jueves, 19 de junio de 2008

MOTEROS

Ayer, volviendo de casa de mis padres, vi los restos de un accidente en mitad de la ciudad. No sé muy bien cuales fueron las consecuencias, porque desde el coche y conduciendo, siempre es difícil evaluar, pero había una ambulancia, dos coches parados, dos motos paradas también, y una por los suelos bastante destrozada. Así que no es difícil imaginar que el que iba a ocupar la ambulancia era el conductor de la moto, y como uno de los problemas de las motos es que el conductor es también la carrocería, no puedo evitar que se me pongan los pelos de punta.

Y con eso tengo excusa para hablar un poco del tema.

El otro día cuando fuimos a ver Indiana Jones y el reino de la Calavera de Cristal, salieron dos anuncios de la nueva campaña de la Dirección General de Tráfico. Los anuncios de la DGT normalmente son muy buenos, muy impactantes y, desgraciadamente, poco útiles. En general suelo estar tremendamente de acuerdo en los mensajes, aunque echo de menos alguno dirigido a esos impresentables que van por la autopista a 180 kms. por hora abonados al carril izquierdo y que te echan las luces para que te apartes porque “sólo” vas a 130 (o sea, saltándote tú mismo el límite que es de 120), y que me parecen los principales psicópatas al volante y posiblemente responsables de los peores accidentes de la autopista (alguno incluso ha intentado sacarme luego de la carretera si tardaba mucho en apartarme de su camino o no aceleraba para dejarles paso). Que la mayoría de esa gente, además, conduzca BMWs, no sé si es anecdótico o importante, pero es estadísticamente significativo y yo estoy convencida que se debe principalmente a la publicidad y ese eslogan discriminatorio de “¿Te gusta conducir?” – o sea, al que le gusta conducir, va en BMW, el que lleva otro coche conduce por obligación y es un pringao, ¿no?

En fin, que como siempre divago y me voy del tema.

De los dos anuncios que vimos en el cine, uno me parecio muy acertado, como todos. El segundo, concretamente este:

me indignó, hasta el punto de que Josema en el cine me dio un codazo para que me calmara.

¿Y por qué?

Pues por que ponen al conductor como el único culpable del accidente. El hombre se repite “¿Por qué no volví a mirar, por qué no volví a mirar?”. Vamos a ver, alma de Dios, lo primero de todo, pregúntate, ¿por qué no lo viste?.

Pues porque muchos motoristas, muchos, demasiados, más de los que deberían, no respetan las normas que nos echan en cara a los demás conductores no cumplir, y se saltan carriles, se meten entre coches, se colocan en ángulos muertos o se cruzan por lugares por donde no los esperan. Se aprovechan de tener vehículos más pequeños y ágiles con mayor capacidad de maniobra, pero se olvidan de que si no te ven, no te pueden esquivar.

Así que ese anuncio está mal dirigido. Está bien recomendar (más) prudencia al conductor en general. Pero por favor, que alguien recuerde, TAMBIÉN, al motorista, que si él es el más frágil, debe de cuidar de su salud, y no saltarse las normas ni cruzar por lugares por donde un conductor no espera ver un vehículo. ¿Por qué no hay anuncios que les recuerden que DEBEN respetar las normas de circulación más elementales?

Como el caso que cuenta Josema, del hermano de un compañero de trabajo, que salía de un garaje por la noche, y miró, como es lógico, en la dirección en la que venía el tráfico – no podía esperar que apareciera, conduciendo en sentido contrario, una moto sin luces... ¿o sí? Que alguien le diga a ese señor que no miró bastante...

No debo andar yo tan desencaminada cuando a Damián, que estaba con nosotros en el cine, o a mi padre, con quien hablé del tema al respeto poco después, también les indignó sobremanera...

Y ahora la nota conciliadora. Conozco y respeto a varios moteros. Este comentario solo va contra los moteros que no respetan a los demás conductores, que toman conductas de riesgo y encima luego pretenden que seamos los demás conductores los que les respetemos. Del mismo modo que hay conductores de coche psicópatas, conductores de autobús psicópatas, y conductores de bici o peatones, más que psicópatas, suicidas, hay moteros (muchos) que por aquello de fardar, de saltarse los atascos o de conducir por las aceras, se ponen en peligro a sí mismos. Que no nos trasladen la culpa a los demás conductores, por favor. En esos casos, desgraciadamente, la culpa es solamente suya. Nos quiera vender lo que nos quiera vender la DGT.

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