Ya es oficial. Tras unos días de papeleos y hasta un viaje a
Calatayud a tomar posesión de mi plaza, por fin tengo un puesto de trabajo
fijo, mío y sólo mío, aunque sea a 80 kilómetros de Zaragoza, y lo que es
mejor, a pesar de mis dudas y de mi inseguridad sobre mi situación en el
Hospital Miguel Servet, me han vuelto a dar la Comisión de Servicios
reafirmándome en este hospital-jungla que al menos, está a cinco minutos
andando desde mi casa. Por los pelos, no se crean, porque la convocatoria ha
salido publicada en el BOA hace escasamente 15 días y ha habido que hacer todos
los papeleos rápidamente para tenerlo todo en orden antes de las vacaciones.
Pero ahora, y después de unos días de vacaciones en los que he somatizado todos
mis nervios previos, empiezo a sentir que pertenezco a este sitio. Ojalá dure.
No soy de las que se dan por vencida fácilmente, pero en estos seis primeros
meses juro que ha habido veces en las que he estado a punto de tirar la toalla.
Ahora, aunque todavía sé que me falta mucho camino por recorrer, me veo con
fuerzas renovadas para aprenderme los entresijos de un centro sanitario
compuesto de cinco edificios, más dos centros médicos de especialidades, en el
que parece ser que la única forma de que se note que trabajas sea poniéndote
histérico cada vez que hay un problema, en vez de buscar una solución. Quizás
hasta pueda cambiar eso, porque nunca ha ido con mi estilo.
Y para redondear las cosas, nos embarcamos en la compra de
un piso. Añadiría “nuevo” pero mentiría estrepitosamente. Ni es nuevo ni
conlleva el cambio de domicilio. Hemos conseguido por fin que el vecino del
piso inmediatamente superior al nuestro se decida (llevaba un par de años entre
dos aguas) y venda su vivienda, y si todo sale bien y nos conceden la hipoteca
que hemos solicitado, pasaremos a engrosar las listas de la gente endeudada a
final de mes durante 30 años, pero tendremos (tras las correspondientes
reformas y permisos, eso sí) un maravilloso dúplex el doble de grande que lo
que tenemos ahora. Solo espero que no lo llenemos tan rápidamente.
Todo esto a solo una semana y poco de las vacaciones. Y aun
se sorprende la gente de que no tenga tiempo y tenga abandonado el blog. Ains.
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