viernes, 3 de octubre de 2008

HUIDAS VARIAS

Hace poco terminé el cuarto libro de la serie Canción de Hielo y Fuego de G.R.R. Martín. Es una serie que engancha, aunque mi sensación empieza a ser de cabreo: ya me canso de que no termine la historia ni ate cabos. Cada libro termina peor que el anterior y me harto de no saber qué va a pasar con mis personajes favoritos. Para colmo, como este último libro se le alargaba demasiado, lo dividió en dos, dejando fuera las aventuras de algunos personajes para la segunda parte del mismo. Entre ellos estaba mi favorito, Tyrion Lannister (del que si quereis saber más, leeros las novelas o la wikipedia, porque esta entrada sólo habla de él de refilón).

Como digo, me leí una novela entera sin referencias a ese personaje, y la verdad es que me supo a cuernos. Así que hoy mi subconsciente se ha puesto trabajar y me ha ofrecido un pequeño trailer sobre la huida del mismo. Así que como pasa muchas veces, yo era a la vez espectadora y participante y le veía huir (en las novelas está perseguido, con precio a su cabeza) desde una especie de palacio, entrando en una sala con aspecto de capilla. Tras mirar a su alrededor, decidía meterse en un sepulcro que era a la vez un pasadizo secreto – imaginaros una sala de mármol, y uno de esos hermosos sepulcros renacentistas o neoclásicos, aunque no había estatuas sobre él. Tenía una especie de portezuela en uno de los extremos, un pequeño rellano, otra puerta... Tyrion abría más de tres o cuatro portezuelas, que yo me preguntaba como iba a cerrar tras de él antes de que nadie se diese cuenta de que había huido por ahí, cuando de pronto se oían ruidos en la puerta de la sala y él se daba cuenta de que no iba a poder meterse a tiempo, así que abandonaba el sepulcro y huía por una ventana. Como si yo hubiera estado ahí, intangible, le veía irse por los tejados de la ciudad, muy parecidos, por cierto, a los de mi barrio... ejem.

Pausa con despertar (esta noche creo haberme despertado varias veces), y ahora la que huye soy yo, con Leo a rastras. ¿Por qué? No lo sé, pero estamos durmiendo en una habitación como de pensión u hotel barato, y de pronto sé que tenemos que salir de allí. Hay una especie de portal en la pared, que de normal no lleva a ninguna parte (dentro está la pared lisa y lasa, no hay ningún hueco), pero lo veo iluminarse, y como si hubiera una tela, detrás veo brillar el sol, y un camino reluciente que se aleja de la habitación. Leo y yo tenemos que salir por ahí rápidamente, y le digo que se de prisa. Pero él quiere llevarse un montón de piezas de lego amarillas, que según dice son un tesoro. Lo sé, en mi sueño SON un tesoro, pero no me parecen tan importantes como salir por ese camino luminoso. Al final, las vuelca sobre un paño que doblamos en modo hatillo y de ahí las volcamos a una bolsa y salimos corriendo. Otro despertar.

Y ahora estamos en la calle de detrás de casa, Josema, Leo y yo. Sabemos que hay un grupo de niños con poderes que nos protege. Son niños de unos 12 años, mayores que Leo, y en este momento sólo recuerdo que uno de ellos, con gafitas y pinta de empollón adorable, puede desdoblarse en varias personas y, por tanto, estar en varios sitios a la vez. De pronto nos avisa: vienen a por nosotros, y quieren el tesoro. Si yo muero, Leo hereda el tesoro y van a ir a por él, así que tenemos que escondernos.

Nos metemos los tres en una tienda, es como una tienda de antigüedades, pero la tienda en sí no parece antigua, más bien es como las modernas tiendas de regalos (podría ser perfectamente la Elvana de debajo de nuestra casa, excepto que esta tiene más escaparate, y nos quedamos justo al lado del mismo). Hay una mesa, y gente jugando a rol. Josema decide que unirnos a una partida puede ser una buena forma de pasar desapercibidos. No estoy muy segura, pero vale la pena intentarlo.

Y entonces...

... sonó el despertador....

(Si esperáis que mis sueños tengan sentido, siento decepcionaros, por cierto...)

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