jueves, 27 de septiembre de 2007

SOBRE LA LEVEDAD DE LA VIDA DEL GATO

Jonsey está mimoso últimamente. El cabroncete de él, por mucho que nos muerda, destruya cosas o simplemente pase de nosotros, se ha ganado un hueco en nuestros corazones y ahora yo no sé si sabría dormir sin sentir su peso sobre mis piernas o notar su calorcito peludo pegado a mí. Anoche sin ir más lejos se metió bajo las sábanas entre nosotros, Josema y yo, cosa rara ya que o se pone entre mis piernas o se pega a su amado amo ronroneando sin parar, y se dejó hacer todas las caricias del mundo. Es como un peluche animado.

Y llevando como llevo toda la semana viendo en la cuneta el cadáver de un pobre gato blanco atropellado (ahora el pobre no es más que piel y huesos, y hoy que me he acordado de llamar al servicio de recogida de animales muertos, resulta que no me coge nadie el teléfono), pues no puedo evitar pensar en mi pequeño peluche de ojos azules. En lo mucho que lo quiero y que lo echaría de menos si le pasase algo - ¡ya ves, yo que no quería saber nada de gatos porque me parecían mucho más traicioneros que los perros! (bueno, y sigo pensando que el perro es más bueno, fiel e inteligente que el gato. Lo que pasa es que también es más complicado de cuidar…).

El caso es que para rizar el rizo y como si el bicho muerto fuera profético, Jonsey está otra vez orinando sangre. Y cuando pasa eso yo me pongo histérica. Me lo noto. Estoy nerviosa en casa, no rindo igual, me preocupo… Y no es solo el hecho (que también fastidia lo suyo) de que esta tarde vaya a tener que echar la tarde en una visita al veterinario que además va a costar una pasta gansa. Es que mi pequeñín está enfermo, joe. Y yo ya estoy en vilo, ¿y si le pasa algo? ¿Y si no se cura y se me muere?

Lo que me faltaba, con la semana de trabajo que llevo…

*MODO BLOG ON*

Pues como servidora no puede abrir un blog, y hace tiempo que abandoné el diario a la antigua usanza, me queda cierto resquemorcillo, como que me falta algo… Ahora resulta que todos mis amigos tienen su blog. Y hasta mi marido se ha abierto uno. Y yo quiero contar cosas, desahogarme, y todo eso…

Hay muchas cosas que quedan ya escritas en mi constante comunicarme con gente a través de grupos, foros, etc… Otras las apunto a modo “telegrama” en mi agenda. Así que la verdad es que si muero de repente, sigo dejando tras de mi un amplio registro de toda mi vida que seguramente mis herederos destruirán sin atreverse a leerlo (y se perderán divertidas “perlas” enterradas entre mucha basura, pero tampoco puedo pedirles que se lean 35 tomos de diario manuscrito con mi maravillosa caligrafía de médico chapucero).

Pero es igual, aún así, hay días que me apetece escribir cosas. Y aunque pocos, hay ratos muertos en el trabajo. Así que ¿por qué no escribirlos en el ordenador? Me da menos pereza y encima el word me corrige automáticamente las faltas. ¿Qué más se puede pedir?

Siempre puedo mandárselo por correo electrónico a mi medio naranjo y que me construya una página de blog en su portátil.

Así que voy a decirlo, que me hace ilusión

¡Queda oficialmente inaugurado este blog!

 
Vivir para soniar - Templates Novo Blogger