Hay un neumólogo en el hospital a quien todo el mundo adora. Cuando le ves llegar, siempre tiene una sonrisa de oreja a oreja que no se le borra digas lo que digas. Es de origen árabe (aunque probablemente lleve más tiempo que yo en España) y todavía conserva un divertido acento y una extraña forma de hablar. Y cuando se dirige a ti lo primero que hace es sacarse un caramelo del bolsillo y ofrecértelo, porque, según sus propias palabras, “bastante amarga es ya la vida para no endulzarla de vez en cuando”.*
Estos tres días he tenido que trabajar con él para pedir una prueba un tanto especial para un paciente. Hoy por fin hemos terminado el papeleo, y cuando he entrado a hablar con mi compañero Carlos para que me ayudase con la codificación del diagnóstico, Beik nos ha acompañado, y al comentario de Carlos de “¿No te doy pena?”, porque esta semana se va a quedar él sustituyendome en las labores habituales de mi trabajo, él ha contestado. “No me gusta que mis amigos me den pena, me gusta que me den envidia”.
Qué frase más bonita.
La ha reclamado como suya, y como suya la pongo aquí. Frase del Doctor Beik, a la altura de perlas como las de Paulo Coelho o Jorge Bucay. “Me gusta que mis amigos me den envidia”. Porque eso significa que a tus amigos les pasan cosas buenas, cosas dignas de ser envidiadas, y eso es una forma muy, muy linda de desearles lo mejor.
Beik nos ha deleitado con otras máximas de su filosofía, que en general se reducen a saber sacar lo mejor de la vida, mirar siempre el lado bueno e intentar ser feliz y hacer felices a los demás. El lo llama “El método Beik”, y no debe ser tan malo cuando absolutamente todas las personas que conozco que han estado a su cargo (y curiosamente conozco a varias) le recuerdan como una de las personas más encantadoras y uno de los mejores médicos que conocen.
Y es que la medicina tiene mucho de saber ser amable con el enfermo, y darle ante todo un trato humano. En mi propia experiencia profesional, vi que los pacientes (erróneamente) preferían que yo les tratase con amabilidad a que otro médico menos amable que yo les diera un tratamiento más correcto. El Método House podrá ser muy fiable, pero nadie quiere a ese cabrón (aunque muchos de nosotros querríamos tener los c*j*nes que tiene él para tratar a algunos pacientes insoportables). Es mucho mejor el método Beik.
Sobre todo para ir por la vida.
miércoles, 2 de julio de 2008
EL MÉTODO BEIK
Publicado por Sonia en 17:34
Etiquetas: Pensamientos profundos, Trabajo
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2 comentarios:
Evidentemente no soportaría a un House, bastante tendría con estar enferma. Ojala todos los médicos fueran igual que este
Otra frase del eminente doctor, para que no se me olvide:
"Los pacientes de más de 85 años no se mueren. Se apagan".
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