miércoles, 23 de septiembre de 2009

EN BUSCA DEL TESORO


Hace ya algún tiempo comenté que al final el Ayuntamiento nos la metía doblada y nos instalaban un inútil tranvía (que después de la experiencia en Sevilla, en la que nos adelantaban los peatones, todavía le tengo más manía) en vez del cada vez más imprescindible metro que necesita Zaragoza. Pues bien, este mes han comenzado las obras y han cortado uno de los ejes centrales de la ciudad, el que va desde la antigua carretera de Valencia hasta la Gran Vía, cerrando el acceso al Hospital Miguel Servet (el más grande e importante de la ciudad) y una de las dos únicas salidas del cada vez mas populoso barrio de Valdespartera.

Si eso ya está trayendo el caos circulatorio a la ciudad (no pueden pretender que usemos el transporte público cuando a) También está afectado por los desvíos y b) Trabajo demasiado lejos para que me valga la pena utilizarlo ya que tendría que levantarme hora y media antes), para colmo a algún iluminado se le ha ocurrido poner, a la vez, el carril bici (contra el cual no estoy, siempre y cuando los ciclistas se dignen utilizarlo) por todas las grandes avenidas de la ciudad, así que TODAS las vías alternativas (el Paseo de las Torres, Duquesa Villahermosa, Hernán Cortés) también tienen tramos en obras que estrechan y dificultan más aún el tráfico.

Y para terminar de rematar la faena, este verano también han decidido empezar una serie de obras de supuesto acondicionamiento de varias calles de la ciudad que aún no han terminado, así que también tenemos completamente cerrados al tráfico, por ejemplo, la Avenida de Madrid (incluido su transitado cruce con la Vía Universitas/Calle Rioja), el Paseo de las Damas o el Coso Bajo. Por poner unos pocos ejemplos, y hablando sólo de las calles que yo he visto. Que seguro que en barrios que yo no transito hay más obras.

Y aunque ya no debería pensar en ello, porque como digo siempre, el urbanismo es un acto de Fé, como la Santísima Trinidad, ya que no hay forma humana de comprenderlo, no puedo evitar preguntarme ¿a quién se le ha ocurrido semejante barbaridad? Que sí, que si hay que hacer obras se hacen, pero una detrás de otra, por el amor de Dios, no todas a la vez. Ir al trabajo o a buscar a Leo al cole se está convirtiendo en un auténtico infierno y lo peor de todo es que, al menos en el caso del j*d*d* tranvía (sí, lo odio), que terminen las obras no va a ser para nada garantía de que las cosas vuelvan a la normalidad, porque me apuesto lo que queráis a que cuando abran esas calles al tráfico, la mitad de los carriles van a quedar restringidos al uso exclusivo del tranvía, si no restringen tramos enteros, con lo cual a efectos prácticos, va a ser como si no los hubieran abierto. Vamos, que ya podemos aferrarnos a nuestras vías alternativas, si nos dejan.

Que sí, que entiendo que hay que favorecer el transporte público, pero como digo siempre, j*d*r al que no tiene más remedio que usar el coche no es la forma de favorecer el autobús, o en este caso el tranvía.

Y encima, lo que digo, TODA la ciudad levantada. Como comentábamos el domingo pasado, se parece a la época en la que en Madrid, Gallardón estaba a la búsqueda del tesoro. Al parecer, aquí en Zaragoza también debe haber rumores de que hay un tesoro, y allá donde ven la equis, se ponen a picar.

Aunque mi teoría es otra. Con la crisis, muchas empresas constructoras se han quedado sin trabajo, ya que no hay forma de vender pisos como antes, así que han llamado por teléfono a sus amiguitos políticos (sí, aquellos que antes les daban los permisos de obra para hacer edificios en un metro cuadrado, como el que hicieron en tiempo record al lado de mi casa), y estos les han dado trabajos alternativos en las reformas que (probablemente) necesitaba la ciudad.

A todos a la vez.

Tiene cojones la cosa.

1 comentarios:

Nicasia dijo...

En Sevilla directamente lo han dicho: para ayudar a superar la crisis el ayuntamiento iba a "invertir" en obras publicas. Tenemos toda la ciudad levantada, algunas del as obras son innecesarias y lo mas importante. Esto es pan para hoy y hambre para mañana, porque digo yo que las obras tendrán que terminarse algún día

 
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