azar (en ese sentido soy un auténtico desastre, por eso no me veréis comprar un décimo de lotería por voluntad propia), sino en el de las cosas importantes: salud, dinero y amor, que diría Antonio Lobo... De hecho, siempre digo que mi ángel de la guarda se lo curra muchísimo, y, si os preguntáis que hace una agnóstica como yo creyendo en el ángel de la Guarda, pues os diré que sí, que soy así de incongruente. Como en cierta canción de ABBA que solía canturrear cuando tenía 13 años, para delicia de mi abuela que debía ser la única que pensaba que yo tenía buena voz... “Creo en angelitos, que me cuidan siempre de caer...”



La cosa es que en general, siempre he creído que tenía algo o alguien que velaba por mí, porque si no no se explica que en general todas las empresas importantes de mi vida hayan salido tan bien. Vale que el esfuerzo personal influye, que a nadie le regalan nada y que si me saqué la carrera a la primera fue por que hinqué codos, y si no me ha faltado trabajo ha sido porque me he presentado a todas las oportunidades que me han interesado. Pero otros hacen lo mismo y no lo consiguen. Me presenté a una oposición pensada para consolidar el empleo de los que ya habían estado trabajando sin ninguna posibilidad de conseguir plaza por falta de experiencia, y entré – por los pelos, pero entré. No conseguí plaza fija en el Hospital de Teruel y me surgió el Reingreso Provisional en el Royo Villanova, en Zaragoza.

Ahora, como conté en su momento, y debido al baile de traslados, me iba a tocar irme a Calatayud. Que probablemente sea un sitio estupendo para trabajar, pero que ante la perspectiva de hacerme 180 kms. diarios se me ponían los pelos de punta.

Y va ayer día 22, tranquilitos, de sobremesa, a las 3 de la tarde, y suena el teléfono. Josema mira el número: termina en 00. “Creo que es de un hospital”, le comento, aunque no ubico cual. Lo cojo, con un buen presentimiento, y efectivamente... se trata nada menos que del director del Hospital Miguel Servet, para ofrecerme el puesto de Coordinadora de Admisión que se va a quedar vacante en breve al ser ascendida la actual coordinadora a Subdirectora de Servicios Centrales.

¿Qué si acepto? ¿Cuánto tiempo tengo para pensármelo? ¿Mañana? Vale, mañana estoy ahí.

Cuelgo.

“Me ha tocado la lotería”, le digo a Josema. Ya lo creo. El gordo. No solo no me voy a tener que desplazar ya en coche (el Hospital Miguel Servet está a 5 minutos andando desde mi casa) sino que encima voy de jefaza.

Y es que mi ángel de la guarda se lo curra. Muy muy bien.

Vale, me ha costado dos amuletos de la suerte que he perdido por el camino, aparte de los angelitos de cristal que se me rompieron y la muñeca que se supone que debería llegarme para Nochebuena y que está retenida en aduanas y que no creo que llegue hasta el 28 de diciembre. Pero es el karma, qué se le va a hacer. Vale la pena el intercambio.

lunes, 21 de diciembre de 2009

¡NIEVE!


Parece que como no tenemos luces de Navidad, el tiempo ha decidido darnos ambiente navideño de otra forma, así que lo primero que me he visto al salir del garaje ha sido caer la nieve en copos blancos, blandos y suaves. Hubiera sido hermoso si no me diese tanto miedo conducir en esas condiciones. Y menos mal que he ido por zonas transitadas ten las que la nieve no había cuajado en el asfalto. Ahora a ver que pasa a la vuelta.

lunes, 14 de diciembre de 2009

FRASES LAPIDARIAS

Leo siempre ha sido capaz de sorprenderme con una frase. Empezó muy jovencito, cuando con 2 añitos recién cumplidos, en Diciembre, en un centro comercial, me pidió que compartiera con él mi zumo de naranja repitiendo el “¡Ponme otra, amigo, me tienes seco!” que acababa de oír en la pantalla del Media Markt dónde estaban proyectando la genial “El Emperador y sus locuras”, de Disney.

Después de aquello ha tenido como mil salidas de ese estilo, y probablemente las he registrado en algún sitio, pero como mi amigo el señor Alemán está tan activo últimamente, creo que soy incapaz de recordar ninguna. Haciendo memoria me viene a la cabeza su definición de DNA, hecha cuando tenía 5 ó 6 años: “eso que tenemos en nuestro interior que hace que seamos como somos”. O cuando infirió, al mirar una tabla periódica y siguiendo el razonamiento de la película Evolution, que, si los seres humanos somos seres vivos basados en el Carbono, y nuestro veneno es el Arsénico, y los marcianos de esa película estaban basados en el Silicio y por tanto su veneno era el Selenio, Superman, cuyo veneno es la Kriptonita, tenía que ser una forma de vida basada en el Fluor (coged una tabla periódica y seguireis el razonamiento). Seguramente al final recordaré alguna más... Pero no quiero que se me olvide la de ayer, porque fue simplemente redonda...

Estábamos terminando de comer en casa de mis padres, como todos los domingos, y salió el tema de un trabajo que estaba haciendo a medias con una compañera de clase sobre la geosfera terrestre. Necesitaba imágenes, y quería que le ayudásemos a descargarlas de internet e imprimirlas. Pedía especialmente alguna imagen de la película “El Núcleo” que habíamos visto recientemente y de la que se le había quedado la errónea impresión de que una teoría decía que la tierra era hueca como una Geoda. Entonces le corregimos, ya que en esa película lo que sugerían era que había espacios huecos como geodas, efectivamente, pero no en el centro de la tierra sino repartidos por el manto terrestre, y mi marido empezó a explicarle como sería un hipotético corte de la Tierra. Empezó usando como ejemplo una naranja, pero al faltarle el núcleo pasamos rápidamente a un melocotón: “Imaginate un melocotón”, le dijo. “El hueso, ¿qué sería?” “El núcleo”, dijo Leo. Siguieeon con la carne (el manto), y la piel (la corteza terrestre). Yo, por hacer la broma, y pensando que lo relacionaría con la película ya nombrada y que diría que era la nave de los protagonistas, le pregunté “¿Y el gusano? ¿Qué sería el gusano?”.

Y el contestó sin dudarlo ni un momento y sin equivocar la pronunciación:

“¡Jörmundgander!”

Sobran los comentarios.

sábado, 12 de diciembre de 2009

SPANISH MOVIES

Hace algunos años una película cambió mi vida. Y si esperáis una película profunda o de cierta relevancia moral, estáis equivocados. La película en cuestión fue "Scary Movie 3", y si cambió mi vida fue porque algunos meses antes, Leo había visto “Señales” y había desarrollado un terror pánico hacia los extraterrestres y hacia cualquier cosa que le recordase dicha película. Es curioso como los miedos cambian de unas personas a otras, porque a mí Señales me pareció una peli más bien aburrida, pero a él, como digo, le encendió un pequeño interruptor en su interior y desde entonces no podía ver ni los tráileres de Expediente X en la televisión.

De pronto, haciendo algún tipo de zapping, nos encontramos con "Scary Movie 3", que parodiaba con gran maestría “Señales”, “The Ring” y otras películas menos aterradoras como “Matrix”. Y aunque Leo no perdió el miedo a los extraterrestres, el hechizo que hacía que sólo recordarle “Señales” le dieran escalofríos se rompió. Empezamos a dormir más tranquilos y a valorar un género que a mi al menos me pasaba desapercibido, las parodias de otras películas o, como las llaman usando un término anglosajón, “Spoof movies”. Que en realidad ha dado pocas perlas, aparte de esta Scary Movie 3, ya que incluso las primeras partes de esta parodia son mucho peores, soeces, desagradables, y con un humor menos agudo que esta tercera parte o que la cuarta, que tampoco está mal del todo (impagable la escena en la que Cindy Campbell habla en “japonés” subtitulado con el niño de “La Maldición”).



A pesar de ello, cuando descubrimos que en España habían decidido realizar una película en la misma línea, cuanto menos, la curiosidad nos pudo.



Los tráileres nos empezaron a enganchar...



Y nos faltó tiempo para ir al estreno, en los multicines Renoir, por cierto (que son los que más cerca tenemos de casa, y que por su repertorio de cine español y/o intelectual la verdad es que frecuentamos poco)...

La verdad es que la película no nos ha decepcionado. Que no pasará a la historia del cine, vale. Que proporciona un buen rato riéndose sin malicia, y con bastante mejor gusto que las dos primeras Scary Movies, del cine español, es una verdad como un templo. Lo mejor de todo, que incluso aunque no hayas visto todas las películas que parodian, sólo con lo poco que se sabe de ellas como cultura popular (no parodia “el cine español” tradicional, de la pre-post-durante-Guerra Civil o de comedia romántica soez tipo Jorge-Sanz-se-quiere-f*ll*r-a-Maribel-Verdú, sino los grandes éxitos que lo han sido, precisamente, por salir de esos aburridos tópicos que Juanma Bajo Ulloa englobó tan acertadamente en aquella convención de StarWars) coges los guiños y te ríes a carcajadas.

Y entonces te vas reconciliando con el cine español, y lo apoyas, y te animas a ver “Planeta 51”, que no tiene nada que envidiar a otras películas de animación 3D que se han estrenado de otras compañías (quizás no llegue al nivel de la Pixar, pero en lo que a mi respecta lo pondría a la altura de películas como “Shrek”), o descubres de casualidad pequeñas joyas como “Nocturna”, deliciosa historia de fantasía con una animación completamente distinta a lo que estamos acostumbrados, música maravillosa, y un argumento que a mí me recordó a la vez a las poéticas historias de estrellas perdidas de Neil Gaiman y a los mundos de fantasía infantil para niños inteligentes de Michael Ende...



No os perdáis ninguna de ellas. Cada una en su género, vale la pena, y les dan mil vueltas a todo lo que nos viene del otro lado del charco.

viernes, 11 de diciembre de 2009

TRISTE NAVIDAD


Este año he tardado mucho en poner los adornos navideños. Con el tema de las estanterías nuevas, y luego la aldea inforrolera, hasta ayer día 10 no he podido ponerme a ella. Y qué mal lo he llevado. Ansiosa, nerviosa, triste, deprimida... Para colmo de males, al coger una cinta de espumillón se me cayó una cajita que contenía 6 angeles de cristal que compré por un precio irrisorio hace unos años en Galerías Primero y que no he vuelto a ver nunca a la venta en ningún sitio. Un ángel de cada color, pequeñitos, como de 4 cms. de altura, que brillaban entre las luces del árbol de Navidad como las criaturas celestiales a las que representan. Tal como cayó la caja, los 6 ángeles quedaron desintegrados. Más allá de cualquier reparación posible. Casi me echo a llorar.

Encima, la crisis ha afectado a la ciudad. Apenas han puesto luces, ni siquiera por el centro. Todos esos arbolitos llenos de pequeñas bombillitas que hacía que parecieran poblados por las hadas este año no están ahí para subirme el ánimo cuando salgo de casa, a las 7,30 de la mañana, con frío intenso y noche cerrada. Solo tengo mi pequeño pueblito de Navidad, ese que me regaló Josema, y mi árbol personal con sus lucecitas blancas, que apago antes de irme porque me da miedo que se queden encendidos en mi ausencia. Luego la ciudad está triste, vacía.

Siempre he dicho que las luces de Navidad tienen una razón de ser. Que probablemente ya en la Edad de Piedra los hombres de Cromagnon se arremolinaban asustados por la terrible oscuridad, y encendían hogueras para combatirla. Es más que probable que con el tiempo descubrieran que los pequeños adornos metálicos multiplicaban las luces y eso diera origen a las bolas de cristal, las campanillas doradas, el espumillón y tantas otras cosas con las que la gente barroca como yo inundamos nuestra casa. ¡Si hasta los judíos celebran Hannukah encendiendo velas!

Me comentó mi madre que en un colegio público, ante la controversia de celebrar la Navidad con los muchos alumnos que ya tenían de otras religiones, le cambiaron el nombre por el de Fiesta de las Luces (nombre que comparte con la propia Hannukah, con la Fiesta de las Luces de Lyon o con el Diwali Hindú). Me parece tan adecuado, tan ingenioso, tan necesario...

Creo que la Navidad no me diría nada si no estuviera acompañada de toda esta decoración. De hecho, no me gustaría. Quiero mis luces. Me siento depre sin ellas...

 
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