Hay una tendencia errónea, sobre todo en el foro de rol en el que estoy logueada con el nick de “Luna”, a creer que soy una fan de este astro. Por ello, ya van dos veces que en la canción que me dedican en el frikinvisible me quedo con cara de gilipollas cuando eligen un tema con la palabra “Luna” en el título y como son temas que, aunque preciosos, no les veo especial relación conmigo, no caigo en que se refieren a mí. Y eso que cuando Dollzone sacó en su promoción de Navidad dos muñequitos llamados “Luna y Leo”, cada vez que los nombraban yo daba un respingo, por la casualidad de leer los dos nombres juntos... Siempre pensaba que se referían a Leo y a mí.

Sin embargo, el sábado por la mañana, cuando nos recorrimos las calles de Madrid cercanas al hotel en busca de tiendas frikis, caímos de casualidad en dos tiendas interesantísimas, a las que me gustaría volver. Una, Volvoreta, está más dedicada a juguetes antiguos y curiosidades. Me fascinaron sus cajitas de música, y, sí, cayó una... (entre otras varias cosas), aunque me gustaría comprar alguna más. Eran diferentes, originales, y con melodías nuevas... casi se hace raro de ver.
En la otra, Geotierra, entramos porque a Leo le habían recomendado poner un trozo de obsidiana bajo la almohada para superar sus miedos nocturnos. Habíamos comprado un huevo de obsidiana marrón en la zaragozana Tarsis, un huevo pequeñito y caro (17 euros), en el que el propio Leo tenía poca fe, y prefirió utilizar uno que compró en el mercadillo de minerales de los domingos de la Plaza San Francisco, hace muuuchos años, y que tenía olvidado en una estantería de su cuarto. Resultó ser de Obsidiana nevada, y más grande que el otro, y con ese ha hecho sus primeros (y también infructuosos) intentos de dormir solo.
Así que el tenía el gusanillo de comprar “el huevo” de obsidiana perfecto, y entramos... Allí, por menos dinero que en Tarsis, encontró uno completamente negro, más grande, que le ofreció mucha más confianza, y de paso, entre ángeles de amatista, panteras de malaquita, e icosaedros de cristal de roca, encontré una cosa que me enamoró.
Un collar de piedras de luna.

En ese momento sí que sentí que la Luna tenía algo que ver conmigo, que necesitaba tener ese trocito de su luz para mí sola. Quizás, después de todo, quienes me dedicaron “Fly me to the moon” o “Black moon”, tenían razón...
4 comentarios:
Algo lunática has de estar, para ser amiga mia. Yo siento qeu soy oscuro y dueñ ode la belleza de la luna. ¡¡¡¡¡AAAAAUUUUUUUUUUUUUUUUUU!!!!!
Aún va a ser eso, aún... XD XD. Mira tú, no lo había pensado...
No conocia esas piedrecicas, no sabía que se llamaban así. Me encantan este tipo de piedras y pinturas trasparentes-nacaradas y bueno, me uno al club pro-lunas con mi aportación personal: mi pez favorito, el pez LUNA o Mola mola, para mi un bicho realmente espectacular:
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/thumb/9/98/Mola_mola.jpg/767px-Mola_mola.jpg
oooh yo tengo unos pendientes de piedra de luna y un collar. Los pendientes los compre en Roma eran la copia de unos encontrados en una tumba etrusca. y el collar me lo regalo Hermonge porque dice que soy la loca de la luna
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