sábado, 27 de diciembre de 2008

PEQUEÑOS RITUALES

Uno de mis pequeños placeres después de recibir los regalos es forrar cajas. A veces me gusta más el continente que el contenido, y no es que el regalo en sí esté mal, pero ¿no os ha pasado que veis una cajita con un precioso papel, decorada con un lazo con un gusto exquisito, y os da pena desenvolverla? A mi me pasa con tanta frecuencia que hubo un momento en que decidí guardar los papeles para forrar cajas (o carpetas), generalmente de zapatos, pero también de camisas, de bombones, etc. Hasta llegar a un punto en el que he desarrollado un pequeño Síndrome de Diogenes guardando todos los papeles de los regalos que recibo, que no sé como me los aguanta Josema, y al final tengo mas papeles que cajas para forrar y tiempo para forrarlas.

Pero hoy he dedicado algo de tiempo a ese placer y la verdad es que vale la pena. La cosa empieza eligiendo dos papeles que coordinen bien, que ya que estamos queda mas bonita la caja si la tapa es de un color concreto y la caja en sí de otro, y luego perder un ratito forrando las cajas. Me cuesta poco, y el resultado es muy bonito. Y rindo un pequeño homenaje al humilde papel de regalo, papel cuyo único deber es ser hermoso y cuyo triste destino es casi siempre la basura, y, en el mejor de los casos, el contenedor de reciclaje…

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