jueves, 14 de agosto de 2008

ARQUITECTURA MODERNA

Otro sueño de paisajes. Esta vez ha sido un “road dream”, porque todo iba respecto a un viaje en coche. Empezábamos con una kdd kekil, o sea, para compartir nuestros muñecos. Encontrábamos un lugar paradisíaco en la ladera de una montaña, así que aparcábamos el coche en el camino y subíamos la cuesta cubierta de hierba hasta encontrar un lugar entre rocas donde poner mantas en el suelo, desperdigar los muñecos, y hacer fotos a tutiplé. En ello estábamos cuando oíamos sonidos guturales y veíamos algo moverse a lo lejos. ¡Era el mismísimo Chewbacca! Sí, sí, como lo digo, con su bandolera de munición y todo (la única prenda de ropa que lleva). Pero este Chewbacca, pese a ir vestido, era salvaje, como el Yeti, y había que salir por patas porque si no nos atacaría, y eso hacíamos. El coche y el camino eran “chufa”. Mientras no nos saliéramos de allí, no atacaría. Pero los muñecos, a los que Chewie no hacía caso porque no eran seres vivos, seguían en las mantas, y nos teníamos que jugar a los chinos quién iba a buscarlos, porque eso sí, ni borrachos los dejábamos allí.

Fundido en negro. Hemos recuperado los muñecos, a base de rápidas incursiones, y seguimos conduciendo, pero esta vez vamos con mi padre. Estamos por una zona costera, y pasamos junto a una urbanización turística francamente impresionante. Los edificios, ENORMES, tienen forma de trasatlánticos, y verlos desde la carretera es toda una visión. Mi padre quiere parar a hacer fotos, pero no encuentra donde. Además, la autopista llega a una especie de rotonda elevada. Quiero decir, la rotonda está en lo alto, sujeta sobre pilares, como en la plaza de las Glorias de Barcelona, aunque esta es como cuatro veces más grande y mas alta. Ahora sí que hay que parar, porque esto hay que verlo con calma, y mi padre se para un momento en un pequeño hueco triangular donde se ensancha el arcén para permitir una salida de la rotonda. Pero la parada tiene que ser casi instantánea, porque sabemos que va a venir la poli y nos va a echar, y lo siento por él porque sé que está disfrutando como un crío.

Por cierto, el coche en ambas partes del sueño era mi difunto VW polo rojo, el que dejé hace 7 años a cambio del Focus. Aún lo echo de menos.

0 comentarios:

 
Vivir para soniar - Templates Novo Blogger