martes, 15 de enero de 2008

LOS DE LA FLOR EN EL CULO

Me ha costado estrenar el año, y no por falta de cosas de que hablar, sino por falta de tiempo. Durante las vacaciones eso de tener a Leo todo el día, y estar en casa, y sobre todo, no tener que madrugar (por primera vez en mucho tiempo me he estado despertando todos los días más allá de las 10… ¡qué placer!) no me ha permitido jugar mucho con el ordenata, aunque me lleve el archivo a casa para trabajar en él si se daba la ocasión. Y la vuelta al trabajo ha sido demencial. Una semana sin camas, volviéndome loca para colocar a los pacientes, con todo el mundo despendolado… en fin, que no me extraña que me haya dado otra vez la tos psicosomática esa que me acosa cuando paso una mala época de stress…

Pero yo de lo que quería hablar esta vez es de un fenómeno que me tiene intrigada, y es el hecho de que cada vez se vean más coches entre el tráfico luciendo una flor en el culo. Sí, sí, como lo leeis… El domingo por fin descubrí lo que significaba la dichosa flor (una especie de margarita cutre que parece de Agatha Ruiz de la Prada), y no es más que un logo de una tienda de moda llamada Gurú de la que (perdón por mi incultura) no he oído hablar en la vida. Lo cual hace la tendencia más triste todavía. Porque si al menos la florecita en cuestión significase algo, no sé, paz, amor, cualquier otra idea hippy que es lo que me sugiere esa margarita cutre, o incluso fuese un símbolo nacionalista malentendido como el burro que se ponen los catalanistas (algún día hablaré de nacionalismos, lo prometo), lo entendería. Pero es que simplemente es publicidad… Entonces, ¿porqué hay tantas? Que no estamos hablando de una o dos, que es que en cualquier calle de la ciudad que te pierdas verás al menos cuatro coches con la florecita en cuestión en un semáforo.

Y lo peor de todo, suelen ser conductores pésimos! No sé si tiene algo que ver, pero puesto que todos los días me trago una o dos horas de coche entre el trabajo y recoger a Leo del cole, al final una lleva una estadística involuntaria de los conductores más peñazos. Y del mismo modo que tengo comprobado que la gran mayoría de los psicópatas de las autopistas, esos elementos que deberían estar en la cárcel que cuando vas a 120-130 por el carril de la derecha vienen a toda velocidad (o sea, por encimisima del límite de velocidad, ya que yo normalmente voy rozándolo) y echándote las luces para que te apartes, que pa eso vienen ellos, suelen ser BMWs (culpa de la publicidad, estoy convencida. Los anuncios de BMW precognizan el “yo soy la hostia porque tengo un BMW y tu un mierdecilla porque no te lo puedes permitir”), y que los que te pitan en los semáforos y luego se paran donde les da la gana son los taxistas; pues también he ido comprobando que cuando un coche se despista en un semáforo, va a paso de tortuga, se te cuela en un carril sin echar el intermitente, y un largo etcétera de torturas callejeras, prácticamente siempre, lleva pegada una de esas flores estúpidas en el culo. Vamos, que llegué a pensar que signficaban “Sí soy un capullo, ¿y qué?”.

Pues no. Significan “Gurú”, que al parecer es el nombre de una tienda de moda según me informó Gema el domingo pasado. Mi curiosidad malsana me lleva a google, ahora que ya tengo un nombre que teclear (la madre que los parió, encima son italianos, ni siquiera son producto patrio…). La manía de pegar la florecita en los coches parece que tiene su explicación, ya que fue Fernando Alonso quien al parecer la hizo popular. En fin, que les aproveche. A mí estas cosas me entristecen, me hacen pensar en la poca personalidad que tiene la gente. Hay miles y miles de diseños para pegatinas, y es normal que unos gusten más que otros, pero lo lógico es que con tanta variedad, no se vea uno tantas veces como este, teniendo en cuenta que este ni es especialmente bonito, ni tiene un significado especial… Olé sus huevos la chica que vimos el sábado, que llevaba una serie de pegatinas en la parte de atrás que simulaban agujeros en la carrocería muy bien simulados, hasta el punto que desde lejos parecían de verdad… Que diferencia con la niñata de esta mañana, que llevaba no una sino dos floripondias en un panda azul del año de la polka, y que debía pensar que dos flores le daban derecho a ocupar dos sitios en el parking del hospital. Aunque debería dar gracias, ya que al marcharse esta mañana del mismo, nos ha dejado aparcamiento a dos coches. Bastante más grandes que un Panda, los dos. Y sin florecitas.

Adenda del 22 de enero: Al día siguiente me encontré la dichosa flor ¡en el culo de un autobús de la línea Zaragoza-Huesca! Esta vez era roja, pero era la misma. Veo que van apareciendo variantes, porque ayer también vi otra con los pétalos más mustios. Variaciones del mismo tema, al fin y al cabo…

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