viernes, 23 de noviembre de 2007

EL SUEÑO DEL DÍA

Siempre me ha gustado escribir mis sueños, pero la verdad es que cada vez tengo menos tiempo… y se esfuman y se me escapan, y me sabe a cuernos…

Hoy he tenido uno de esos sueños raros pero reales. De esos que te joroba que suene el despertador y los interrumpa, no porque te lo estés pasando bien ni nada por estilo, simplemente porque son tan vívidos que cuando suena el despertador te entran ganas de gritarle “¡Pero si ya estoy despierta!”. Pero no lo estás, claro. Lo que pasa es que la transición de dormido a despierto es más dura, como si de pronto te arrancaran físicamente del mundo de los sueños, y te c*g*s en los muertos de quien inventó el despertador…

El caso es que a estas alturas ya está confuso e inenarrable, pero haré lo que pueda… Recuerdo que estabamos con la Cuchipandi, algo del estilo a la escapada del Salón del Manga, y como allí, íbamos al retortero entre varias pensiones. Así que nosotros dormíamos en una, aunque teníamos las cosas en otra (que además estaba en plena montaña) y el Salón era un tercer sitio. No sé porque la gente se iba de dónde estábamos casi corriendo, y yo me entretenía, como obsesiva compulsiva que soy, en revisar que no se nos perdiera nada (estábamos en pleno campo) y al final me iba con mi maleta llena de pelucas y zarrios varios que no eran míos y que no estaba segura de devolver si no me los reclamaban.

Íbamos directos al salón y ahí también estábamos como en un albergue, y también ahí tuve que recoger todo lo que había por medio, y de pronto me daba cuenta de que no habíamos ido a revisar la pensión original (la de la montaña) y esperaba con todas mis fuerzas que Mabel hubiera recogido nuestras cosas….

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