Vaya racha de sueños. Con éste van tres. Aunque este es breve de contar.
Jonsey estaba triste. Le oía maullar a su estilo lastimero y llorón, y le llamaba. Entonces él se asomaba de debajo de la cama y me miraba, y sus ojazos azules estaban llenos de lágrimas. Se me quedó grabada la imagen.
Entonces el propio Jonsey, tremendamente mimoso, como si realmente hubiera estado triste y necesitado de cariño, me despertó ronroneando apretándose contra mi cara.
Quizás fue un sueño premonitorio, porque esta mañana le he pisado el rabo sin querer y pocas veces creo haberle hecho tanto daño...
domingo, 23 de noviembre de 2008
EL GATO QUE ESTÁ...
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