sábado, 8 de noviembre de 2008

QUÉ FÁCIL ES HACERSE RICO

Está claro que hoy no es mi día. Estoy furiosa. Muy furiosa. Y tengo motivos.

Hace unos días estabamos en casa tranquilamente cuando sonó el teléfono. Tenemos un teléfono con identificador de llamadas y es uno de los mayores inventos de la humanidad. Normalmente cuando pone “desconocido” no lo cogemos, porque seguro que intentan vendernos algo (además, si el que llama no quiere que le reconozcan, es que oculta algo y yo con mentirosos no quiero tratos). Cuando es un numero muuuuy raro, tampoco, por la misma razón. Y cuando el número directamente no nos suena de nada, tenemos nuestras reservas. Este fue uno de esos casos. Se trataba de un número de Madrid, y dado que las personas de Madrid con las que realmente tengo contacto normalmente me llaman al móvil, le dije a mi marido: No lo cojas. Pero él fue más rápido, y lo cogió.

Oí que preguntaban por mí, pero eso no significa nada, la gente tiene mis datos, así que hice gestos furiosos de que yo no estaba, y él obediente así lo dijo. “No, no está en este momento”…. Pero la conversación siguió, y oí que empezaba a darle sus propios datos… y me empezó a entrar un canguelo…

Cuando tras unos 5-6 minutos, colgó, le pregunté, y me dijo “na, de Seguros Carrefour, me han dicho que me iban a mandar información”. “¿Estás seguro?” “Sí , mujer” “Vale”, digo más tranquila, "de todos modos no les has dado nuestros datos bancarios". “Hombre, esos me han dicho que ya los tenían”… y entonces fue cuando se me dispararon todas las señales de alarma… Pero lo dejamos estar, de momento, y les concedimos el beneficio de la duda.

Tengo que decir que a los que piensen que es bonito acertar y tener la razón, están muy equivocados. En según que casos, jode un huevo. Y este fue uno de ellos: a los pocos días, el 21 de Octubre (tengo pruebas) llegó a casa un sobre tamaño folio de Seguros Carrefour. Y, no, no contenía precisamente información. Contenía ya una poliza de seguros, a MI nombre, y que amenazaba con pasarme al cobro todos los meses un recibo a partir del próximo 1 de noviembre. Como es de esperar, me puse furiosa.

Josema, solicito, llamó al teléfono (por cierto, un 902, así que pese a tener la tarifa plana de teléfono, anular la dichosa poliza nos iba a costar dinero) que nos proporcionaban en la póliza ya que asumía que él era en cierto modo el causante del embrollo, pero ¡oh!, primera contrariedad: Sólo la persona a nombre de quien está la poliza puede cancelarla.

Ah, bien. YO no he suscrito esa póliza, pero tengo que ponerme al teléfono para anularla. Muy bien, ellos se lo han buscado. Ya estoy al teléfono (podría ser mi tía Manolita, pero es igual, ya es una voz de mujer) y se van a cagar. Exijo que anulen algo que YO no he suscrito. La señorita que me atiende, muy amable y manteniendo el tipo, me dice que claro, claro, que tengo razón, que va a grabar la conversación y que me anula la póliza desde ya. Muy bien, vale. De acuerdo. Me llamarán si tienen alguna duda, ¿vale? Hagan lo que quieran pero ANULEN la puta póliza. Sí, señora, la póliza ya está anulada. Vale.

Pero después de colgar ese “Le llamaremos si hay alguna duda” me reconcome, y como además no he recibido ninguna confirmación escrita de la anulación (debi exigirla), y por supuesto, he seguido sin contestar a las llamadas “desconocidas”, decido mirar mi extracto del banco.

Y ahí estaba.

Con fecha 1 de Noviembre, los CABRONAZOS de Life Insurance Company, me han pasado a cobro el recibo de la póliza que YO NO SUSCRIBÍ y que me he gastado 50 céntimos de llamada telefónica en ANULAR EXPRESAMENTE. Genial. Y por supuesto, como hoy es sábado, no están disponibles para volvera llamarles y decirles cuatro verdades. Así que el lunes me toca dedicar OTRA vez MI tiempo y MI dinero para solucionar este tema.

No es la primera vez que veo estas maniobras y por eso ya me olía algo similar. Concretamente tengo tres malas experiencias de gente que se ha quedado con mi dinero (o el de Josema) por el morro. El primer caso fue muy similar a este: Josema se abre una cuenta con la antigua Argentaria (hoy fusionada como BBVA) por un tema de una Beca de estudios. Argentaria decide, por que sí, y sin que nadie se lo solicite, mandarle una tarjeta de crédito. En la carta le pone que la tarjeta está desactivada y que si no lleva intención de utilizarla, simplemente la ignore y no la active, pero durante los dos años en que Josema tardó en darse cuenta, le pasaron religiosamente al cobro la tarifa de emisión de la tarjeta que el NO HABÍA solicitado y NO HABÍA activado. Para colmo, cuando fuimos a reclamar el imbécil del cajero insistió en que desde el momento en que Josema había aceptado la carta certificada que contenía la tarjeta (porque está visto que Josema debía tener rayos X y precognición y saber lo que contenía y significaba dicha carta, por lo visto), aceptaba las condiciones. Casi llegamos a las manos, pero al final nos derivaron a Atención al Cliente y nos devolvieron el dinero. Automáticamente, cancelamos la cuenta y mandamos a la mierda a dicha compañía bancaria.

La segunda fue con nuestra Lista de Bodas, y el motivo de que tenga a El Corte Inglés en mi lista negra de negocios fraudulentos. La lista de bodas del Corte Inglés es muy complicada y merecería una entrada aparte, pero intentaré resumirlo como que en realidad es una hucha en la que los invitados aportan el dinero que ellos creen que cuestan los regalos que han elegido los novios, y luego los novios con ese fondo monetario en su tarjeta del Corte Inglés se compran lo que les da la gana, no necesariamente lo que pone en la lista que iban a comprar. Eso sí, para mantener la farsa, porque es una farsa y un engaño hacia los invitados, creas una lista todo lo falsa u honesta que quieras que sea (en nuestro caso nos costó horrores que fuese honesto porque de verdad queríamos comprar los regalos que habíamos elegido) con una serie de regalos que marcan un importe X. Lo lógico sería pensar que ese es el tope de dinero que quieres que tus invitados gasten en tu lista de bodas, ¿no?. Vamos, yo al menos, una vez llegado a ese límite, prefería que me regalasen cosas de otra lista alternativa que había abierto en otro comercio, o que me dieran el dinero en efectivo para, pongamos, el Viaje de Novios (ya que el importe depositado en El Corte Inglés, obviamente, sólo lo puedes gastar en el Corte Inglés).

Pues bien, cuando solo quedaban unos pocos regalos, uno de nuestros invitados decidió que no le gustaban, y entonces en el Corte Inglés le sugirieron, “muy amablemente”, recoger el dinero y “ya nos lo gastaríamos nosotros en lo que quisiéramos”.

¿Perdón?

¿A qué destino ese dinero de más, si ya no quedan regalos? “Oh, puede Vd. comprar lo que quiera”. No, no quiero comprar lo que quiera. Quiero mi dinero. “Pues nosotros no podemos darle ese dinero, el único que puede retirarlo es la persona que lo ha pagado”. ¿Y tengo que molestar a mis invitados? ¡Pero si es MI dinero! (además, luego mandé a un invitado de confianza a recogerlo y por supuesto, le pusieron pegas). “No, vd. solo puede gastárselo en cosas del Corte Inglés. Nosotros no somos un banco”. “Pues para recoger más dinero del previsto, sí que han actuado como un banco”, les espeté.

Baste decir que tuve que remover Roma con Santiago para reclamar, y sólo cuando amenacé con escribir a los periódicos (cosa que hice), un señor muy maleducado con los mismos argumentos que dije antes de “nosotros no somos un banco” accedió a regañadientes a reintegrarme el importe indefinido que me habían regalado en mi cuenta bancaria.

Desde entonces, al Corte Inglés, lo justito y vale. Y solo si me puedo aprovechar a su costa.

Y la tercera fue con una compañía de transportes, DHL. Siempre he tenido problemas con las mensajerías privadas, más que con Correos de toda la vida, pero es que estos se pasaron tres pueblos. Mi cuñada me pidió que comprase para ella un par de camisetas a Think Geek. El importe de las camisetas no pasaba de 30 dólares, pero las únicas opciones de transporte eran DHL o UPS. Tonta de mi, elegí DHL que era un poco más barata.

A los pocos días, recibo una llamada diciendo que tenía que dar mi DNI porque el paquete estaba en aduanas, sin que me dijeran si tenía que pagar algo o qué. Al poco me llega el paquete a casa y me cobran ¡50 euros!, ya que cobraban las tasas de aduanas (unos 10 euros, con aranceles y tal) y el resto, ¡en concepto de tasas de DHL por la tramitación y reénvío del paquete!

¿Perdón? (de nuevo)

Yo ya he pagado sus tasas de envío. ¿No debería todo eso estar incluido en sus servicios? Y lo que es más, ¿no deberían haberme informado cuando me llamaron por teléfono por si acaso tenía otra opción? Y, por último, ¿no les da VERGÜENZA cobrar mas de lo que vale el puto paquete?

En resumen… qué fácil es hacerse rico. Manden algo a un cliente al azar, no es necesario que sea algo de valor, y cobrenselo directamente, sin darle otra opción. Si no tienen sus datos bancarios, simplemente mandeselo contra reembolso, con suerte lo cogerá antes de saber que es; si los tiene, no se moleste, paseselo al cobro y ponga todas las dificultades del mundo a la hora de devolverle el dinero o de anular el contrato. Con un poco de suerte la mayor parte de sus “clientes” a la fuerza acabarán dándose por vencidos y decidirán que por tan poco dinero no vale la pena tomarse tantas molestias.

Eso sí, no lo intente si no le respalda un gran grupo financiero. Por si acaso. Vd. y yo, si lo intentásemos, seguramente acabaríamos en la cárcel.

3 comentarios:

Último Íbero dijo...

Pues menudas historias te han pasado. No me extraña que desconfíes de todo lo relacionado con compañías que te abordan por teléfono. Yo aún no he encontrado ninguna que me ofrezca garantías de cierta seriedad.

Lo de los Seguros Carrefour es de juzgado de guardia.

Lo de El Corte Inglés es la típica trola de "si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero" (que en realidad es: te damos un bono por ese importe para gastar en nuestros establecimientos. Que es similar pero no es lo mismo a lo que les obliga la Ley).

Y lo del envío postal y la aduana pues el riesgo de comprar por correo.

Al final la cosa es estafarnos a los usuarios/clientes.

Sonia dijo...

Ju... pues espera que tengo más, si puedo estos días contaré lo que le pasó a mi jefa... como lo mío pero a lo bestia (más de 700 euros)...

Nicasia dijo...

He engañado al ordenador!!!!!
A mi mas de una vez han intentado llevarme al lado oscuro de la venta telefónica pero como tengo deficit de atención en cuanto la llamada dura más de 20 segundos cuelgo. Así que nunca llegan a venderme gran cosa

 
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