lunes, 15 de junio de 2009

ANSIEDAD

Me pasa muy de cuando en cuando, gracias a Dios, pero a veces tengo pequeñas crisis de ansiedad. Anoche tuve una de ellas, y no se las deseo a nadie.

Supongo que es una forma de canalizar los problemas como otra cualquiera. Esta semana ha sido mala, no lo puedo negar. Lo que empezó ya la semana pasada con el robo de la cartera y los muchos cambios de planes que tuve que hacer, se agravó con peleas en casa y la perspectiva de que, con el fin de curso a la vuelta de la esquina, ya no voy a estar con Leo más que los fines de semana, o si subo a comer a casa de mis padres, lo que significará no aprovechar la tarde en casa y con un poco de suerte saltarme la dieta (llevo atascada dos meses en el mismo peso y es de lo más frustrante). Puede parecer una tontería, pero me gusta estar con mi hijo, y me fastidia horrores que por temas de trabajo no pueda quedarse en casa con nosotros. A veces me cuesta entender a esas familias que en cuanto llegan las vacaciones “aparcan” al niño en unos campamentos o lo mandan al pueblo con los abuelos... Puedo entender que no puedan hacerse cargo de él, como nos pasa a nosotros, porque por la mañana se van a trabajar los dos y no pueden dejarlo solo en casa, pero de ahí a pegarse un mes entero sin verle, o sin verle más que los fines de semana... no sé, a mi se me hace muy cuesta arriba. Va en formas de ser, de todos modos.

En cualquier caso, anoche se me echó el mundo encima. No era capaz de quedarme sentada viendo la tele, a pesar de que Josema, el pobre, hacía todo lo posible por ofrecerme un muestrario de películas o programas que me pudieran gustar. No podía ponerme a hacer algo, porque pensaba que a esas horas ya no iba a poder terminarlo, pero tampoco me podía quedar quieta porque pensaba que estaba perdiendo el tiempo. Daba vueltas por la casa como un animal enjaulado y sentía mariposas en el estómago como cuando anticipas algo importante. Le daba vueltas a todo lo que tenemos que hacer esta semana (nos vamos a meter con una reforma integral del cuarto de baño, y supongo que eso puede poner nervioso al más pintado), y mi única sensación era que no nos iba a dar tiempo a nada.

Al final me fui a la cama. Gracias a Dios, mi ansiedad no es grave y no me quita el sueño. Hoy sería otro día.

Y lo es, pero las puñeteras mariposas siguen ahí.

2 comentarios:

Nicasia dijo...

Para las mariposas estomacales "Nopol" consultar Les Luthier

Sonia dijo...

Pero Nopol Nopol las fortalece, con Nopol, engordan y crecen...

 
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