sábado, 14 de junio de 2008

SEMANA DE ACONTECIMIENTOS SORPRESA

El martes Leo y yo visitamos la Expo. Fue algo totalmente inesperado, ya que era un acto especial en el que invitaban a 30000 (creo) zaragozanos a visitarla antes de la inauguración oficial, este sábado día 14. El caso es que a las 4 de la tarde me llamó Mabel para decirme que habían conseguido 4 entradas y habían pensado en Josema y en mí. Como Josema (a pesar de ser su cumpleaños) no estaba, nos fuimos Leo y yo.

He de decir, lo primero de todo, que fuimos un auténtico desastre. Me dejé la tarjeta de la cámara de fotos (nunca la saco y por una vez, mira, se quedó fuera), las otras estaban prácticamente llenas, tuvimos que volver al coche a por el movil, monté el numerito padre en la entrada porque llevaba los bolsillos llenos de cosas y no me acordé de sacarlas en el detector de metales, y, en fin, probablemente varios detalles más que mi memoria misericordiosamente ha borrado nos hicieron entrar a las 8 en vez de a las 7,30 como esperábamos (antes era imposible, Leo salía a las 6 del cole y Mabel a las 7 de trabajar). Pero las dos horas escasas que estuvimos allí fueron deliciosas, no sólo por lo bonito del ambiente (sí, sí, la Expo es MUY bonita), sino por supuesto por la compañía, y la ilusión que le hizo a Leo ser “el primero de su clase en ver la Expo” y subirse al teleférico con Mabel (otra muestra de generosidad, Damián cedió su invitación para el teleférico a Leo, y nosotros dos les esperamos abajo, ya que no había suficientes para los cuatro) valieron la pena.

Por otro lado el jueves me sorprendió con una invitación a cenar con los participantes del Congreso de la Sociedad Española de Electro Medicina (o algo así). Había que ponerse de tiros largos (algo de lo que he perdido la costumbre, la verdad, aunque me guste), y era para esa misma tarde... Así que hubo que improvisar.

A veces en esas celebraciones me siento fuera lugar. No conozco a nadie, y hay que mantener unas formas que no siempre sé si consigo mantener.... Aunque no os lo creáis, soy bastante tímida y me cuesta “romper el hielo”. Así que me recuerdo durante la mayor parte de la cena contando los asistentes por mesa (aunque las mesas eran de 8, en la mayoría de los casos estábamos 7 personas), jugando con la vela del centro (una cosa redonda, como una lámpara, hecha de cera y con la vela dentro, que a todos nos llamó la atención), y preguntándome que pintaba allí. Menos mal que nos tocó con gente simpática, a una persona ya la conocía y a la otra me parece que también, y al final se nos unió un argentino que consiguió dar conversación a casi toda la mesa aunque solo fuera sobre temas de trabajo.

Al final lo pasé bien, valió la pena, y supongo que eso es lo que cuenta.


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