domingo, 14 de diciembre de 2008

EL CUENTACUENTOS

Cuando la gente sabia de su pasado a través de los cuentos,
explicaban su presente contándose cuentos
y predecían su futuro con cuentos,
el mejor lugar de la casa junto al fuego se lo reservaban siempre...
... al Cuentacuentos.




Hace casi 19 años conocí a un chico que tenía ese don. Era capaz de contar una historia y mantenerte con los ojos fijos en él, esperando ansiosamente a saber el final. Cuando salíamos en pandilla me quedaba hasta las tantas escuchándole en el coche, mientras me contaba las historias de Yrdin y Luna, que con el tiempo hice también mías. Cuando creaba una partida de rol, la vivíamos como si estuviéramos viendo una película, y fuésemos nosotros los actores.

Al final, me casé con él, y todavía no me he arrepentido (o al menos, no lo suficiente). Y ayer por la tarde volví a recordar el por qué.

Hacía ya unos días que habíamos quedado con nuestros amigos Teresa y Arturo para ir con ellos y su pequeño Dani al cine. Teresa es quizás la amiga con la que todavía me relaciono a la que más tiempo hace que conozco, desde que sus padres y los míos, vecinos en aquel terreno de Valdespartera, intentaron hacer que saliéramos juntas cuando yo empezaba la universidad. En todo ese tiempo, sin ser quizás amigas del alma, hemos conseguido que nada se estropee entre nosotras, y ahora que somos madres las dos, y que nuestras parejas también se llevan bien, intentamos quedar aunque sólo sea con la excusa de los hijos.

Así que teníamos el acuerdo de que en cuanto estrenasen Bolt, iríamos a verla al cine con nuestros dos peques (aunque Leo y Dani se llevan 5 años, Leo es un padrazo, un “tato” mayor para Dani, y verles juntos es una gozada). Y así lo hicimos.

A la diversión, os aseguro que mucha, que nos proporcionó la película, que os recomiendo si os gusta la animación, si os gustan los animales y si os gustan las películas bien narradas (a pesar de su predicibilidad en el argumento, como buena película infantil pre-navideña), le siguió un rato de incertidumbre sobre dónde íbamos a ir a cenar. El McDonalds del centro estaba lleno, y las opciones no se veían muy halagüeñas. Entonces Josema se acordó del Wok del Centro Independencia, quizás no lo más barato del mundo (14 euros más bebidas, buffet libre), pero sí con buena calidad y cantidad de comida. Y allí nos encaminamos.

De las 9 a las 10 de la noche estuvimos tremendamente tranquilos. Comimos fenomenal, y el pequeño Dani, a quien no le cobraron menú, comió por lo que sí le habían cobrado a Leo (que picoteó lo justito). Conforme se acercaba la hora de irnos, sin embargo, el local se iba llenando (cenas de Navidad de estudiantes y demás, por lo que parecía) y los camareros, obviamente, iban más desquiciados. Dani empezaba a ponerse nervioso, y a no parar en la silla, y entonces Josema le dijo “Estate quieto, o te pasará como al niño que no paraba de moverse”.

Y ahí empezó todo.

Josema empezó a contarle una historia a Dani. Dani miraba embelesado. Sus padres y yo, también. Incluso Leo (que a veces aportaba algo). Incluso el señor de la mesa de al lado, que se partía de risa con el particular humor de Josema. Y tras esa historia, vino la del niño que escupia o la del niño que no quería comer. Y la cara de Dani era un poema. Daban ganas de fotografiar esa expresión de absoluta atención y devoción.

Y yo me volvía a enamorar otra vez de mi cuentacuentos....

6 comentarios:

Nicasia dijo...

No hay nada mas increíble que saber contar una historia directamente de tus labios. A mi me resulta imposible hacerlo, me aturullo, me da corte. Tengo la idea en la cabeza pero no sale de mi boca. Cuida a tu cuentacuentos y sobre todo disfruta de él porque no todo el mundo tiene esa suerte.

Anónimo dijo...

Ains, me he emocionao y me ha dao envidia.
Realmente me he puesto tiernecica al leerte... yo quiero uno de esos para mi y lo quiero para siempre!!!
Voy a dibujar corazones!!!

Sonia dijo...

Jajaja, Lola no me tengas envidia que yo sé que tienes a alguien muy especial también.

A mi es que ese talento de mi chico me pierde. Ayer mismo me mandó medio cuentito de Navidad por correo electrónico y ya estoy deseando que me mande el resto. ¡Qué imaginación tiene el puñetero! Lástima que no escriba más, que las palabras, hermosas como son, se las lleva el viento...

Anónimo dijo...

Ey, por cierto se me olvidó darte las gracias por poner la intro del Cuenta Cuentos, adoraba esa serie... ains, qué recuerdos.

Han Solo dijo...

Jim Henson
dos palabras que lo dicen todo
Hola Sonia
soy Juan Pablo
¿oye, que he de hacer para poner una historia de Navidad en tu blog?

Sonia dijo...

¡Hola, Juan Pablo! ¡Bienvenido al blog!

Pues, la historia, si quieres ponerla en comentarios, puedes poner lo que quieras... ;-) (Hoy pondré una felicitación de Navidad así que ahí puede ir de perlas)...

 
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