jueves, 20 de noviembre de 2008

EL REY Y YO

Mi sueño de hoy empezaba de forma confusa. Creo que huía de algo o alguien, iba en una bicicleta (y como me ocurre a menudo en los sueños, no había forma de controlar el maldito aparato) y no quería que nadie me siguiera el rastro, pero la verdad es que no sabía tampoco a dónde iba. En cualquier caso, tras atravesar un pueblo bastante solitario al anochecer, al final entraba en una casita de piedra dónde había gente cenando y me unía al festín. Entre esa gente estaban mis padres... y compartiendo mesa, estaba la familia real al completo.

Era curioso porque aunque éramos muy conscientes de con quién estábamos, el ambiente era cordial y como si fueran conocidos (que no amigos) de toda la vida. Entonces el Rey se levantaba para irse, creo que con una de las infantas, y se despedía diciendo que se iban a esquiar al día siguiente. Entonces yo me levantaba a despedirme de él como si fuera un tío lejano, y él me daba muy efusivamente dos besos y un abrazo, y me pasaba un papelito (de color rojo, por cierto, no sé si significará algo) un poco por debajo mano, con una dirección de correo electrónico y una página web, para que siguiera en contacto con él. Pero no me daba tiempo a volver a la mesa con mi pequeño tesoro, ya que una especie de jefe de protocolo me lo arrancaba de las manos y se lo comía para destruirlo, porque decía que esa información no podía estar en mi poder. Yo fiplaba en colores, ¿qué me había pasado este hombre? ¿Secretos de estado?

Como soy cabezota, como buena aragonesa, no me di por vencida, y automáticamente me iba al ordenador (sí, ahora tenía un ordenador a mano, prácticamente estaba en casa) y tecleaba lo poco que recordaba de la dirección web que me había pasado. ¡Bingo! A la primera me salía una página web tipo photobucket con fotos de el rey y la reina... ¡jugando con su colección de BJDs! ¿Eso era tan vergonzoso? ¿Qué los reyes se coleccionasen muñecas, como yo?. Qué pena me daban, qué triste tenía que ser su vida si ni siquiera podían compartir ese bonito hobby con otros aficionados como yo...

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Ohhh, pobrecitos reyes. Sólo querían compartir contigo su horrible secreto. Sólo querían un amiguito resinil, qué malo, pero que malo es el protocolo real! Cuánto daño habrá hecho a esa pobre familia?

 
Vivir para soniar - Templates Novo Blogger