jueves, 26 de junio de 2008

MUJERES DESESPERADAS

Mujeres Desesperadas es una de mis series favoritas de TV, en este momento la que más me gusta y la única en los últimos años que ha conseguido que no me quiera perder ningún capítulo (sobre todo porque otras series que me gustan como House, Médium o Bones son series de episodios autoconclusivos, así que si me pierdo alguno normalmente no pasa nada). Aunque reconozco que la serie se está alargando demasiado, no puedo evitar seguir enganchada para saber qué pasa con las protagonistas en cada nuevo episodio, y en algunos hasta me llega a desesperar a mí también cuando un problema que podría resolverse de una u otra forma, sigue sin resolver.

Engancharme a esta serie fue una pura casualidad. El día que la estrenaban en la cadena Fox habíamos visto algo que terminaba justo antes, y empecé a prepararme para irme a la cama. Curiosamente, no había apagado aún la tele, aunque pensaba hacerlo. Vi empezar el episodio mientras recogía alguna cosa, y de pronto, la voz en off de la protagonista empezó a decir esta frase:

"Al principio todo parecio muy normal... prepare el desayuno de mi familia, hice las tareas de la casa, terminé unos trabajillos pendientes e hice los recados... en realidad, pasé el día como cualquier otro, sacandole brillo a la rutina de mi vida, para que resplandeciera con toda perfección. Por eso me resultó tan asombroso que decidiera ir al armario del pasillo a coger un revolver que jamás se había usado...".

Y la protagonista... se suicida.

Entonces empieza una de las mejores cabeceras de programa que he visto en mi vida, combinando diversas obras de arte de toda la historia de la humanidad en una animación impresionante, con una música única...

Y para terminar de dorar la píldora, en un momento determinado, me pone “Música de Danny Elfman”.

Ni que decir tiene que a esas alturas ya estaba sentada en el sofá con la mirada fija en la pantalla.

Por que el mérito de Mujeres desesperadas no está en lo que cuenta, si no en cómo lo cuenta. La vida de las cuatro mujeres protagonistas, contada en off por el ¿fantasma? de su vecina fallecida (excepto en un episodio dedicado a los hombres que lo cuenta el del marido de una de ellas), que termina siempre con una reflexión tan acertada que hay hasta páginas web dedicadas a recopilarlas todas (cosas que encuentra una informándose para el blog), toma una dimensión completamente diferente a la de un culebrón tradicional. Los personajes a veces son esperpénticos, dado que en realidad muestran comportamientos extremos, pero precisamente por ello todos tienen algo con lo que te puedes identificar... yo siempre digo que me gustaría ser tan sexy y glamourosa como Gabrielle, poder ser tan buena ama de casa como Bree y saber llevar los problemas (y sobre todo su relación con su marido) con Lynette (mi favorita), pero que quizás por eso acabaré tan desquiciada como Susan... Y en cuanto a las cosas que les pasan... pues como digo al final la serie acaba degenerando porque es difícil encontrar cosas que contar en cuatro temporadas, pero cuando hago repaso de mi vida, descubro que yo también tengo mis problemas familiares, he conocido gente muy cercana que ha pasado enfermedades graves (incluido mi hijo), he descubierto que una persona con la que trabajé cerca de 10 años ha sido acusado de pederastia, muchas de mis amigas se han separado de sus maridos y alguna hasta ha sufrido malos tratos, he visto morir a gente que no me esperaba por causas que van desde la muerte natural al suicidio, y otras cosas más dignas de un culebrón... así que ¿de qué me sorprendo?

Además, tarde o temprano, los problemas de Susan, Gabrielle, Bree y Lynette se solucionan. No es lo que yo llamo una serie “Carpanta” en las que los problemas del protagonista nunca se solucionan y al final te sientes desgraciado por afinidad con él. No. Al final, hay siempre un final feliz, y ¿no está para eso el cine?

La vida real ya es lo suficientemente desagradable de por sí, así que dejemos el cine y la TV para lo que realmente son: para evadirnos y disfrutar con la felicidad de otros, imaginando que quizás nosotros también podamos conseguirla algún día. Eso es lo que hace que sean series de Ficción, y por tanto, al fin y al cabo, un tipo de fantasía. Por eso me gusta tanto.

1 comentarios:

Mabel Martínez dijo...

Que sepas que nos hemos enganchado a la serie despues de leer esta entrada, hemos visto los primeros 7 capitulos en este finde, y que sepas que como no desaparezca la Sra. Hubert (o como se escriba), acabare odiando la serie, jejejejejeje. Esa mujer es odiosa!!!!!!!!!

Eso si, estamos completamente enganchados, no hemos visto mas, porque no ha habido tiempo...

Besikos!!!, y pasa mas entradas al blog!!!!

Mabel

 
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