domingo, 11 de abril de 2010

CABALGANDO DRAGONES


Hace muchos años, cuando estrenaron la versión cinematográfica de “La Historia Interminable”, me pegué mucho tiempo enchochada con esa película. Puede que ostente el record de la película que más veces he visto en cine (creo que llegaron a ser unas 11 veces, contando una que vez que me invitaron a una sesión matinal sorpresa y resultó ser esa misma película), llené la habitación de pósters, me suscribí a revistas alemanas para tener fotografías (que eran escasas en la prensa española), y ante los comentarios de que la película era mala, sobre todo en comparación con el libro, yo la defendía diciendo que sí, que era muy diferente al libro, pero aún así, me gustaba tanto como el mismo (que en su día también me había encantado)… y creo que fue por Fujur y las escenas en las que Atreyu volaba en él.

Durante meses soñaba con cabalgar en un dragón de la suerte. Y es gracioso, porque soy una persona con miedo a las alturas y a la velocidad. Y sin embargo, iba al parque de atraciones, me subía al Twister, cerraba los ojos y pensaba “Voy cabalgando en un dragón de la suerte”. Y era feliz. Todavía lo hago, en realidad.

Fujur sigue siendo parte de mi iconografía adolescente. Fui feliz como una niña pequeña cuando con unos 20 añazos me lo encontré al natural (o al menos la maqueta que usaron en la película) en los Estudios Bavaria de Munich, y cuando este año 2009 hemos vuelto a verlo ha sido como reencontrarme con un viejo amigo. Por supuesto, su versión en peluche se vino a casa en cuanto pasé por la tienda (a veces lo confundo con mi gato, porque tienen exactamente el mismo color).

Así que si aquella vez, viendo una película de los años 80, con efectos especiales tirando a cutres, me sentí así… os podeis imaginar como me sentí el pasado 26 de Marzo, viendo “Como entrenar a tu dragón”, animación por ordenador en 3D de primerísima calidad, paisajes que parecían reales y un dragón con la carita de Stitch y comportamiento felino del que te enamoras cada vez que fija sus enormes ojos verdes en la cámara. La película, como en el caso anterior, apenas es fiel al libro en los nombres de los personajes y ciertas cosas de la linea argumental, pero como el libro no es tan famoso (aunque tiene el honor de haber sido el primer libro “gordo” que se leyó Leo, a la edad de 6 años), quizás el tema no trascienda tanto. A mi, en cualquier caso, no me afecta demasiado. Tengo asumido que el libro y la película son cosas diferentes, y si la película me aporta cosas nuevas, no me importa que cambien el argumento (es curioso, llevo peor que cambien a los personajes que el argumento en sí). De hecho, debo ser la única persona a la que la adaptación de El Señor de los Anillos le dejó fría… Sí, maravillosa, espectacular pero… no me aportaba nada que no hubiera visto ya en mi imaginación cuando leí el libro…

Volviendo a “Como entrenar a tu dragón”, quizás lo mejor de esa película no es tanto lo que cuentan (la historia de siempre del chico diferente que luego demuestra que eso no le hace peor que los demás) sino cómo lo cuentan. Aparte de los medios técnicos, innegablemente soberbios, está un guión ágil, unos personajes carismáticos y creíbles, al menos dentro de la historia de fantasía que cuentan, reacciones que el propio espectador podría tener, gags graciosos, paisajes impresionantes… y un dragón que cualquiera querría tener como mascota.

Así que Desdentao pronto se coló en mi corazón. Hasta el punto que ya hemos ido a ver la película al cine dos veces y no me importaría repetir, si no fuera por esos malditos horarios infantiles. Pero, como en “La Historia Interminable”, cuando realmente decidí que tenía que dedicarle una entrada, fue cuando Hipo cabalga en él por los cielos, con el espectador acomodado en la grupa a su lado. Me dejé llevar, volé, subí y bajé, y me sentí de nuevo como la adolescente que viajaba en Fujur, con esa sensación en el corazón que solo he visto descrita una vez, en aquella escena de Amelie en la que ella acompaña al mendigo ciego hasta la estación de metro, y entonces el corazón de él se ilumina y vuela de la emoción. Yo sentí lo mismo.

Y sé que cuando vuelva a subir en una de esas atracciones moderadas que a mí me gustan, cerraré los ojos, sentiré el viento en la cara, y esta vez, tendré dos cabalgaduras imaginarias para elegir… ¿seguiré fiel al anciano, perruno y sabio Fujur, o me dejaré llevar por el felino, juguetón y expresivo Desdentao?

Elija a quien elija, volveré a ser feliz, porque gracias a la magia del cine y al milagro de la imaginación, me podré permitir el lujo de volver a cabalgar dragones…




Nota: Si echais unas entradas hacia atrás, veréis que, de propina, he actualizado con un par de entradas antiguas. Por si me echabais de menos...

9 comentarios:

Sonia dijo...

Mis chicos estuvieron viendo la peli este fin de semana y también les encantó. Desde entonces, se pasan los ratos libres dibujando dragones.

El padre de las criaturas también se leyó el libro de la historia interminable de pequeño y la peli le encantó. Ahora una pregunta: ¿el friky nace o se hace? empiezo a no tenerlo claro...

Besicos

PD: vaya, cuando te pones a escribir no hay quien te pare.

Sonia dijo...

Lo del friki creo que es como la genética, una combinación de genotipo (algo que ya está dentro) y fenotipo (condiciones ambientales que ayudan a que el genotipo salga a la superficie). Seguro que sí.

Algún día tengo que conocer a tu costillo, que me parece que tenemos muchas cosas en común.

Reparte besos por ahí. A ver si me escapo y os veo a todos, que os echo de menos...

Anónimo dijo...

Esto de que ambas os llameis Sonia te hace quedar como una demente, a primera vista me parecio que te contestabas a ti misma, como en una de esas conversaciones que todas tenemos con nosotras mismas(o al menos yo)mientras fregamos los platos.
Conociste a Fujur! qué envidia, hubiera muerto mil veces de niña por ver esa maqueta. Adoraba la pelicula y los ojos de rubí del dragón.
Y, aunque la película realmente es mala si la comparas con el libro, yo solo diré que aún lloro con la muerte de Artax en cine y la del libro siempre me pareció muy poco emotiva.

Sonia dijo...

Jajaja, a mí también me pasa, vamos a tener que firmar con SoniaS y SoniaC. Menos mal que tu imagen ayuda.

Sonia dijo...

Ah, pero ¿no sabíais ya que me voy de cabeza terriblemente? Pero no, Sonia no es un producto de mi esquizofrenia personal, como ya habrás visto sino una compañera bloguera y de trabajo (al menos hasta hace unos meses) y sin embargo amiga que se habrá quedado bastante ancha ahora que me he ido y ya no le pasan mis llamadas por error ;P

Lola, a mi lo de Artax me impresionó terriblemente tanto en el libro como en la peli, pero Fujur... es que era mucho Fujur... ¡si hasta me hacía figuritas de Fujur con trozos de tiza en el colegio! Que sí, que sí, que me dio muy fuerte.

Con Desdentao también me ha dado. A falta de más ocasiones para verlo en el cine me he puesto el parche en el ojo, no te digo más... Eso sí, cuando salga en DVD me la compro. En edición especial. Que no se diga...

Nicasia dijo...

Sonia búscate un libro que se llama "Dragones cariñosos", te encantará

Anónimo dijo...

Buenas Sonia! He leido en tu mensaje original que te compraste un peluche de fujur en munich!! El tema es que tengo una amiga que de pequenya tenia un fujur enorme de peluche pero su madre se lo tiro. De toda la vida que la escucho decir que le encantaria poder tener otro (pero grande)
Alli en Munich venden peluches grandes de fujur?? o solo hay de 50 cm como los que encuentras en la pagina web del baviera filmstad.

Muchas gracias por la atencion.

Sonia dijo...

Hola, Nitu!

Pues la verdad es que yo recuerde no había más que de 50 cms., como el que dices. No sé si en estos dos años lo habrán sacado más grande. Siento no poder ser de más ayuda, y gracias por leer mi abandonado blog

Anónimo dijo...

Buenas Sonia!

Primero de todo, muchisimass gracias por la respuesta tan rapida. Solo queria saber eso para poder hacerle un bonito regalo a mi amiga.

Por otra parte, te animo a seguir escribiendo el blog que dices tener abandonado.

Un abrazo y gracias.

 
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