Son palabras mágicas, os lo aseguro. Eso, y otro consejo que daban en los Jóvenes Castores (¿recordais que ya hablé de ese manual antes?). Sonreíd siempre. También lo leí en otro sitio: sonríe hasta cuando hables por teléfono, la persona al otro lado lo notará. Es verdad.
En mi trabajo tengo que hablar con mucha gente por teléfono, gente a quien no he visto nunca la cara. Muchas de mis compañeras dicen que siempre se encuentran con respuestas bruscas, con mala educación, en resumen, que acaban hasta las narices. Siempre me pregunto por qué a mi no me pasa, o al menos, me pasa con mucha menos frecuencia. La única respuesta que se me ocurre es esta: Siempre, siempre que llamo por teléfono, comienzo con “Hola, buenos días, ¿podría – insertar aquí el motivo de la llamada -, por favor?”, sonriendo. Sigo sonriendo toda la conversación, a veces si me dan pie hasta bromeamos juntos. Y termino con un “Muchas gracias”.
Y funciona. Casi siempre. De verdad.
jueves, 13 de noviembre de 2008
HOLA, BUENOS DÍAS, POR FAVOR, GRACIAS
Publicado por Sonia en 11:21
Etiquetas: Pensamientos profundos, Trabajo
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