domingo, 18 de enero de 2009

TERISA MORGAN

Hace años, cuando todavía no publicaban demasiadas novelas de Fantasía, hasta el punto que muchas de ellas todavía venían camufladas en colecciones de Ciencia Ficción, me leí unos libros que comenzaban con un tomo titulado “Espejo de sus Sueños”. La protagonista era una chica, Terisa Morgan, que se sentía tan insignificante, tan menospreciada, tan, por decirlo de alguna manera, tan invisible, que tenía la casa llena de espejos para ver su reflejo cuando volvía y así asegurarse de que seguia existiendo, porque había momentos que la pobre llegaba a dudarlo.

No sé, si ahora me volviese a leer esos libros, si me gustarían tanto como entonces, pero entonces me gustaron hasta el punto que los leí varias veces, se los dejé a varios amigos, y como los pobres, encuadernados en rústica, acabaron casi destrozados después de tanto sobarlos, Josema pudo poco pudo mucho, me los recompró en una venta de saldo, con lo que revendí los viejos en eBay y me quedé con una edición intacta.

Y me gustaron porque muchas, muchas veces, me sentí igual que Terisa. Y todavía me siento así.

Por ejemplo, muchas veces estamos en una conversación, empiezo a hablar, a mitad de mi frase empieza a hablar otra persona, y da igual que yo no me calle. La otra persona sigue hablando, el resto de la gente escucha a esa otra persona y al final me acabo callando desanimada porque me doy cuenta de que nadie me está escuchando a mí (la primera, la persona que me ha ignorado completamente). Pero no creais que eso me pasa cuando estamos mucha gente, me pasa incluso hablando Josema y yo a solas, él dice algo, yo le contesto, antes de terminar la frase él decide que ya sabe lo que voy a decir, y no solo contesta en base a lo que se ha imaginado, sin tener ni idea de si tiene razón o no, sino que además entra ya en un monólogo en el que no me deja ni siguiera apuntillar que yo no quería decir eso… y al final ya ni viene a cuento…

Pero no me estoy metiendo con Josema, porque eso me pasa con muchísima gente. Simplemente, es como si yo no empezase a hablar. Aunque lleve media frase, aunque alguna persona haya mostrado un mínimo interés en lo que yo intentaba decír, otra persona empieza a hablar, y persiste hablando hasta que yo, que a la vez que intento mantener el hilo de lo que estaba diciendo, cometo el error de escuchar al otro a ver si se calla, me pierdo completamente y no consigo recordar qué iba a decir, ni, con un poco de suerte, lo que estaba diciendo.

Es tremendamente frustrante, y la gente que haya pasado por ello (me consta que no soy la única) me entenderá perfectamente (por Dios, si ahora mismo que estoy intentando expresarme en este texto tengo a mi madre contándome no sé que rollos, ¿no se da cuenta de que estoy escribiendo?).

Por suerte, soy perfectamente consciente de que esto por mucho que me ponga de los nervios, no deja de ser algo completamente irrelevante, aunque ya tengo asumido que jamás tendré madera de lider ni moveré mutitudes. Pero esta semana he tenido dos o tres experiencias que me han tocado la moral e hicieron que el pasado viernes pasara una pequeña depresión de esas que te hacen creer que todo el mundo está contra ti, y hasta he acabado soñando que me dejaban tirada en un viaje mientras preparaba las maletas. Vamos, con la moral por los suelos.

Por eso, en cierto modo, este blog es mi espejo, el espejo en el que Sonia Carreras se refleja para demostrarse a sí misma que existe, que no es un ser irreal que nadie puede percibir…

5 comentarios:

Santiago dijo...

Por si te sirve de pequeño consuelo y como, me parece, participante en una de esas ocasiones que mencionas, decirte que yo te estaba escuchando a tí, de verdad de la buena.
Un abrazo.

Nicasia dijo...

¿Sonia Carreras?¿Sonia Carreras? me suena el nombre...Creo que todos hemos pasado una racha de esas, pero tener todas las atenciones puestas sobre ti, esperando que hables tampoco mola. Hay veces en el curro queme gustaría ser invisible, algo que es muy poco útil para una guía turistica

Han Solo dijo...

Parece ser, que no estoy solo. A veces, tambien me pasa lo mismo. Menos mal, que Maite es la única que me hace caso. Es una mierda, con perdón, que la gente sea asi.

Sonia dijo...

Jeee, Santi, lo de ese día me consta... de hecho fue esa conversación la que me animó a escribir esta entrada...

Pero sí, nos pasa a mucha gente, yo creo que el mundo se divide en los que tienen el don de ser escuchados y los que pasamos desapercibidos...

Han Solo dijo...

Quizas sea que los que pasamos desapercibidos sabemos amar mas el silencio. Tenemos mas elegancia

 
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