viernes, 6 de junio de 2008

EL ESPINAZO DEL DIABLO

Ayer estaban echando esa película en la TCM. Cuando volví de recoger a Leo, Josema (adicto a la tele como siempre) la tenía puesta, así que la medio vimos – digo medio vimos porque Leo estaba jugando y las escenas de fantasmas las intentábamos obviar.

El caso es que Leo no podía quedarse a dormir, así que mi padre pasó a recogerle sobre las 7,15 (yo tenía todo empantanado, porque estaba buscando telas para un traje para la nueva muñeca de Josema, pero vamos, ya no me doy mal al respecto), y se quedó un rato viéndola y hablando con nosotros para hacer tiempo hasta las 7,30 o por ahí que se irían a buscar a mi madre.

De pronto, salió la escena en la que cae una bomba al patio del orfanato, justo delante de uno de los niños, pero no explota. Entonces mi padre dijo “Eso mismo le pasó a tu abuelo en la guerra”. Historia que según él, mi abuelo José contaba a menudo, pero yo era la primera vez que la oía, así que escuché atentamente. Esas historias de la guerra, atroces como suelen ser, son apasionantes y odiaría que se perdieran, por eso decidí transcribirla aquí.

Al parecer, mi abuelo estaba en ese momento en el Ayuntamiento de Caspe. De pronto empezó un bombardeo y una bomba cayó en el edificio. Atravesó el tejado y varios pisos, y cayó en las escaleras con tan buena fortuna que no se golpeó la espoleta, sino que la bomba empezó a deslizarse escaleras abajo hasta detenerse justo a los pies de mi abuelo. Mi abuelo cerró los ojos e (imagino) apretó los dientes, preparado para el impacto. Cuando los volvió a abrir, la bomba no había explotado, y estaba allí, quietecita e imponente, muy grande según él decía, así que hizo lo que cualquiera hubiera hecho.

Salir corriendo.

Parece ser que además, el evento está registrado en el Ayuntamiento de Caspe.

3 comentarios:

Decadenttia dijo...

Mi abuelo materno nunca contó nada de sus experiencias en la guerra, ni siquiera a mi madre o a mi tía.
(De todas maneras fue uno de los de la Quinta del Biberón, pero nunca he tenido más datos que eso..)

Aunque durante aquellos años conoció a mi abuela, así que algo bueno tuvo para él.

Por cierto, buena película la del espinazo. Empecé a verla con cierto recelo pero me gustó bastante...

Nicasia dijo...

La verdad es que nuestro abuelos tiene (tenían en mi caso)interesantes historias que contar. Mi abuelo paterno era judío y cuando acabó la guerra civil decidieron huir a Francia, solo se quedaron aquí él y su hermana pequeña, porque eran muy críos. Esperaban reunirse con ellos mas adelante. Pero eso nunca ocurrió, dos años mas tarde desaparecieron sin dejar rastro en alguna parte de la frontera italiana. La ultima imagen que mi abuelo tenia de su padres fue despedirse de ellos en una estación. Las cosas de las guerras

Sonia dijo...

Lo primero de todo, ¡gracias por leer, y sobre todo, por comentar!, ha sido una muy agradable sorpresa, dado que este blog aún está en pañales.

Hay mucho que contar de la guerra. A mi no es un tema que me guste demasiado, y a nivel cinematográfico tiendo a rehuirlo (con contadas excepciones, como las dos fabulosas películas de Guillermo del Toro, que adoro por su componente fantástico), pero las historias de nuestros abuelos son apasionantes, porque son reales. De hecho, os invito a escribir más sobre ellos. Por mi parte, supongo que dedicaré alguna entrada más, dado el éxito de esta, y porque hay recuerdos que no quiero que se pierdan. Simplemente, cuando venga a cuento, alguna más pondré.

Curiosamente, a mi mis abuelos casi no me han contado nada de la guerra tampoco. Casi todas las anécdotas que atesoro me las han contado sus hijos (mis padres), incluso cuando mis abuelos aún vivían. Los echo de menos.

 
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