domingo, 22 de junio de 2008

SUEÑOS VIAJEROS

El pasado viernes día 20 soñé que viajaba a Australia a visitar a mi amiga Jill (la que estuvo por aquí en Junio de 2006). Íbamos a su casa y me sorprendía lo seco que era todo, muy, ¿cómo diría yo?, monegrino... no me sentía para nada fuera de mi país. Las casas, sin embargo, sí que eran raras. La casa de Jill era como una casa de pueblo aragonés, pero el patio lo formaban otras casas edificadas alrededor y tenía salidas entre los edificios... era rara, muy rara, de verdad. Es difícil de describir, como casi todos mis sueños, pero tenía una mezcla de elementos familiares y extraños muy desconcertante.

Otro factor del sueño era que nos habíamos llevado a Jonsey con nosotros. Me sorprende tanto que lo hubiéramos hecho como que el animal aguantara el viaje... Se supone que los animales en los aviones van en la bodega, y un viaje a Australia como mínimo seguro que era tan largo como el de Japón. Llevar al pobre Jonsey en la bodega del avión más de 11 horas me parecía una tortura horrible e innecesaria. Sin contar la despresurización, el maltrato de las maletas (y ya no digo nada de posibles cuarentenas porque en mi sueño ni me acordaba de ellas). Encima había otro problema... ¡la vuelta! Jonsey había soportado la ida, porque estaba allí, recorriéndose pueblos australianos más feliz que un ocho (de hecho me costaba encontrarle). Pero ahora iba a tener que pasar por lo mismo cuando volviésemos... Me daba miedo que como mínimo, se marease....

Curiosamente cuando me desperté por la mañana, Jonsey vomitó. Varias veces, además. Hasta el punto que me fui al trabajo preocupada. Y obviamente, no por que se hubiera mareado durante el viaje. Debía haber comido algo que le sentó mal, pero si la cosa iba a más, no sabía que hacer. Se quedó, además, el pobre, encerrado en la cocina, ya que mi sentido práctico decía que si le dejábamos toda la casa libre, vomitaría en la cama o algún sillón.

Menos mal que cuando volvimos a casa no había vuelto a vomitar y todo fue una falsa alarma. Es posible que pillase a alguna de esas cucarachas medio moribundas que salen después de que fumiguen, envenenadas y por tanto, venenosas. En casa rara vez se ven esos bichos que tanto Josema como yo no podemos soportar... pero cuando vienen los de antiplagas y fumigan, entonces sí que se ven... Ojos que no ven, corazón que no siente... prefiero, sinceramente, que estén vivas y no salgan de las cañerías, a que las maten y me las encuentre por la casa....

En cuanto a hoy, he soñado con la Expo. Iba a visitarla yo sola, aunque me acababa juntando con varias personas entre ellas un chico que era matrona, y que había conseguido cosas de Nuk y otros laboratorios en los pabellones para mi sorpresa. Yo quería sellar mi pasaporte, y se me olvidaba todo el rato, y el sueño era un trasiego de escaleras mecánicas, idas y vueltas buscando dónde se sellaban, intentando no encontrarme con no sé quien, e intentando encontrar al resto de mi familia que, por lo visto, iba a venir más tarde.

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